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Besos de ayer y de siempre

Los besos combinan tres de nuestros sentidos básicos: el gusto, el tacto y el olfato. Sea un beso fugaz o un contacto profundo, cada uno tien su significado y propósito; el milenario Kamasutra nos ilustra

Autor:

Mileyda Menéndez Dávila

La raíz de todas las pasiones es el amor. Lope de Vega

El lector holguinero Yosmel Marsillí nos propone compartir con el público de Sexo Sentido ciertos consejos del Kamasutra, manual escrito e ilustrado por monjes budistas hace más de 3 000 años sobre el exquisito arte del erotismo.

Según este libro, los besos son una expresión emocional que combina tres de nuestros sentidos básicos: el gusto, el tacto y el olfato. Por eso no es algo que deba regalarse a la ligera. Sea un contacto fugaz o un beso profundo, cada uno tiene su significado y propósito.

El más común es el Beso ladeado, cuando las cabezas de los amantes giran para lograr un mejor contacto de los labios y una honda penetración de la lengua: excelente modo de comenzar un encuentro e inflamar de pasión a la pareja.

En el Beso inclinado uno de los dos echa la cabeza hacia atrás y el otro le sujeta por el mentón y le transmite su afecto. Es muy apropiado para los preliminares o si se prefiere hacer el amor con lentitud, dándole más protagonismo a la ternura que a la técnica amatoria.

El Beso directo hace que los labios se unan frente a frente y se chupen o mordisqueen como una fruta madura. Es un beso reposado y largo, expresa una fuerte pasión y puede ser muy excitante.

En el Beso de presión los labios se presionan fuertemente con la boca cerrada durante breve tiempo. Es adecuado para iniciar la relación o para terminarla, pero los dientes pueden clavarse en la parte interior de los labios y sacar sangre.

En el llamado Beso del labio superior un amante toma la iniciativa al agarrar con sus dientes a su pareja, quien debe responder pasivamente tomando el labio inferior y siguiéndole el juego. Si se sujetan ambos labios se llama Beso broche, pero si al realizarlo toca con la lengua los dientes, las encías o el paladar del otro, se conoce como Lucha de la lengua o Beso de tornillo, y exige, además de confianza, una escrupulosa higiene bucal.

Si se depositan miles de besos muy pequeños que recorren la boca y las comisuras se le llama Beso palpitante, y Beso de contacto si se toca ligeramente con la lengua la boca de la otra persona sin que  pueda apenas devolver el roce.

El Beso que enciende el amor se da en las comisuras de los labios cuando la persona amada está dormida, y si está ocupada en otras faenas y se le quiere atraer a nuestros brazos se usa el Beso que distrae la atención.

Más allá de los labios

Mediante los besos podemos disfrutar del cuerpo amado sin limitaciones. Suelen ser buenos destinos la frente, los ojos, las mejillas, la garganta, el pecho, la zona interior de la boca, la raíz del cabello, la nuca y el cuello junto a la clavícula.

El Beso con un dedo recorre la boca por dentro y por fuera, y en el Beso con dos dedos estos se cierran, se los moja ligeramente y luego presionan la boca deseada.

Particularmente excitante resultan el Beso con pestañas, que recorre los labios y la cara lentamente, y el Beso que despierta, en el nacimiento del pelo en las sienes.

El Kamasutra acepta besos cuya intención es probar a los demás que la pareja se ama. El Beso demostrativo se emplea en un lugar público y consiste en que uno de los amantes bese al otro en un dedo de la mano si está de pie y en uno del pie si está sentado.

Y para prolongar el contacto cariñoso después del coito satisfactorio se usa el Beso de recuerdo de la pasión: uno de los amantes deja caer su cabeza sobre el otro, como si tuviera sueño, besando su muslo o el dedo gordo del pie.

Si la persona amada está presente, pero no puedes besarla, elige el Beso transferido que se da a una criatura que esté en sus brazos, una imagen o un objeto, pero mirando al ser de tus ilusiones para que sepa que se lo dedicas. Si está ausente acude al Beso del recuerdo en su retrato, en demostración de cuánto le echas de menos.

Dar y recibir

El antiguo manual sugiere prestar gran atención a la piel de tu amante, besarla, lamerla… Cuanto más control se logre de su placer más se retrasa el momento del orgasmo, más intensa será la sensación y mayor la recompensa.

Besar y morder en cualquier parte ayuda a deshacer barreras y prepara para otras caricias. Pueden hacerlo a la par, pero si se alternan es mejor para que se concentren en sus propias sensaciones.

En el pezón los besos son más efectivos si se aplican con suavidad y saliva. Luego se intensifica la presión y, si a la pareja le gusta, se puede tomar con los dientes, presionar ligeramente y succionar con fuerza o soplar en la zona humedecida. Hay quien disfruta un poco de ese dolor durante el orgasmo.

Según la tradición erótica hindú, los mordiscos pueden ir desde el juguetón, más provocador que erótico, hasta el fuerte apretón con los dientes, pasando por el chupeteo.

La mayoría de los amantes suelen evitar los mordiscos extremos porque es difícil controlar que no dejen marcas muy evidentes. También porque con el orgasmo las mandíbulas pueden sufrir espasmos y cerrarse con fuerza, causando feas heridas. Pero por si les interesa, esta es la lista de mordiscos del Kamasutra.

El rastro del Mordisco de jabalí presenta muchas filas de pronunciadas marcas muy cerca unas de las otras, con intervalos rojos, y suele hacerse en el hombro. La Nube quebrada consiste en desiguales levantamientos de la piel en círculo, provocados por los espacios que hay entre los dientes, y el Mordisco escondido deja una intensa marca roja en el labio inferior.

El Hinchado abarca entre los dientes gran cantidad de piel, y el Punto toma una pequeña cantidad para que quede solo un punto rojo. La Línea de puntos se da al morder pequeñas porciones con todos los dientes, y suele hacerse en la frente o los muslos. Si se da en la garganta, las axilas o la ingle se llama Línea de joyas, y el Mordisco del coral y la Joya resulta de juntar dientes y labios de ambos amantes.

Tal vez han practicado muchas de estos besos y mordiscos sin conocer su nombre u origen. Identifiquen sus preferidos para que puedan nombrarlos, y si otros les resultan atractivos hablen con su pareja ¡y llévenlos también a la práctica!

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