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¿El año de la inseguridad virtual?

El 2013 ha revelado los desafíos que enfrentan las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, especialmente preservar la privacidad

Autor:

Amaury E. del Valle

Cada 12 segundos se comete un ciberdelito en el mundo. O sea, casi un millón de cibernautas es atacado virtualmente cada día.

La estadística, revelada recientemente por un estudio de Cibercrimen Norton (División de Investigaciones de Norton Antivirus), evidencia que el mundo virtual tiene una tasa de «delincuencia» que supera a alguna de las urbes más violentas del mundo.

La investigación sostiene que en lo que va de año al menos 378 millones de usuarios web fueron víctimas de delitos informáticos, entre ellos la recepción de virus o malware, el robo de identidad, el «hackeo» de cuentas, el fraude financiero o la difusión de fotografías y videos íntimos. O sea, los delitos vulneran a más de un millón de cibernautas cada día.

Y es que los delitos informáticos, además de aumentar, también han tenido un «curioso» comportamiento en 2013, especialmente porque ciertas revelaciones han situado a gobiernos como el de los Estados Unidos, como uno de los principales cibercriminales contemporáneos.

Mercenarios del mouse

Cualquier resumen que se haga sobre seguridad informática en el año 2013, deberá mencionar de forma insoslayable a Edward Snowden, el ex contratista de la Agencia Nacional de Seguridad de los Estados Unidos que develó al mundo las dimensiones de un sistema de espionaje global.

La revelación de los casos Prism, XKeyscore y Tempora, y de otros programas de vigilancia impulsados por el Gobierno norteamericano, con la complicidad de agencias y empresas de todo el mundo, ha puesto seriamente en entredicho la supuesta «inviolabilidad» de nuestros datos en la red de redes.

Snowden, un muchacho callado y algo introvertido, abrió la caja de Pandora al revelar cómo grandes monopolios de Internet como Google, Yahoo, MSN, Microsoft, Apple y otros, colaboran de una u otra forma con el escudriñamiento de la vida de las personas que hacen los organismos de inteligencia norteños.

Inevitablemente habrá un antes y un después de Snowden en cuanto a comunicaciones por la web, ya que luego de sus escandalosas revelaciones, mucha gente se pregunta al escribir un correo electrónico, quién lo estará leyendo realmente del otro lado.

Un informe publicado por Karspersky Labs, una de las mayores empresas de seguridad informática del mundo, reconoce que si bien en 2013 continuaron las campañas de ataques avanzados a gran escala, como Octubre Rojo o NetTraveler, se han adoptado nuevas técnicas por parte de los cibercriminales, incluyendo la de alquilar cibermercenarios especializados en operaciones fugaces contra objetivos específicos.

Los tiempos de las grandes infecciones de virus parecen haber quedado atrás. También ha muerto la imagen idílica de un pirata informático como un muchacho medio loco, encerrado en una habitación, tratando de penetrar, a fuerza de inteligencia y para demostrar su audacia, en complicados sistemas informáticos.

Los ciberdelincuentes actuales pueden usar cuello y corbata, o viajar en jets y alojarse en lujosos resort. No se trata de un juego o de una proeza de ingenio. Son verdaderas mafias informáticas, bien adiestradas y organizadas, con alta tecnología, que desfalcan millones.

Para ello no lanzan ataques masivos, salvo que quieran ocultar sus huellas, sino que eligen cuidadosamente a sus víctimas, las físicas y las virtuales, estudian los sistemas, servidores, programas, detectan las vulnerabilidades, y por ellas penetran para robar, ya sea dinero o el bien más preciado de todos: información.

Vaciar el móvil

Según el último Reporte Global, de Cibercrimen Norton, el costo global de los delitos informáticos este año superará los 113 000 millones de dólares, cantidad suficiente como para organizar otras diez veces los Juegos Olímpicos de Londres (que costaron poco menos de 9 000 millones de libras esterlinas).

De las múltiples plataformas que abarcan los delitos virtuales, es la de los móviles la que mayor crecimiento ha obtenido, especialmente porque el 48 por ciento de los encuestados por Norton reconoció que no utiliza medidas de protección básicas como contraseñas de acceso, mientras que otro 57 por ciento desconoce de la existencia de software de protección para dispositivos móviles.

Lo anterior explica el crecimiento explosivo de programas maliciosos para dispositivos móviles, de los cuales existen ya más de 148 427 modificaciones agrupados en 777 «familias», según estadísticas publicadas por Karspersky Labs.

La gran mayoría de estos softwares dañinos son para móviles con sistema operativo Android, esta plataforma es, además de la más difundida en el mundo, una de las más fáciles para desarrollar aplicaciones y descargarlas desde cualquier sitio.

Robos totalmente virtuales

Este año también se han producido los primeros «atracos virtuales», o sea, no solo por Internet o a personas y sitios en la red, sino incluso el robo de monedas cibernéticas como el ya difundido bitcoin.

A la usanza del euro o el dólar estadounidense, el bitcoin es una moneda que sirve para intercambiar bienes y servicios y que fue creada en el 2008 para ser usada en las redes de intercambio de archivos como un medio de pago.

Sin embargo, los bitcoin se han convertido ya en una verdadera divisa electrónica, que se usa para comprar y pagar en Internet, y que incluso comienza a ser considerada por los bancos para valorar su tasa de cambio con respecto a otras monedas físicas como el euro, el dólar o el yen, por solo citar algunas.

De hecho, las previsiones de Karspersky Labs indican que en 2014 los mercados financieros sentirán la onda expansiva del bitcoin, que está recibiendo grandes cantidades de dinero desde China y desde todo el mundo, y que podría llegar a cotizarse a un nivel muy alto.

No debe extrañar entonces que los «cibercacos» hayan comenzado a mirar con gula hacia esta nueva moneda, y este año se hayan producido los primeros, pero no los últimos, incidentes de robos.

Cuba en la mirilla

En lo que va de año, en Cuba se han detectado 152 programas malignos, de ellos un solo virus, 107 troyanos y 44 gusanos, según datos publicados en su página web por la Empresa de Consultoría y Seguridad Informática, Segurmática (www.segurmatica.cu).

La cifra es muy curiosa, pues representa casi la mitad de 271 software maliciosos reportados el año pasado, y apenas una cuarta parte de los 431 pesquisados en el 2011, y muchísimo menos que los 1 840 que llegó a señalar Segurmática en el año 2008.

¿Ha disminuido la cantidad de programas malignos? ¿Ha mermado la capacidad de detección? Valdría la pena profundizar en ambas preguntas, pues si bien es una tendencia mundial que los ataques sean menos masivos y más dirigidos, también en Cuba ha aumentado significativamente el uso de las nuevas tecnologías, por lo que llama la atención que las cifras de amenazas sean tan bajas.

Lo que sí es evidente es que, como mismo sucede en el resto del planeta, la privacidad se ha vuelto una cuestión primordial, no solo ya para el correo electrónico, la navegación, sino incluso en los móviles, expuestos a ataques, pero también al robo de información, como lo evidencia el hecho de que hoy circulen de celular en celular hasta los directorios telefónicos con los datos particulares de los usuarios.

Adoptar medidas adecuadas, más que limitar o prohibir, es el mejor camino, y en ello será la educación, especialmente la de los propios usuarios, la clave fundamental para interactuar seguros con las nuevas tecnologías.

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