L. P.: Llevo más de dos años con mi novio, que es bisexual. Nos amamos muchísimo. El único problema es que no le gusta tener sexo muy a menudo. Al principio me decía que yo era una adicta sexual; ahora dice que no sabe qué le sucede. Sé que no tengo problema porque todo era normal con otras relaciones. A veces pienso que es debido al estrés provocado por su familia, que no le da descanso por ser el único hombre. Quisiera un consejo sobre qué debemos hacer, qué camino tomar. Tengo 19 años.
Vale destacar que hasta ahora han logrado encontrar un camino, sabiendo cómo hacer durante estos dos años para conciliar momentos de encuentros que valgan para amarse muchísimo. Alguna satisfacción se logra y el amor surge velando las dudas sobre lo que puede faltar entre ustedes.
Habría que decidir si quieren saber algo más de este problema que se presenta como diferencia en la frecuencia del deseo. No ha de ser casual que comiences presentándolo como bisexual, aunque sugieres que es el estrés provocado por las demandas excesivas de su familia la causa de su desgano. No afirmamos que su bisexualidad sea razón de este desencuentro, pero sí advertimos que para ti constituye un enigma, en tanto hay una pregunta latente sobre lo que puede querer este hombre de ti.
Más trascendental aún es descubrir qué te ata a él, qué te hace elegir una relación que no es tan «normal» como otras. Así podrás reconocer cómo se ajusta o no lo que tienen hoy a tus exigencias de amor. Él, por su parte, podría intentar descubrir qué le pasa ensayando variadas respuestas. A partir de ahí podrán caminar por otros senderos y determinar el preferido, sabiendo que no hay uno más normal que otro, aunque si más ajustable al especial e imperfecto encuentro de dos singularidades.
Mariela Rodríguez Méndez, máster en Psicología Clínica y psicoanalista
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