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Los piratas de Internet

El sitio The Pirate Bay, destinado al intercambio de archivos con el protocolo BitTorrent, fue cancelado por la policía sueca, acción que revive la controversia sobre los derechos de autor en Internet

Autor:

Yurisander Guevara

Un grupo de policías suecos incautó el pasado 9 de diciembre una serie de computadoras, servidores y otros equipos informáticos que operaban en Estocolmo al servicio del sitio The Pirate Bay (TPB). La acción ocasionó su caída y hasta el momento no ha logrado ser restaurado, al menos no en su forma original.

The Pirate Bay es un sitio nacido en 2003 que permite a sus usuarios obtener archivos mediante el protocolo BitTorrent, diseñado para el intercambio de grandes ficheros entre los internautas.

En principio, el uso del protocolo BitTorrent —conocido simplemente como torrent o P2P, siglas en inglés de peer-to-peer, punto a punto—, es legal y no existe regulación que impida el traspaso de ficheros.

Sin embargo, a lo largo de la historia ha sido utilizado principalmente para el traspaso de materiales audiovisuales, software y otro tipo de archivos protegidos por el derecho de autor.

Desde que surgió en abril de 2001, el protocolo BitTorrent dio cabida a una serie de sitios en Internet que permiten obtener literalmente lo que desees: el último capítulo de tu serie favorita, la versión final del sistema operativo Windows, videojuegos, y cualquier otro material por el cual debes pagar para tener acceso.

Entre todos los portales, TPB es quizá el más emblemático. Su lema ha sido en todos estos años permitir el libre acceso al intercambio de archivos.

Nace un barco pirata

En 2003 los miembros del grupo Piratbyran (expresión sueca para Buró de Piratería) crearon The Pirate Bay. Peter Sunde, uno de sus fundadores, explicó que si bien había sitios como Supernova con torrents en sus bases de datos, no existía una «biblioteca» que los reuniera a todos. Eso fue lo que creó su equipo.

Las diferencias de criterios al interior del grupo provocaron que en 2004 The Pirate Bay se independizase de Piratbyran. Durante dos años el sitio operó en medio de una estrecha vigilancia de los grupos pro derecho de autor, e ignoró todos los reclamos legales en su contra.

Famosas se hicieron las cartas que recibían de parte de corporaciones mediáticas estadounidenses, las que reclamaron el retiro de sus producciones y recibieron respuestas que se pueden calificar cuando menos de groseras.

Por un lado, en estas cartas se aprecia el espíritu transgresor de la territorialidad con que opera Estados Unidos. Según una de las misivas enviadas por DreamWorks, se solicitó a TPB retirar de su sitio los enlaces para la descarga del filme animado Shrek 2, basados en que infringían la ley de derechos de autor aprobada en suelo estadounidense y por tanto serían acusados de perjurio.

El grupo sueco respondió de forma soez, tal y como aparece en la carta publicada por imgur.com, un portal que guarda imágenes virales de la web: «Como podrían o no saber, Suecia no es un estado de  EE.UU., sino un país ubicado al norte de Europa. Por tanto la ley de Estados Unidos no aplica en Suecia... Nosotros y nuestros abogados consideramos que ustedes son unos imbéciles...».

La irreverencia de TPB les hizo ganar aún más notoriedad y la furia de las grandes corporaciones mediáticas, que desde Estados Unidos presionaron para su cierre.

Llegó entonces el miércoles 31 de mayo de 2006. Ese día un grupo de 65 policías suecos irrumpió en las instalaciones de TPB y confiscó sus equipos. Tres días después TPB estaba en línea nuevamente. Fue el inicio de una guerra que se ha extendido por ocho años.

Entre arrestos y cierres, algo más que un sitio

El arresto inicial de los fundadores del sitio no quedó en una simple redada policial. En 2008 Gottfrid Svartholm y Fredrik Neij, sus creadores junto a Peter Sunde y Carl Lundström, propietario de la empresa de telecomunicaciones que ofrecía la infraestructura a TPB, fueron acusados por la justicia sueca de facilitar la vulneración del derecho de autor.

En 2009 los cuatro fueron sentenciados a millonarias multas y un año de cárcel. Lundström fue el primero en cumplir la condena. En 2012 Svartholm fue detenido en Cambodia, país que pese a no tener tratado de extradición lo envió a Suecia presionado por las grandes transnacionales estadounidenses.

Sunde intentó politizar el asunto y fundó el Partido Pirata de Finlandia, pero fue detenido durante unos meses este año, mientras Neij fue puesto bajo custodia a comienzos del pasado noviembre en Tailandia.

Sin embargo, todos estos arrestos no impidieron que TPB siguiera en línea. Y es que según publicaciones especializadas en temas tecnológicos como Xataka, el sitio era operado por Reservella, una misteriosa compañía con sede en las Islas Seychelles. De esta empresa no se ha averiguado prácticamente nada, y mientras, TPB expandió su radio de acción.

TorrenFreak, un sitio dedicado  a reportar noticias del mundo de intercambio de archivos, informó en 2013 que TPB se convertía en el principal sitio de descargas del mundo, por encima de otros como Mega, del alemán Kim Dotcom. De este personaje hablamos una vez en esta página, pues Mega es el residuo de lo que alguna vez fue Megaupload, un sitio que corrió la misma suerte que TPB.

No obstante, antes del cierre, TPB contaba con aplicaciones para dispositivos móviles en los sistemas operativos Android e iOS, e hicieron un navegador propio: The Pirate Browser, con más de cinco millones de usuarios. Google retiró la pasada semana de su tienda de Android la aplicación.

Ante la imposibilidad de tomar más medidas, algunos países bloquearon a The Pirate Bay dentro de sus fronteras.

En otras ocasiones, los grandes creadores de contenido optaron por técnicas menos «sutiles». El sitio dslreport.com filtró en 2007 varios correos electrónicos donde se solicitaban los servicios de hackers para «tumbar» TPB.

En medio de toda esta guerra, el sitio sueco creó una infraestructura utilizando máquinas virtuales alrededor del mundo, «camufladas» en centros de datos que ni siquiera sabían que los hospedaban. En teoría les permitiría sobrevivir a una redada similar a la de 2006 al estar diseminados en todo el planeta.

Este 9 de diciembre la teoría se probó errónea. The Pirate Bay salió de circulación. No obstante, enseguida aparecieron decenas de sitios que lo clonaron, aunque la mayoría estaban cargados de virus. Solo uno es confiable por ahora, oldpiratebay.org, rescatado por IsoHunt.to, que afirma tener guardada toda la base de datos del sitio original.

Una respuesta a lo que depara el futuro inmediato la brindó el abogado sueco Henrik Pontén, quien afirmó esta semana que trabajan «para seguir derrumbando» sitios cuyo modelo de negocio se base en la distribución de contenido protegido por derechos de autor. ¿Es el fin de la piratería en línea o regresará The Pirate Bay como si fuera el barco Perla Negra?

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