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Facebook ya no quiere ser Facebook

El fundador de la mayor red social del mundo pretende darle un giro de 180 grados a partir de cambiar su filosofía de sitio abierto a uno cerrado y encriptado

Autor:

Yurisander Guevara

Facebook, la más grande red social del mundo, no será igual en los próximos años, de acuerdo con una nota publicada por su fundador, Mark Zuckerberg, el pasado 6 de marzo. De hecho, si se cumplen los propósitos de Zuckerberg, Facebook no se parecerá en nada a lo que hoy es.

Golpeado por continuos escándalos de ataques a la privacidad y los datos de los usuarios, a Facebook no le ha ido nada bien en los dos últimos años. 2018 fue especialmente fuerte para Zuckerberg y compañía, en tanto explotaron escándalos como los de Cambridge Analytica, mientras que fue esta red social víctima del mayor robo de datos de su historia debido a un defecto en su programación.

Con esos antecedentes, Zuckerberg quiere dar un giro de 180 grados y convertir Facebook de una red basada en publicaciones abiertas, a otra más centrada en los mensajes encriptados donde los intercambios personales sean a nivel de pequeños grupos.

En otras palabras, Facebook quiere ser algo parecido a lo que hoy es para China la red social WeChat.

Un todo en uno

Con más de mil millones de usuarios, cerca de 800 millones de ellos en China, WeChat es la aplicación «definitiva»: es una consola de videojuegos, una sucursal bancaria, una tienda virtual y un restaurante en línea, por solo mencionar algunas de las funcionalidades que permite.

WeChat condensa tantos servicios en sí misma, que ha sido una referencia para las redes sociales de occidente durante años. Lo curioso es que sus facilidades son un agrego a la funcionalidad principal de la aplicación, que es la mensajería instantánea. Su ubicuidad la ubica como una suerte de todo en uno donde no importa el sistema operativo o lo que se quiera hacer: con WeChat todo es posible.

«Lo que WeChat ha hecho es integrar un flujo constante de servicios y funciones en su plataforma. Las nuevas características aprovechan el fuerte efecto de conectividad que WeChat ya tiene como plataforma de mensajería principal en China», afirmó Willy Shih, profesor de práctica administrativa en la Escuela de Negocios de Harvard, en una entrevista con TheVerge.

«Al agregar servicios continuamente, WeChat solo se convierte en una parte más integral de la vida diaria y, como resultado, es más difícil de abandonar. Es conveniente para todo: pagos, obtener información, ordenar cosas», agregó Shih.

Ahora Facebook quiere hacer algo parecido. Durante años esta red social ha agregado nuevas características, pero siempre en un modo abierto, porque su objetivo ha sido colectar tantos datos como sea posible de sus usuarios para luego entregarlos a los publicistas y que estos se encarguen de usarlos según sus necesidades. La cuestión es que este agresivo modelo de negocio ha tenido su precio, y recientes estudios indican que los más jóvenes usan Facebook cada vez menos y han migrado a aplicaciones más cerradas.

Desde el cuartel general de Facebook esto es un hecho conocido, pues la compañía es dueña de dos aplicaciones que engloban nichos especiales de usuarios: Instagram y WhatsApp.

De forma paralela, Facebook ha explorado el camino de los entornos cerrados con Messenger. En un inicio, el chat nativo de la red social, hoy es una aplicación separada que ha visto experimentos con bots de inteligencia artificial, juegos, pagos digitales y cámaras con realidad aumentada.

Ahora que Facebook busca tener a la mensajería cifrada como centro de atención, Zuckerberg finalmente podría crear la versión de WeChat que el mundo fuera de China no ha tenido hasta el momento.

Ello podría ser una tarea gigantesca y tomar mucho tiempo, pues debe lograr que los usuarios se fidelicen con una aplicación que no solo les recuerde el cumpleaños de alguien, sino que también sirva para seguir tendencias, comprar productos o compartir noticias, entre otras facilidades. La megaaplicación de Facebook podría extenderse a la vida diaria de los usuarios para el entretenimiento, las noticias y el comercio. Pero construir ese tipo de red en expansión es todo un desafío.

Salir de enmedio

Alex Stamos, quien fuera jefe de seguridad de Facebook, dijo en un evento celebrado la pasada semana en Austin, Texas, que esta movida de Zuckerberg  podría significar que algunos de los problemas más difíciles que enfrenta hoy la red social, relacionados con acciones de censura y medidas para frenar tendencias nocivas, como las noticias falsas, mengüen.

Facebook se ve obligado a tomar partido hoy ante grupos extremistas, pero solo para eliminar sus contenidos, no los grupos en sí mismos. De esta forma, la red social no elimina completamente los generadores de «problemas», sino que los oculta, luego de intensos debates públicos.

En un modelo más cerrado, al estilo de WhatsApp, estos contenidos estarían circunscritos a quienes deseen consumirlos, sin generar amplios debates, como sucede hoy. Sencillamente, Zuckerberg quiere quitarse de en medio.

En su declaratoria del 6 de marzo, el fundador de Facebook brindó algunas pistas importantes sobre esta nueva filosofía de trabajo, de la que ponderó lo «efímero», por encima de lo perdurable. Por un lado, ello se refiere a que las publicaciones podrían ser «borradas» por los propios usuarios en un espacio de tiempo determinado e, incluso, emplearían modelos más breves, como los mensajes que se autodestruyen tras ser leídos por los destinatarios.

Este modelo de lo «efímero» es también una preocupante tendencia de internet que golpea a la producción de contenidos. Encuestas recientes indican, por ejemplo, que los largometrajes no deberían ya ser siquiera de 90 minutos, sino de 60.

Zuckerberg quiere contribuir a la cultura de lo «efímero» con una red social más cerrada, encriptada y fugaz, donde, según sus palabras, la gente sienta que su privacidad es respetada.

Sin embargo, Facebook enfrentará otros problemas. Es probable que juntar sus aplicaciones en una sola no sea del agrado de la Comisión Europea, a menudo preocupada por los comportamientos de los gigantes tecnológicos. El Congreso de Estados Unidos, de manera similar, ha cuestionado si es Facebook un monopolio, y políticamente esta es una tendencia creciente en contra de las megacompañías de tecnología.

Tampoco está garantizado que un enfoque de mensajería primero ganará a los usuarios. En China son las generaciones mayores las que prefieren usar WeChat, lo que le da a la aplicación un tipo de reputación «anticuada», no muy diferente a la de Facebook entre los adolescentes. Si ambas aplicaciones no revierten esta tendencia, podrían perder más público mientras este envejezca. Lo cierto es que Facebook ya no quiere ser el mismo. Veremos si lo logra.

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