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ITS: Algo más que saber

Mucha gente bien informada no lleva al plano de la sexualidad la conducta eficaz y coherente que demuestra en otras áreas de su vida, prueba de ello son los millares de jóvenes que tienen prácticas sexuales desprotegidas con parejas de las que a veces ignoran hasta su nombre y dirección

 

Autor:

Mileyda Menéndez Dávila

Lo mejor en la vida es mantener un equilibrio entre las emociones y el intelecto, entre el corazón y la mente.

Sri sri Ravi Chankar

«¿Ese es el condiloma? Uf, qué horrible… Toma, toma: ¡Yo nunca voy a tener sexo!». El adolescente cierra el plegable y lo devuelve al joven promotor. Retoma el juego en su celular y se desentiende de la charla. Varios coetáneos, más pragmáticos, prestan atención a las explicaciones sobre el uso del preservativo y cómo retirarlo con seguridad.

Una chica algo mayor los contempla con cara burlona y los amonesta: «Hace falta que no se les olvide llevarlos. ¡Ah, y recuerden que no son solo para la primera vez! Esto es como en el cine: si quieres repetir la película tienes que sacar boletos en cada tanda».

Los varones reaccionan molestos, apenados, confusos. El promotor los anima con una sonrisa a hacerle caso a «la experta». El grupo se dispersa. Una enfermera que observa la escena comenta: «Es bueno que conozcan las infecciones de transmisión sexual (ITS), pero si no cambian esa actitud y asumen el sexo con más seriedad, así sean simples descargas, no van a evitarse el susto».

Preocúpate y ocúpate 

La naturaleza contradictoria del comportamiento humano es un fenómeno bien conocido en Epidemiología. Una cualidad nombrada disonancia cognitiva por la sicología hace que las personas desechen datos inquietantes cuando entran en conflicto con sus hábitos e intereses más arraigados, aun cuando esa elección perjudique su integridad.

Por eso mucha gente bien informada no lleva al plano de la sexualidad la conducta eficaz y coherente que demuestra en otras áreas de su vida. Prueba de ello son los millares de jóvenes que tienen prácticas sexuales desprotegidas con parejas de las que desconocen su situación serológica (a veces ignoran hasta su nombre y localización).

Pueden tener poca autoestima o gran autoconfianza, nivel universitario o muy poca cultura, ser de la ciudad o de una zona rural… Más allá de sus individualidades, influye mucho las amistades y una educación prejuiciosa o dogmática.

A cualquier edad se pueden adoptar nuevos hábitos, pero en el caso del sexo seguro, pesa mucho el contraste subjetivo entre el regocijo inmediato y certero de «ir al natural», con posibles consecuencias perjudiciales a largo plazo, y la supuesta incomodidad de usar barreras o evitar el coito hasta dominar el panorama, comportamiento que garantiza el después, pero tiene mala fama en cuanto al gozo inmediato.

La clave de ese rechazo está en esa fama inmerecida del condón como «anestésico» masculino: si la persona te gusta, basta un roce por encima del pantalón para que toda la piel se erice. Incluso una frase, un botón semiabierto, un perfume, un beso en la nuca… ¿Cómo creer entonces que un tejido extremadamente fino, lubricado y ajustado al órgano con más terminaciones nerviosas, puede «matar» el deseo o la sensibilidad?   

Según el Manual sobre prevención de embarazos no deseados, ITS y VIH, el riesgo de contraer una u otra infección varía poco según las prácticas. La penetración vaginal y la anal facilitan el contagio de chancro blando, gonorrea, virus del papiloma humano (VPH), sífilis, herpes genital, hepatitis B y/o VIH. En la felación (sexo oral al pene) son más frecuentes las cinco últimas y la gonococia faríngea; en el cunnilingus (sexo oral en la vulva), se suman el chancro blando y la infección no gonocócica, y el annilingus trasmite gérmenes intestinales o la hepatitis A.

Incluso en un apasionado piel a piel se puede «compartir» un herpes, chancro blando, moluscus contagioso, pediculosis del pubis, escabiosis y PVH. Por tanto, si insistes en tener sexo con personas desconocidas o con una vida sexual poco confiable (y eso incluye la conducta de sus anteriores parejas), deberías tener en cuenta que para cada práctica hay un método seguro, demostrado en decenas de años y por millones de sujetos.

En primer lugar, usa preservativo para toda penetración (vaginal, anal, oral), y cámbialo si el coito se prolonga o incluye varios orificios. De ser posible usa lubricantes hidrosolubles (no aceites cosméticos o de freír, que queman las mucosas y rompen el condón), y en la masturbación, evita la eyaculación en la boca o sobre heridas y mucosas.

Para el cunnilingus y el annilingus busca (o crea cortando un preservativo) un pañuelito que cubra toda la vulva o el ano y sus alrededores, y si usas tus dedos o puño prepara guantes lubricados. Si practicas sexo violento o utilizas juguetes (fabricados o naturales), evita el contacto con sangre, limpia con frecuencia los instrumentos y cubre con preservativos distintos los objetos a intercambiar.

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