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Swing por la Patria

Julio César La Cruz respondió a provocaciones con buen boxeo y una frase contundente

Autor:

Norland Rosendo

TOKIO.― Antes de subir al ring, el hombre tiró unos cuantos golpes verbales al aire. Montó un show mediático con ganchos de guapería barata por debajo de la faja moral para recibir míseros aplausos de quienes para Cuba no quieren Patria, ni quieren vida.

Era un tal Pla, nacido, criado y formado en la misma tierra que su adversario de turno, al que «iba a dejar sin cabeza», según sus declaraciones previas y cuando el árbitro sentenciara la sepultura de La Cruz iba a gritar la frase que tienen por lema quienes denigran a la Cuba de Julio César, el emperador del ring. 

No reparó el tal Pla en que iba a enfrentar a un campeón olímpico del deporte y la vida, que siempre ha dicho que por encima de su Patria nada. Ni nadie.

Hubiera sido un hermoso duelo deportivo entre dos hijos de un mismo país que por derecho propio tomaron rumbos diferentes, pero el tal Pla, autodenominado Profeta, quiso más. Y la Sombra lo complació con los mejores golpes y una frase que por muy desmemoriado quiera lucirse el perdedor, no va a olvidar nunca más: Patria o Muerte, ¡Venceremos!.  

Tuvo después una segunda oportunidad para mostrarse menos fanfarrón el tal Pla cuando pasó por la zona mixta. Pudo decir, por ejemplo: me ganó, fue mejor, buscaré revancha en París 2024; pero no, optó por un desconcertante: gané, yo solo sé que gané y él lo sabe también. 

Después su entrenador ―más Pla, pla, pla, que Pla― completó la andanada de golpes bajos: le han robado la medalla. Es una injusticia y todos lo han visto. El único que ha puesto boxeo y que ha conectado ha sido Enmanuel. 

¿Qué pelea habrán visto ellos?

Mientras Julio César, cabeza erguida, seguía con vida en la justa olímpica, aupado por los aplausos de su Patria, que no durmió esa madrugada para disfrutar de dos de sus ídolos: Idalys Ortiz y la Sombra, el tal Pla, llamado Enmanuel Reyes, seguía tirando su ya inaudibles swings de «bla, bla, bla…».

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