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VIH: No hay peor ciego...

A pesar de que la mayoría de los encuestados en el 2009 sobre indicadores de prevención de VIH/sida, dijo tener información sobre el tema, la percepción del sida como enfermedad mortal todavía incurable ha disminuido en la Isla y alrededor de la mitad considera no tener ninguna probabilidad de infectarse

Autor:

Mileyda Menéndez Dávila

¿El Virus de Inmunodeficiencia Adquirida (VIH) se transmite por la picada de mosquitos? Más del 30 por ciento de las personas encuestadas en Cuba el año pasado para un estudio de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) dijo que sí.

Otro porcentaje, también alto, no usa condón en relaciones ocasionales porque confía en su instinto para detectar a las personas enfermas. Comparadas con la encuesta del año 2006, ambas respuestas mejoraron un poco, pero basta que un mínimo grupo mantenga esas ideas erróneas para que el VIH siga circulando en el país, indetenible.

En el 2009 la encuesta sobre Indicadores de prevención de VIH/sida involucró a 28 991 personas de entre 12 y 49 años, por lo que sus resultados no son nada despreciables. A pesar de que la mayoría dijo tener información sobre el tema, especialmente a través de los medios de comunicación, alrededor de la mitad considera no tener absolutamente ninguna probabilidad de infectarse; un tercio opina que sus posibilidades de topar con el VIH son pocas y cerca del 13 por ciento no tiene ni idea al respecto. Y si no hay conciencia del peligro, ¿cómo cuidarse de él?

Las diferencias en cuanto a género asoman al valorar el sexo protegido: es más común entre los hombres creer que «los condones reducen el placer» o que «con la pareja estable no hay que usarlos», dos respuestas recurrentes en estas encuestas nacionales, iniciadas en el 2001.

También se visualiza cierta flexibilidad en los roles de género a la hora de proponer el condón (ellas temen menos), y en la disminución de la brecha entre varones y muchachas en cuanto a la edad de inicio de las relaciones coitales (15 para ellos, 16 para ellas como promedio).

El estudio del equipo de la ONE destaca cierta diferencia de opinión entre personas de zonas urbanas y las de zonas rurales. Con respecto al 2006, en las primeras ha aumentado el sentido de protección un poco más que en las segundas.

Curiosamente, la percepción del sida como enfermedad mortal todavía incurable ha disminuido en la Isla. En esto inciden las frecuentes «noticias» sobre el hallazgo de posibles curas efectivas (que no son aún ciertas) y una insuficiente difusión sobre la severidad del costo de vivir con VIH en la salud del paciente y en su inserción social.

La mejora en la calidad de vida con los antirretrovirales es innegable, pero de ahí a creer que el sida no mata, hay un gran trecho. Casi el diez por ciento de las personas encuestadas en el 2009 eliminaron de su subconsciente esa posibilidad, cifra que era inferior al cinco por ciento en el 2001.

En camino, aún no llegamos

Para lograr un despegue en la disminución de la prevalencia del VIH hace falta que más del 75 por ciento de las personas usen condón de forma consecuente. En Cuba el estudio arroja un 62,8 por ciento de empleo de preservativos en parejas ocasionales, cifra superior a la de otros años, pero aún insuficiente.

El 12 por ciento de los encuestados dijo no usarlo nunca, la mitad de quienes daban esa respuesta en el año 2001, lo cual es buena señal, pero no basta.

Una pregunta clave de la encuesta trata sobre la última relación ocasional. Confirmando la teoría de que es más fácil establecer modelos sanos de comportamiento en las primeras edades, es en los grupos de adolescentes y jóvenes donde la cifra de quienes se protegieron en esa ocasión sobrepasa el 80 por ciento, sobre todo en zonas urbanas.

¿Y por qué no usarlo? Más del cinco por ciento no lo considera efectivo para protegerse, algo más del diez piensa que existe cura para el sida, y entre un 14 y un 18 por ciento cree que las personas con VIH tienen síntomas que los alertarán del peligro, dice el equipo de la ONE a cargo de la investigación.

Otras razones subjetivas se repiten año tras año, aunque las cifras fluctúen: «Confianza en la pareja», «No les gusta usarlo», «No tenía condón en ese momento» o «No lo habían usado nunca». Esto refleja actitudes que es posible modificar con acciones educativas, pero también faltan habilidades al abrirlo o colocarlo, motivaciones y hasta oportunidades, hechos que ameritan más atención de quienes promocionan el uso de preservativos en la Isla.

Y, por supuesto, actuaría en su favor que se trajeran al país otros modelos sugestivos y más lubricantes, dicen varios lectores de Sexo Sentido a propósito del tema.

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