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Me ha enamorado el trabajo de la Juventud

Con apenas 26 años, David Reyes Calunga dirige, orienta, aprende, conversa con un compañero cuando lo ve «descarriado» y procura ser ejemplo cada día

Autor:

Osviel Castro Medel

CAUTO CRISTO, Granma.— Los primeros tiempos fueron de nervios y de miedo escénico, pero al paso del reloj David Reyes Calunga aprendió a convertirse en líder y a vencer las barreras de la timidez.

Hoy, con apenas 26 años, dirige, orienta, aprende, conversa con un compañero cuando lo ve «descarriado» y procura ser ejemplo cada día.

«Esta misión no resulta fácil. Sin embargo, me ha gustado; me ha enamorado el trabajo de la Juventud, porque es muy bonito», dice este técnico de nivel medio en Contabilidad, quien desde hace dos años y medio funge como dirigente de base de la Unión de Jóvenes Comunistas.

Su comité, aunque no llega a diez integrantes, es una de las organizaciones de referencia en el municipio de Cauto Cristo, sobre todo por haber roto las rutinas de las reuniones enclaustradas o el pago formal de la cotización.

«Intentamos alejarnos al máximo de la monotonía, porque eso mata el trabajo político. Cada vez que se puede hacemos actividades recreativas o vinculadas con visitas a lugares históricos», expresa este especialista en tenencia de tierras de la unidad empresarial de base (UEB) Integral Agropecuaria de Cauto Cristo, ubicada en el caserío de La Seis, a unos dos kilómetros de la cabecera municipal.

Entre esas acciones él cuenta las visitas de todos los años al lugar donde nació Fidel, en Birán, Holguín, o la experiencia de ir a Los Cayuelos (municipio granmense de Niquero), por donde desembarcó el yate Granma.

«Cada 13 de agosto es para nosotros una fiesta que deja huellas en los jóvenes. Vamos a esperar el cumpleaños del Comandante y lo hacemos viviendo en campaña. Ya es una tradición muy esperada por nosotros y otros trabajadores de la empresa», expone.

Para él resulta importante enamorar de la historia a las nuevas generaciones mediante ejemplos concretos. «Cuando fuimos a Los Cayuelos nuestra gente se quedó impactada porque comprendió en el lugar de los hechos el sacrificio que tuvieron que hacer los expedicionarios del Granma; no es lo mismo leerlo en un libro que verlo con tus propios ojos».

David enfatiza que su comité ha logrado ser protagonista por la ayuda recibida del núcleo del Partido, encabezado por Claribel Figueredo Rivero, y también por el apoyo del Comité Municipal de la UJC y de la dirección de la entidad, liderada por Pablo Sánchez Rodríguez.

«Cuando hay unión de los factores las cosas salen mejor», reconoce, para luego hablar de su gran referente, Odalis Calunga Martínez, su progenitora, quien trabaja en la misma UEB y es exigente; «siempre me aconseja».

Emocionado, asegura que ella fue la primera que lo besó y abrazó cuando hace un lustro recibió el carné de militante de la UJC frente a sus compañeros de trabajo. «Soy hijo único y nos amamos mucho. Me ha enseñado a andar en la vida y a darle valor a la familia, por eso visitamos a menudo a mis seis tíos y a mi abuela; disfrutamos vernos todos juntos».

Odalis también lo ha orientado en su labor como especialista en tenencia de tierras, una faena «que implica buen trato a los demás, paciencia y a la vez agilidad, pues tienes que llevar la documentación de los campesinos y usufructuarios, además de visitarlos aunque vivan lejos».

David se incluye entre los fieles seguidores del fútbol, deporte que practica a menudo tratando de imitar las jugadas de su equipo favorito, el Barcelona F.C., y es un bailador de los buenos, sobre todo de música salsa.

Está convencido de que cada comité de base debería debatir a menudo —como lo hace el suyo en las reuniones formales o informales— sobre el empleo de las nuevas tecnologías, las publicaciones en las redes sociales y el tiempo libre de los más nuevos.

Entre sus mayores anhelos están graduarse como ingeniero agrónomo (cursa el primer año), conseguir que otros jóvenes se sumen al comité de base (hay unos 20 en el universo juvenil, entre más de 200 trabajadores), aportar más desde su responsabilidad como miembro del Comité Municipal de la UJC en Cauto Cristo, seguir contribuyendo a que su UEB, dedicada a la comercialización de productos agrícolas, mejore, prosperar económicamente y formar su familia propia.

Al final del diálogo con Juventud Rebelde sonríe al recordar la primera vez que encabezó una reunión en su comité, en la que estaba «casi sin voz por los nervios». Asegura que a partir de ese momento comenzó una gran escuela, que le ha dado lecciones sencillamente inolvidables.

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