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Indiscreciones en red

La comunicación que hoy permite Internet convierte en globales hechos que habrían pasado inadvertidos hace una década, y que pueden ser positivos o comprometedores

Autor:

Yurisander Guevara

La socialización a través de Internet cobró fuerza hace poco más de una década con la aparición de redes en las que los usuarios ganaron en protagonismo, una era que se ha llamado Web 2.0 por la evolución de las interacciones en las plataformas digitales.

Antes del año 2004, aproximadamente, Internet era unidireccional. Las páginas web estaban limitadas a aquellos que pudieran pagarse un dominio y contratar un servicio de programación para elaborar el sitio en línea. Los usuarios, por su parte, eran simples consumidores de información.

La nueva era en línea trajo consigo cambios sustanciales en la manera de interactuar. Con las redes sociales digitales que comenzaron a pulular, desde MySpace hasta el boom de Facebook y Twitter, pasando por plataformas donde los usuarios creaban sus propias páginas web, de pronto el mundo conectado —que no es lo mismo que todo el mundo— tuvo a su alcance la posibilidad de ser productor de datos en línea como nunca antes.

Una década más tarde todavía se analiza el poder que realmente tienen las redes sociales y cómo pueden influir en la creación de situaciones positivas o comprometedoras.

A propósito de la influencia de internet en el mundo de hoy, traemos a los lectores un compendio de interesantes historias humanas con las que podemos reflexionar acerca de nuestro comportamiento en la sociedad.

Verdugo como ninguno

A mediados del pasado mes de mayo, una mujer llamada Melissa, empleada de la transnacional estadounidense Starbucks —que se dedica a vender refrigerios y café—, insultó a una clienta en una tienda de Broadway, Nueva York, pues esta última se demoró en encontrar su tarjeta de crédito para pagar la orden.

Melissa fue filmada por otro cliente que subió el video al repositorio de YouTube y lo envió a Ruby Chen, la maltratada. Esta, a su vez, se quejó en la página de Facebook de Starbucks y compartió el video, que en pocas horas se hizo viral en Internet.

El resultado, seguro ya lo adivinó el lector: Melissa fue despedida de Starbucks, aunque no ha sido la única que se ha visto sin trabajo y expuesta públicamente.

En Canadá, la periodista de Televisión Shauna Hunt reportaba fuera de un estadio antes del comienzo de un evento deportivo, cuando varios hombres se posicionaron detrás de ella y comenzaron a molestarla. Uno de ellos llegó a pronunciar una frase muy grosera y de alto contenido sexual, lo que provocó que la comunicadora se le encarase: «¿Quieres humillarme? Estoy harta. Oigo esto cada día, diez veces al día. Es poco respetuoso y degradante», dijo Hunt a uno de ellos, según el diario The Guardian.

A la afirmación del hombre de que se trataba de «una frase bastante sustancial» que no tenía nada que ver con ella, la periodista respondió: «Cuando te diriges a mi micrófono, hablas a mi cámara y te diriges a los espectadores de mi cadena de Televisión, es poco respetuoso».

El incidente se extendió como la pólvora por internet y los usuarios protestaron en las redes sociales por el comportamiento discriminatorio y vulgar del individuo.

El hombre en cuestión, Shawn Simoes, perdió su empleo en la empresa de suministro de electricidad Hydro One, en la que trabajaba como mánager. A través de su cuenta en Twitter, la empresa confirmó el despido y explicó que Simoes había violado el código de conducta de la compañía. «Cualquier acoso o discriminación tendrá tolerancia cero», indicó el perfil.

Internet, el peor castigo

Y si las historias anteriores parecen terribles, hay una particularmente singular que demuestra cómo una de las herramientas más poderosas creadas por la humanidad puede convertirse en nuestra peor pesadilla si no nos comportamos correctamente.

El pasado 22 de febrero el joven español Mario García Montealegre golpeó con los pies y derribó con el más puro estilo futbolero a una mujer que esperaba para cruzar un semáforo en la ciudad de Barcelona.

García Montealegre fue grabado por sus amigos, quienes reían ante tal dislate. El desgraciado e inmortalizado momento se publicó en las redes sociales y provocó una gran indignación en España. El joven fue detenido y puesto en libertad bajo fianza a la espera de un juicio, lo que ni siquiera será su peor castigo.

Y es que internet se ha encargado de recopilar su información para la historia. Hoy su nombre y dos apellidos como término de búsqueda devuelve nada menos que 281 000 resultados en Google.

Con este antecedente, su identificación figura en las direcciones web de varios grandes medios de comunicación que tienen autoridad en los buscadores, y por tanto es imposible para él esconder el incidente. Tampoco puede pedir que se borren las noticias al respecto, pues cometió un delito, y para recurrir al «derecho al olvido» tendría que ganar el juicio, algo que parece imposible.

Además, gracias a Internet, se descubrió que el acto deleznable de Barcelona no fue algo aislado: en 2013 García Montealegre había agredido a una mujer de la misma forma en otra ciudad española. Al final va a tener que cambiarse el nombre, ¿no creen?

Atrápame si puedes

Internet también es una herramienta que puede ayudar a la Policía a encontrar delincuentes.

El 13 de febrero pasado los agentes del orden de Gwent, localidad de Gales, Reino Unido, publicaron en Facebook un aviso en el cual informaban de las características de un delincuente que «recibió una sentencia y fue puesto en libertad con ciertas condiciones que debía cumplir y no ha cumplido».

«Jajaja agárrenme si pueden. No voy a caer», escribió en la citada publicación el adolescente galés.

Dos días después, el joven identificado como Logan Rhys James fue detenido por la policía, según informó la institución a través de su cuenta oficial en Facebook.

A inicios de mayo, la Policía del estado de Montana, EE.UU., detuvo a un joven acusado de robo y falsificación, según informó el diario local Great Falls Tribune. Levi Charles Reardon, de 23 años, había dado «Me gusta» en la publicación de su ficha policial en Facebook. Tras revisar su perfil, los agentes encontraron un selfie (autorretrato) del delincuente, por el cual pudieron ubicarlo y arrestarlo.

Historias conmovedoras

Al tiempo que las fuerzas del orden se auxilian de las redes sociales, también los ciudadanos lo hacen. Algunos han cumplido un sueño, otros han salvado su vida.

Tal es el caso de una mujer identificada como Susann, que colgó en Facebook un selfie tras ser atacada, con el mensaje «Ayuda por favor». Sus amigos vieron la foto y avisaron a la policía, la que acudió a casa de la afectada y la salvó de una brutal golpiza que le propinaba el esposo con una pistola, indicó el canal televisivo estadounidense WKYT-TV.

Pero quizá una de las historias más impactantes de Internet ha sido la protagonizada por «la abuelita Lida».

Relata la cadena televisiva Russia Today que gracias a Alexánder Chiornyj, reportero del diario ruso Kommersant, Lida pudo asistir a un concierto de su cantante favorito.

Chiornyj encontró a Lida en el metro de Moscú y le llamó la atención por cómo miraba una máquina expendedora de periódicos. El reportero se ofreció a comprarle uno, pero la abuelita respondió que no era necesario, que solo leía una nota con la foto del cantante franco-armenio Charles Aznavour, que anunciaba un concierto.

Durante la conversación, grabada por el reportero, la mujer, apodada «la abuelita Lida» en las redes sociales, reveló que siempre le ha fascinado la canción francesa, y de repente empezó a cantar con perfecto acento la emblemática canción de Edith Piaf Non, je ne regrette rien.

«¿Dónde aprendió usted francés?», inquirió Chornyj. «No sé francés», respondió Lida y agregó: «Es que me gusta cantar».

El periodista publicó en su página de Facebook el video, el cual acumuló centenares de miles de visualizaciones y provocó un movimiento solidario para reunir el dinero que permitiera a la anciana asistir al concierto que leía en el diario.

Unos días después Chornyj anunció en su página que los organizadores del espectáculo le contactaron para decirle que Aznavour en persona conocería a Lida y se reuniría con ella tras el concierto, al cual estaba invitada.

Posteriormente, el periodista publicó en su cuenta un video grabado por el propio cantante francés, quien se comprometió a bajar los precios de las entradas para sus presentaciones porque son demasiado caras para muchas personas como «la abuelita Lida». Lo dicho, Internet ha cambiado mucho y ya no solo reduce distancias: también acerca los abrazos cuando nos lo proponemos y alerta sobre la necesidad que tenemos de ser siempre mejores seres humanos.

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