L.I.: Soy una mujer de 34 años, pero prefiero sexualmente a los hombres menores que yo. Mi pareja tiene 19 años y es muy especial. Su sentido de responsabilidad es superior a los de su edad. Lo quiero tanto que a veces me siento mal, pues pienso que estoy estropeando su vida. Sin embargo, no lo quisiera perder. ¿Qué me recomienda?
Vivir ese amor tanto como les sea posible. Ustedes constituyen una pareja donde ambos son responsables de la relación que edifican. Tú también comprometes tu vida al elegirlo. Nadie puede garantizar totalmente lo que sucederá. Amar es siempre una elección con riesgos.
Cada quien requiere determinadas condiciones para enamorarse: una mirada, un color, un modo de sonreír, de hablar, un rasgo, en fin, detalles significativos ante los que sucumbir. Si los amantes encuentran ese detalle, esa condición que los atrapa en el otro, tendrán un buen motivo para tejer esmeradamente un lazo.
Existen múltiples prejuicios respecto a las diferencias en las parejas, ya sea por la edad, la etnia o raza, el estatus social, el nivel escolar… y no es menos cierto que pueden plantear dificultades al vínculo. De hecho un prejuicio se sustenta en hechos reales cuya significación es tergiversada con exageración.
Cuando se trata de la pareja amorosa, la ilusión es que al ser más parecidos es más probable encontrar las mitades perfectas y borrar los problemas y fallas lógicas de todo vínculo. En la realidad siempre falta algo, el reto radica en crear un modo particular de unirse al otro, aunque la vida difiera de los cuentos de hadas.
Mariela Rodríguez Méndez, máster en Psicología Clínica, consejera en ITS y VIH/sida y psicoanalista
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