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Balitas automatizadas

Cuba desarrolla un novedoso sistema informático para mejorar el control y la productividad con los cilindros de gas licuado

Autor:

Yurisander Guevara

La informatización de una sociedad es un proceso tan amplio que supera con creces la noción popular de estar conectados a Internet. Aunque la conectividad de los ciudadanos para cualquier país es un proceso necesario y altamente deseado, sin dejar de ser complejo, un aspecto que no se puede dejar de lado es la automatización.

En la clausura del 1er. Taller Nacional de Informatización y Ciberseguridad, celebrado en febrero de 2015, el Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel, afirmó que la automatización de procesos es un desafío para Cuba, y su implementación tiene que responder a las problemáticas que plantea la situación demográfica del país.

Acaso como respuesta a esta premisa, ya en Cuba se desarrollan planes que implementan las Nuevas Tecnologías en función de agilizar procesos cotidianos.

Uno de esos proyectos es el Sistema Automatizado para el Control de Cilindros de Gas Licuado de Petróleo, las popularmente conocidas como «balitas».

Este sistema ha sido desarrollado por la empresa Tecnomática, adscrita a la Unión Cuba-Petróleo (Cupet), y fue presentado como parte del Panorama de las Tecnologías de la Información y la Comunicación en Cuba en la 16ª Convención y Feria Informática 2016.

Juventud Rebelde conversó con Ariel Lizama Someillan, especialista en Informática de la empresa Tecnomática, quien explicó que el nuevo sistema automatizado para las «balitas» comenzó a implementarse el pasado año en el capitalino municipio de Regla.

Ya completado ese municipio, se labora actualmente en automatizar los puntos de gas licuado en Guanabacoa, para incorporarlos a este sistema que facilita el control de activos y garantiza que los cilindros estén en excelente estado técnico.

Luego tocaría el turno a los municipios de La Habana del Este y Cotorro, un plan que abarca hasta 2017. Más allá, la intención de los especialistas de Tecnomática es automatizar el proceso en toda la capital, territorio con el mayor número de balitas, cifradas en cerca de un millón.

Una etiqueta para todos

¿Qué beneficios trae la implementación de la automática en un proceso como este?

Según documentos del proyecto de Tecnomática a los que tuvo acceso Juventud Rebelde, el sistema ingenieril cuenta con una serie de componentes que abarcan todo el proceso productivo de las balitas.

En el caso específico de los cilindros de gas licuado, los mismos necesitan un seguimiento que brinde su ubicación y rinda cuentas de su estado de mantenimiento. Tiene sentido, sobre todo cuando sabemos que esta es una herramienta de uso doméstico que debe ser manipulada con mucha precaución.

La etiqueta RFID (detallada en el círculo) tiene una vida útil de 20 años y resiste condiciones extremas. Foto: Cortesía de Tecnomática

Para la implementación del sistema en las balitas cubanas, se estudiaron casos de éxito en Turquía, España e India, indican los especialistas de Tecnomática.

Así, se diseñó un proyecto que abarca la fábrica de cilindros, sus puntos de almacenamiento, las plantas de llenado y mantenimiento, y los clientes, ya sean personas naturales o empresas.

Una de las novedades que ya se observa en las balitas del municipio de Regla, por ejemplo, es una singular etiqueta incrustada en su parte superior, generalmente alrededor del agarre de los cilindros.

Conocida como etiqueta RFID (siglas en inglés del Sistema de Almacenamiento y Recuperación de Datos Remoto), se trata de un dispositivo que funciona a manera de transponedor, y emite una señal de radio de baja frecuencia que puede ser leída por equipos programados al efecto.

Acaso ya ve usted las ventajas de usar este tipo de etiquetas, pero permítame explicarme con más detalle: en la actualidad, cuando un usuario del servicio de gas licuado va a buscar su balita, debe llevar el comprobante de la última compra donde aparece el número de serie del cilindro entregado y la fecha en que debe cambiarlo. Una vez en el punto de gas, el operador anota esos datos y procede entonces a cambiar la balita, no sin antes rellenar otro comprobante para la próxima operación.

Con la inserción de una etiqueta RFID, información como el número de serie de la balita, cuándo fue adquirida, entre otras cuestiones, puede ser almacenada digitalmente en su interior para luego ser leída por el operador con un terminal portátil en el punto de venta, una vez que se instale el sistema automatizado ideado por Tecnomática.

Las etiquetas RFID son además extremadamente resistentes y flexibles. La resistencia la comprobó Tecnomática en el proceso de granallado. El mismo se aplica en la fase de rehabilitación de los cilindros, los cuales con decapados con granalla metálica y pintura térmica a una temperatura de 200 grados Celsius.

Luego de ser sometida a esas condiciones extremas, la etiqueta RFID sobrevive perfectamente. Lo mismo sucede luego en el proceso de pintura final, donde se lee también con facilidad la información que contiene.

Unido a ello, Tecnomática desarrolla un sistema de servidores que guardarán la información de forma remota en bases de datos, puesto que todas las operaciones en cada uno de los puntos de la cadena productiva quedarán registradas automáticamente.

Para ello los terminales de los responsables de venta solo tienen que leer las etiquetas RFID y la información se enviará a los servidores centrales. Estos equipos lectores de etiquetas RFID utilizan la misma frecuencia de la red mediante la cual operan los móviles.

El nuevo sistema elimina también el vale llenado a mano por los operadores, con números como la fecha de recambio —que a veces son difíciles de entender—, y en cambio imprime un comprobante al estilo de las shopping.

Por otro lado, Ariel Lizama Someillan comentó que las etiquetas RFID tienen una vida útil de unos 20 años, y no solo sirven para ser aplicadas en las balitas.

En ese sentido abundó que pueden ser empleadas en mecanismos para el control y la automatización de activos, como envases retornables, ganado, herramientas y otros muchos casos de objetos fijos o móviles en las empresas y hasta en los hogares, donde pueden ser utilizadas en los animales afectivos.

Otro aspecto interesante en este proyecto de automatización es cómo influye en los rendimientos dentro de la cadena productiva. Más allá de los puntos de venta, en las plantas de llenado el sistema se encarga de comprobar el estado técnico de los cilindros de gas.

«Si alguno de los cilindros que van a ser rellenados presenta algún problema, el sistema lo expulsa de la cadena y lo envía a mantenimiento», indicó Lizama Someillan.

El especialista explicó que todo el sistema puede ser controlado con una aplicación web centralizada, capaz de brindar información sobre el estado de los cilindros y su ubicación, entre otros detalles. El hecho de que sea web este sistema de administración es una ventaja, pues permitiría acceder al mismo desde cualquier punto con conectividad, sin descuidar, por supuesto, la seguridad del mismo.

Lo dicho, la informatización de una sociedad trasciende la noción popular de conectividad a la red de redes. A veces una simple etiqueta será todo lo que veamos, pero ese pequeño pedazo de metal es una compuerta que facilita nuestras vidas, al tiempo que contribuye a forjar un país más automatizado y eficiente.

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