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Convertir ciencia en placer

Muchos le temen a las ciencias exactas por considerarlas las asignaturas más difíciles. La búsqueda de fórmulas didácticas para que los estudiantes se acerquen a estas, es una necesidad para el desarrollo armónico del país

Autor:

Margarita Barrios

Una enseñanza monótona. El no reconocimiento de su aplicación práctica en la vida cotidiana. Falta de preparación de los profesores. Lagunas en los conocimientos que hacen incomprensibles lecciones más avanzadas…

Estas son algunas de las razones que alegan los estudiantes para argumentar que el aprendizaje de las ciencias exactas se convierte en ocasiones en verdadera agonía. Y a la hora de elegir carrera, son las humanidades las más favorecidas.

El VI Congreso Internacional Didácticas de las Ciencias, al cual concurrieron unos 400 profesores de 14 países, demostró que la preocupación por la desventaja en el gusto juvenil por esas materias no es solo un asunto de los cubanos.

El Doctor en Ciencias Paúl Torres Fernández, investigador del Instituto Central de Ciencias Pedagógicas (ICCP), afirmó que es imprescindible buscar vías, mecanismos para fortalecer desde la clase el aprendizaje de esas asignaturas, y destacó que en nuestro país existen amplias y novedosas experiencia pedagógicas en este sentido.

«Se trata de hacerlo desde un ambiente relajado, distendido, basado en la creatividad y las potencialidades del estudiante. Cuando lo logremos, podremos revertir la desventaja de las ciencias con relación a las humanidades. En este encuentro hemos visto muchas buenas fórmulas».

—Un papel fundamental lo tiene entonces el maestro…

—Las investigaciones sobre el proceso educativo reportan con mucha fuerza que la preparación del maestro es elemento clave a fortalecer, pero no se puede desconocer el papel de la familia que insta al estudiante a seguir otros caminos a la hora de elegir profesión por considerarlos menos difíciles y con empleos más llamativos.

—Hay estudiantes que alegan dificultades para entender algunas materias.

—Las ciencias suelen ser más complicadas, pero quizá no hemos sabido explotar suficientemente bien las posibilidades para su aprendizaje. La educación tiene un papel esencial en el desarrollo de nuestras naciones. De ahí la importancia de profundizar en las vías para mejorar la calidad de la enseñanza de esas materias, pues sin ciencia no se puede avanzar.

Con el sabor de lo cotidiano

El estudiante no ve a la Química vinculada a su vida cotidiana, y no hay mejor laboratorio que el cuerpo humano; lo que hacemos en la cocina, el aire que respiramos… explica la máster Elsa Ibáñez Fernández.

Profesora de Química durante 27 años y con la alta responsabilidad de formar maestros en la Universidad de las Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona, de la capital, realiza una novedosa experiencia en su comunidad para sensibilizar a niños y jóvenes con esa asignatura.

«Vivo en Arroyo Naranjo. Allí, en la terraza de mi casa, convoco cada domingo a los niños de mi barrio para que a través de experimentos y charlas vinculadas a la vida cotidiana se acerquen a la Química. Ya se autodenominan «Los químicos del futuro». Están muy motivados y han ido involucrando también a adultos en las tareas que les pongo para que investiguen sobre temas que pueden ser curiosos.

«Por ejemplo les digo: ¿Por qué lloramos cuando se pica una cebolla? o ¿por qué el vinagre se echa a la lechuga cuando se va a comer, y no mucho tiempo antes? Y luego les explico las razones, las reacciones químicas que ocurren, o se las dejo de tarea para que investiguen. Cuando usted vuelve a su práctica cotidiana ya va transformado, y contribuyo también a la calidad de vida, a la nutrición.

«Dimos una charla sobre el alcohol y sus efectos en el cuerpo humano. Eso influyó en ellos; ahora tienen conciencia de lo que ocurre. Yo no les puedo dar una conferencia de Química, pero de esta forma tienen una concepción más científica de lo que hacen».

—Usted forma maestros. ¿Llevará esta experiencia a su aula?

—El maestro no puede encerrarse en el marco de la escuela; pienso motivar a mis alumnos, que serán profesores de ciencias naturales muy pronto, a que también multipliquen esta experiencia, que se puede adecuar a cualquier espacio.

S.O.S. ciencia

Susette Llop Canales es profesora del capitalino Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Pedagógicas Vladimir Ilich Lenin. Y aunque se supone que allí los estudiantes concurren motivados por las ciencias, ella estaba preocupada por la poca aceptación de los temas relacionados con el cuidado del medio ambiente.

«Hice una encuesta y los estudiantes refirieron que los encontraban tediosos, pues siempre se impartían a través de conferencias. Empecé a pensar en una forma diferente para abordar esa problemática, tan necesaria, y aunque no soy especialista en informática pensé en una multimedia.

«Así surgió sos@planeta.com, para contribuir a la educación ambiental de los estudiantes de preuniversitario. La Tierra está en riesgo y ellos son los científicos del mañana; por eso es muy importante que desde sus profesiones sean luego capaces de lograr un desarrollo sostenible. Eso hay que sembrarlo desde ahora».

Susette explicó que la multimedia tiene insertados videos, fotos, presentaciones en power point y algunos documentos como la Ley 81 sobre Medio Ambiente y la Estrategia Medioambiental Nacional, que son rectores y a veces se les dificulta encontrarlos en las bibliotecas escolares.

«Además, tiene una carpeta con sugerencias para profesores de las diferentes asignaturas. Les señalo en qué parte del programa pueden recurrir a la multimedia para sus clases y también para orientarles a los estudiantes su utilización».

Esta multimedia se encuentra disponible en laboratorios de computación de la Lenin, pero la profesora aspira a que se lleve al resto de los centros de ese nivel de enseñanza.

Los maestros saben que tienen una gran responsabilidad en la formación vocacional de sus alumnos. De ellos depende en buena medida que el país forme hombres de ciencias.

Tal como demuestran estas experiencias, en el proceso de investigación pedagógica se pueden identificar dificultades hacia el interior de los sistemas educativos. De ahí la importancia de una maestría en Ciencias Pedagógicas, que propicia en todo el país la investigación de maestros frente al aula, pues favorece que se impliquen con otros especialistas en el proceso de mejora y cambio en función de la calidad del sistema educativo en general, y en especial para la enseñanza de las ciencias.

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