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Cuba-EE. UU.: con bloqueo no puede haber normalización

Aborda Josefina Vidal elementos claves de la política de hostilidad y abierta confrontación que establece ese cerco económico, comercial y financiero de Washington contra nuestro país

Autor:

Juventud Rebelde

El bloqueo sigue siendo un asunto pendiente para poder acuñar el término «normalización» en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, que usan medios internacionales e incluso algunos voceros de la Casa Blanca. Este fue el tema analizado por Josefina Vidal, directora general de la Dirección de Estados Unidos de la Cancillería, en una entrevista exclusiva publicada por el sitio web del pueblo cubano: CubaVsBloqueo.

«Todavía hay muchos temas pendientes cuya solución tomará tiempo», dijo la diplomática, quien puntualizó que «para que algún día pueda haber relaciones normales será necesario, entre otras cuestiones, que se levante ese bloqueo económico, comercial y financiero; se devuelva a la soberanía cubana el territorio ilegalmente ocupado por EE. UU. en la Base Naval en Guantánamo; se modifique el trato migratorio preferencial que EE. UU. concede a los ciudadanos cubanos, expresado en la política de pies secos-pies mojados, la Ley de Ajuste Cubano y el Programa de Parole para Profesionales Médicos Cubanos; se ponga fin a las transmisiones radiales y televisivas ilegales y a los intentos de usar las tecnologías de la información y las comunicaciones con objetivos políticos contra Cuba; y se eliminen los programas subversivos dirigidos a promover cambios en nuestro ordenamiento interno, que solo a los cubanos nos compete decidir».

Interrogada por CubaVsBloqueo sobre lo que tendrían que hacer Cuba y el Gobierno de Estados Unidos para acelerar el desmantelamiento de esa política de asedio, Vidal recordó que no hay medidas discriminatorias por parte de la Isla hacia las empresas estadounidenses, las cuales pueden participar en las oportunidades de negocios que ofrece el país en igualdad de condiciones con las de otras procedencias, y dejó claro que Cuba ha aprovechado los espacios limitados que se han creado por las medidas del presidente Barack Obama: pasos positivos pero aún insuficientes, reiteró. «Las leyes del bloqueo y decenas de restricciones derivadas de esta política permanecen en vigor y entorpecen, incluso, la implementación de las medidas ya aprobadas», aseveró.

La funcionaria cubana recordó que el Presidente de EE. UU. puede hacer todavía un uso más extensivo de sus prerrogativas para modificar otras regulaciones del bloqueo, lo que sería una importante contribución a su desmantelamiento. Y, por supuesto, será necesario que el Congreso vote a favor de su levantamiento.

Josefina Vidal añadió que más adelante, para poder tener vínculos económicos realmente normales, deberán darse otros pasos por EE. UU. como el otorgamiento a Cuba de un trato preferencial en el comercio: por ejemplo, el estatus de nación más favorecida, y la revisión de las leyes que establecen altas tarifas para la entrada de productos cubanos en el mercado estadounidense.

En cuanto a lo que pudiera hacer Barack Obama antes de abandonar la Casa Blanca, más allá de los anuncios y las limitadas medidas adoptadas desde el 17 de diciembre de 2014, la Directora de EE. UU. de la Cancillería habló de la adopción de nuevas medidas para las que está facultado y que pueden modificar otros aspectos del bloqueo. Entre ellas citó la autorización de más exportaciones de su país, así como de las importaciones hacia allá de productos cubanos, permitir inversiones estadounidenses en la Isla y dar pasos para normalizar las relaciones financieras entre ambos países, como la autorización de la apertura de cuentas corresponsales de bancos cubanos en entidades financieras de EE. UU. «También pudiera ponerle fin a la política migratoria preferencial hacia los ciudadanos cubanos y realizar acciones efectivas para eliminar los programas subversivos contra Cuba», puntualizó.

A una pregunta de CubaVsBloqueo «después de Obama», Vidal dio a conocer la expectativa de que quienquiera que ocupe la Casa Blanca adopte una política que refleje el consenso de la opinión pública estadounidense, incluida la emigración cubana en ese país, que favorece por amplio margen la mejoría de las relaciones con Cuba.

«Independientemente de lo que ocurra en EE. UU. después de las elecciones presidenciales del próximo 8 de noviembre, Cuba continuará con sus planes, con el apoyo de la inmensa mayoría de su pueblo y de otras naciones del mundo, que rechazan las medidas unilaterales y coercitivas como el bloqueo, y reconocen el prestigio ganado por nuestro país, como resultado de su resistencia, dignidad y contribución a la paz, la estabilidad y el desarrollo de muchas naciones».

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