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Descubriendo el gigante futbolero (I)

A partir de esta semana JR iniciará un breve recorrido para conocer todas las sedes y sus templos futboleros, en un intento por acortar la enorme distancia geográfica mediante la imaginación y el espíritu mundialista. ¿Se apunta usted, lector, a viajar con nosotros a Rusia 2018?

Autor:

Enio Echezábal Acosta

Once y 12 son dos números que más allá de estar uno detrás o delante del otro no tienen prácticamente ninguna relación. Claro, eso era hasta ahora, porque resulta que desde el próximo verano estas cifras compartirán un significado nuevo, pues ambas representan, por ese orden, la cantidad de ciudades y de estadios que acogerán, a partir del venidero 14 de junio, la cita deportiva más importante del año: la Copa del Mundo de Fútbol Rusia 2018.

A partir de esta semana JR iniciará un breve recorrido para conocer todas las sedes y sus templos futboleros, en un intento por acortar la enorme distancia geográfica mediante la imaginación y el espíritu mundialista.

La primera parada del viaje es inevitable. Bajaremos del avión en la terminal de Moscú-Domodédovo, la de mayor tránsito de pasajeros de la capital rusa. Situada, más o menos, a una hora de viaje del centro de la ciudad, por allí viajaron en 2017 alrededor de 30,7 millones de pasajeros.

Al salir del aeropuerto iremos directamente al corazón moscovita para encontrarnos cara a cara con dos viejos conocidos: el Kremlin y la Catedral de San Basilio, ambos considerados por la Unesco Patrimonio de la Humanidad.

El primero es un complejo arquitectónico cuyos orígenes se remontan al siglo XIV y que, durante una primera etapa, sirvió como hogar al Príncipe y su familia real, y luego como residencia temporal para la dinastía zarista de los Romanov. Actualmente, en el interior de sus murallas se encuentran además la residencia oficial del Presidente y el Palacio del Senado.

Mientras, su vecina, la catedral de San Basilio, es conocida mundialmente por sus cúpulas torcidas en forma de bulbo, y limita con otros sitios de interés como el Moscova, río que da nombre a la urbe; la Plaza Roja y el Jardín de Alejandro.

Viajando unos cinco kilómetros hacia el sudoeste de nuestra posición, encontraremos el lugar donde se celebrarán, entre otros, los partidos inaugural y de clausura de la Copa. Allí está el estadio olímpico Luzhnikí, cuyo nombre significa a los prados, en homenaje a los terrenos situados en la curva del río Moscova.

Este coloso, que fuera inaugurado en 1956, hoy funciona como cuartel general de la selección nacional, aunque igualmente ha sido sede de grandes eventos como la cita del orbe de Atletismo en 2013, y las finales de la Copa UEFA de 1999 y de la Liga de Campeones de 2008.

De cara al Mundial, el Luzhnikí fue sometido a varias labores de remodelación, que incluyeron remover la pista olímpica para aumentar su capacidad de 81 000 a 89 000 espectadores.

Al nordeste de esta impresionante cancha, está la segunda en importancia de Moscú, la Otkrytie Arena, casa del conocido equipo Spartak. Nada más llegar a sus inmediaciones descubrimos la imponente efigie del rebelde Espartaco, figura histórica en quien se inspiraron los fundadores del club para bautizarlo.

Finalizada su construcción hace cuatro años, en los terrenos que ocupara el aeródromo Tushino, el Otkrytie —igual que el Olímpico— ostenta la categoría de cuatro estrellas, máxima que otorga la UEFA a los estadios del continente.

Como curiosidad, este «coliseo» no solo cuenta con un terreno de fútbol con más de 46 000 capacidades, sino que contiene también dos estadios de hockey sobre hielo, una escuela de tenis, un complejo de deportes acuáticos, así como varias escuelas de deportes y dos jardines de infantes.

Durante el mes que durará la Copa está designado para acoger hasta cinco partidos, el primero de los cuales será el duelo entre Argentina e Islandia. Asimismo, el 3 de julio será anfitrión del último choque de octavos de final, que disputarán entonces el líder del grupo H y el segundo del G.

Si nos queda tiempo, luego de visitar estos inolvidables escenarios del panorama capitalino ruso, podríamos pasear por otros sitios de gran relevancia turística, como son el Museo Nacional de Historia y el de Bellas Artes, el centro comercial GUM, la galería de arte Tretyakóv y el mítico teatro Bolshói.

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