Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Poesía de...Domingo Alfonso

Con motivo de que este año celebra sus 80 de vida, El Tintero da a conocer a los lectores una pequeña muestra de la obra recogida en más de una decena de títulos de quien ya forma parte de lo más representativo de nuestra historia literaria

Autor:

Juventud Rebelde

Nació en Jovellanos, Matanzas, en 1935. Es graduado de Arquitectura y autor también de canciones y boleros. Pertenece a la llamada generación de los 50 y su obra resulta imprescindible para comprender la poesía que se escribió en Cuba en los primeros años de la Revolución Cubana. Con motivo de que este año celebra sus 80 de vida, El Tintero quiere dar a conocer a los lectores una pequeña muestra de la obra recogida en más de una decena de títulos de quien ya forma parte de lo más representativo de nuestra historia literaria.

 

Nuestro abuelo

 

Seis cabezas de lana; nuestro abuelo

desgranando la fábula risueña,

a la lumbre dorada de la leña

que azula la cocina con su velo.

 

Sentados o tendidos por el suelo,

los chiquillos que andaban a la greña

forman cerco de sombra a la reseña

coronada de helado y caramelo...

 

Pero el tiempo deshizo aquel sonoro

cerco de risas, y un amargo día

¡dos pupilas cerradas y sin luz...!

 

Luego hileras de cirios, danzas de oro

en la trágica esperma en agonía,

nuestro llanto, una tumba y una cruz.

 

Soneto

 

Esta mujer, que amo... y no me ama,

por amar a quien nunca la ha querido;

este humo que tanto he perseguido

y que escapa de mí, cual de la llama.

 

Esta agua de azucena que derrama

en la sed que por ella nunca ha ardido,

ni arderá alguna vez, y no ha podido

derramar en la boca que se inflama.

 

Esta mujer que me persigue huyendo

y en vano el horizonte persiguiendo;

este cielo distante de mi senda;

 

este juego de amor, que no comprendo;

esta mujer a quien la vida ofrendo

y que acaso no valga ni la ofrenda...

 

La dama desde un lejano tiempo

-Para:…-

 

Esta mujer que contemplo ante mí

puede ser la sombra perdida

de otra, cuya sangre ha sido.

Pasa entre los goznes de la tarde

Cubierta por un poncho color azafrán

regalo de la naciente noche

y me arrastra, con su fugaz presencia

hacia torbellinos de sensaciones entrecruzadas

caleidoscopios donde se mezclan sentimientos.

Ella ¿Por qué razón a mis setenta años?

Mi camino fue transitado lejos de su silueta

¿Dónde se dirige, por qué este cáliz, cuál su destino?

Verla y desaparece: ¿qué lección para mí?

Pasó y no está

Sé que la envuelven misterios de atracciones e incógnitas

amores, hijos, amistades

flotando en su redor.

Como un extraño cuerpo

tendrá, hermoso imán, estela de personas;

historias vividas, imágenes sin formar sustancia.

La presiento, desde lejanos tiempos:

Hermosa dama ignorada, su génesis lejana

se adueña de mi cerebro y manos

(en remotísimo influjo)

para dictarme estas líneas

Que son su poema.

 

Mayo 2 del 2004

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