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Tratamientos para que descienda

La criptoquidia se presenta en un tres por ciento de los recién nacidos a término y en un 30 por ciento de los prematuros o con bajo peso al nacer, cuando las glándulas testiculares no desciende a su sitio en el escroto

Autor:

Mileyda Menéndez Dávila

Antes de casarme tenía seis
teorías sobre el modo de educar a
los pequeños. Ahora tengo seis
pequeños y ninguna teoría.
Lord Rochester

Una lectora escribe a Sexo Sentido preocupada porque en el estudio de los genitales de su bebé le diagnosticaron criptorquidia del testículo derecho y le recomendaron mantenerlo bajo observación hasta que pueda ser intervenido quirúrgicamente.

Ella nos pregunta por qué la patología recibe ese nombre, cuáles son sus causas probables y sus consecuencias a largo plazo, si es posible que la glándula baje a la bolsa escrotal por sí sola en los próximos meses y si hay otra forma de tratar la situación sin operar a la criatura.

Los testículos se forman cerca del riñón y deben descender hasta su sitio en el escroto en las últimas semanas de vida intrauterina o los primeros meses tras el nacimiento. En su implantación definitiva influyen tanto la forma que tomen como las hormonas que generan en esa etapa fetal.

El origen de la palabra criptorquidia es griego. Cripto significa escondido y orquid se refiere a los testículos, conocidos como testes o gónadas en el lenguaje médico. En el vocabulario popular, al joven que padece esta patología se le dice chiclano, vocablo muy usado en décadas anteriores, cuando no era práctica generalizada el examen exhaustivo de los bebés y por tanto muchas anomalías se detectaban muy tardíamente.

Según explica el urólogo argentino Savignano Sebastián Luis en un artículo científico revisado en Internet, este es un defecto del desarrollo fetal de causa multifactorial. Lo más frecuente es que ocurra de un solo lado: un teste ocupa su sitio en el escroto y el otro queda atrapado en el abdomen (criptorquidea abdominal), la ingle (intrainguinal), sus alrededores en el pubis (extrainguinal suprapúbica o infrapúbica) o en la bolsa, pero fuera de sitio (ectópica). Se dice que es bilateral cuando ambos testes han quedado atrapados sin llegar al escroto.

Los doctores Guillermo A. Keller y Cecilia Sessa explican en un número de la revista digital Medicina, de Buenos Aires, que la criptorquidia puede ser congénita (de nacimiento) o adquirida, tanto por una inadecuada elongación del cordón espermático respecto al crecimiento corporal en los primeros años de vida como por traumatismos, cirugías u otros agentes que provocaron la tracción del cordón espermático.

Según reportes internacionales, este fenómeno se presenta en un tres por ciento de los recién nacidos a término y en un 30 por ciento de los prematuros o con bajo peso al nacer. En siete de cada diez casos los testículos criptorquídicos descienden hacia los tres meses de vida, por lo que la tasa en adultos es del uno por ciento.

Más que a razones estéticas, la decisión de operar responde a las consecuencias que el asunto tiene para la salud física y mental del varón. La primera es que para una adecuada espermatogénesis se necesita que los testículos se desarrollen a una temperatura ligeramente menor que la del resto del cuerpo. Mientras más tiempo pasen sin descender, más se atrofiarán, y a la llegada de la pubertad será tal su deterioro que impedirá la maduración de las células germinales o gonias, de las cuales se forman los espermatozoides, y sin estas el hombre será infértil.

Otro motivo relevante es que se reportan más casos de neoplasia testicular en pacientes que padecieron o padecen criptorquidia (el riesgo relativo es entre 10 y 40 veces mayor), pero si fueron operados oportunamente el diagnóstico de la tumoración es más temprano y por tanto el tratamiento puede ser más efectivo.

También en estos pacientes hay una mayor probabilidad de que ocurra una torsión del cordón espermático, patología que además de ser peligrosa es bastante dolorosa.

A partir del valor cultural que los testículos tienen para los hombres occidentales, no pueden descartarse tampoco los motivos psicológicos en la decisión que se debe tomar en estos casos: no poseer genitales «normales» suele causar angustia en los adolescentes y dificulta sus relaciones interpersonales.

En cuanto a las opciones para resolverlo, parte de la bibliografía revisada sugiere aplicar tratamiento médico hormonal antes del año de vida, pero otros especialistas discuten esa medida atendiendo a sus posibles efectos contraproducentes.

Si la gónada no desciende por sí sola lo más aconsejable es someterla a cirugía en los primeros dos años de vida del bebé. La operación consiste en la liberación del teste y del cordón espermático para emplazarlos en el escroto con la menor tensión posible. Luego del procedimiento se impone un reposo de varios días, sobre todo para que no ascienda nuevamente como resultado de algún esfuerzo o movimiento brusco.

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