Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Discurso del primer vicepresidente cubano Raúl Castro en la XIV Cumbre de los No Alineados

Autor:

Juventud Rebelde

La Habana, 15 de septiembre del 2006

Excelencias:

Distinguidos invitados:

Con satisfacción y orgullo Cuba asume nuevamente la responsabilidad de ser sede de una Cumbre de los Países No Alineados. Agradezco el inmenso honor que nos hacen con su participación y les doy la más calurosa bienvenida en nombre de nuestro pueblo.

Todos hubiéramos querido que estas palabras inaugurales fueran pronunciadas por el Presidente Fidel Castro, quien por las razones que conocemos no nos acompaña en esta Sala. En medio de su paulatina y satisfactoria recuperación se ha mantenido atento a cada detalle de los preparativos de esta magna reunión, de modo que se celebre con todo éxito y con el máximo de brillantez. El compañero Fidel me ha pedido que les transmita sus más cordiales saludos y el agradecimiento por la presencia de todos ustedes.

Estimado amigo Dato Seri Abdullah Ahmad Badawi, Primer Ministro de Malasia:

Es nuestro deber y más sincero deseo rendir tributo a su excelente desempeño como Presidente del Movimiento de Países No Alineados. Cuba, que ahora asume esa honrosa responsabilidad, está convencida de que nuestro esfuerzo mancomunado permitirá continuar la revitalización y el fortalecimiento de este foro de concertación política de los países del Sur. Representamos casi dos tercios de la membresía de Naciones Unidas, pero no somos la fuerza decisiva que pudiéramos ser en las relaciones internacionales.

No significa que no hayamos avanzado. Afortunadamente ha sido superada aquella etapa de incertidumbre de los años noventa, en que no pocos se cuestionaron la validez de los No Alineados tras la desaparición del mundo bipolar.

La actual coyuntura internacional caracterizada por las irracionales pretensiones de dominio mundial por parte de la única superpotencia global, con la complicidad de sus aliados, demuestra la necesidad de estar cada vez más cohesionados en la defensa de los principios y propósitos que determinaron la fundación de los No Alineados, que son los mismos que consagran el Derecho Internacional y la Carta de las Naciones Unidas.

En años recientes, varios de nuestros países han sido víctimas de inadmisibles actos de agresión, motivados en lo esencial por el insaciable apetito de recursos estratégicos, afectándose con ello la paz y la seguridad internacionales.

Con la proclamación e inmediata aplicación de doctrinas basadas en la guerra preventiva y la imposición a otros Estados, esgrimiendo como pretexto, entre otros, el combate al terrorismo, la promoción de la democracia o la existencia de estados villanos, el riesgo de agresión y de sucesivas guerras de conquista imperial es más serio y generalizado que nunca antes.

Lo afirmamos con la experiencia de un país que ha resistido más de 45 años de bloqueo y agresiones de todo tipo. En la aplicación de su irracional política contra Cuba, Estados Unidos ha llegado al extremo de presentar oficialmente un plan dirigido a destruir nuestro sistema social, declarando sin recato alguno que contiene un anexo secreto con medidas y acciones para el logro de este propósito.

Asumimos que aquí están los representantes de la mayoría o quizás todos los “sesenta o más oscuros rincones del mundo” mencionados como posibles blancos de futuras agresiones.

Es la unidad y la solidaridad, la marcha unida en defensa de nuestros objetivos e intereses comunes, la única alternativa ante los enormes peligros y desafíos que tenemos por delante.

Lejos de preocuparnos, nos enorgullecemos de constituir una amalgama de ideologías, religiones, culturas, niveles de desarrollo, experiencias históricas e intereses específicos. Precisamente esa diversidad debe ser fuente de fortaleza y creatividad.

Sobre el sólido cimiento de nuestras históricas victorias en la lucha por la descolonización y por la desaparición del apartheid; con la rica experiencia de nuestros denodados esfuerzos en pro de un Nuevo Orden Económico Internacional y a favor de la paz, el desarme y el verdadero ejercicio del derecho al desarrollo, el Movimiento de Países No Alineados tendrá ahora heroicas batallas que librar frente al unilateralismo, el doble rasero y la impunidad de los poderosos; por un orden internacional más justo y equitativo frente al neoliberalismo, la expoliación y el despojo; por la sobrevivencia de la especie humana frente al consumo irracional de los países ricos.

En las circunstancias actuales, la No Alineación implica necesariamente la defensa del Derecho Internacional sobre la base de los principios de Bandung; el ejercicio y el respeto irrestrictos de la soberanía y la igualdad soberana de los Estados; la defensa de la paz y la oposición activa a la guerra y a la amenaza; la democratización indispensable de las instituciones internacionales, en particular de las Naciones Unidas y de su Consejo de Seguridad; la defensa de nuestros valores y de la pluralidad necesaria en este mundo diverso, en que a cada pueblo debe respetársele el derecho a elegir el sistema político, económico y social que considere más adecuado a los intereses nacionales, y a preservar y desarrollar su propia cultura.

Entre las tareas del Movimiento debe estar la defensa de los derechos de nuestros inmigrantes en el mundo industrializado y la lucha contra la explotación, el racismo y la xenofobia; contra la construcción de infamantes muros, símbolos de un nuevo apartheid.

A la luz de los últimos acontecimientos en el Oriente Medio, debemos reiterar nuestra condena al recrudecimiento de la agresión contra el pueblo palestino, dirigida a quebrantar su voluntad de lucha, privarlo de los recursos más elementales de subsistencia y eliminar físicamente a muchos de sus hijos.

Denunciemos la agresión contra el Líbano, con cuyo pueblo y gobierno nos solidarizamos plenamente, y que es otra muestra del doble rasero que impera en las relaciones internacionales y de la impunidad de que gozan algunos por flagrantes que sean sus crímenes, incluso por el empleo de armas prohibidas por las normas internacionales.

Todos sabemos quién sustenta económica y militarmente al gobierno de Israel, veta una y otra vez las propuestas de resoluciones en el Consejo de Seguridad o impide que este siquiera se reúna para analizar su brutal conducta.

Sabemos también quiénes son los cómplices, quiénes callan ante las graves violaciones cometidas contra prisioneros en la cárcel que el gobierno de los Estados Unidos mantiene en su base naval en el territorio de Guantánamo, usurpado ilegalmente a Cuba; quiénes han cooperado en los vuelos secretos y las prisiones clandestinas que sin el menor pudor Washington recién ha admitido que mantiene en diversos lugares.

Defendamos el derecho de nuestros países al uso pacífico de la energía nuclear. Reclamemos el desarme general y completo, incluido el desarme nuclear. Rechacemos la peligrosa doctrina norteamericana del empleo “preventivo” del arma nuclear, incluso contra países que no la posean o contra supuestos grupos terroristas. Denunciemos la hipocresía del gobierno de los Estados Unidos, que mientras apoya a Israel en la ampliación de su arsenal nuclear, amenaza a Irán para impedirle el empleo pacífico de la energía nuclear.

No Alineación implica además la lucha por cambiar el actual orden económico mundial. Este constituye un sistema de explotación y saqueo que tiende a reproducir el subdesarrollo y ampliar la distancia entre un reducido grupo de países ricos, donde reside apenas el 20% de la población mundial, y una vasta periferia integrada por nuestros países donde vive el 80% de la humanidad.

Durante los últimos 20 años el discurso neoliberal ha intentado convencernos de que la única fórmula del éxito económico es la privatización desenfrenada, la mínima intervención del Estado en la economía y la apertura absoluta al mercado mundial y a las corporaciones transnacionales.

Es ese camino el que ha conducido a que 1 300 millones de personas, los más pobres entre los pobres, apenas realicen el 1,3% del gasto mundial en consumo. Es decir, a su total marginación de ese mercado que el neoliberalismo exaltó como el gran generador de riquezas.

Hay países que han pagado varias veces el monto de su deuda externa y hoy esta supera en más de dos veces la que tenían originalmente.

En la economía mundial globalizada y transnacionalizada, dominada por gigantescas corporaciones, el libre comercio es simplemente una ficción.

El despilfarro y el consumismo desenfrenado de los países ricos es el factor principal de la actual situación energética. No es algo nuevo, sobre ello el compañero Fidel Castro alertó e hizo propuestas concretas al inaugurar la VI Cumbre en 1979. Hoy el agotamiento del petróleo se ha convertido en una dura realidad que hace escapar a los hidrocarburos de las leyes habituales del mercado, eleva los precios hasta extremos impredecibles y con ellos el de prácticamente todos los bienes y servicios que debemos importar del mundo desarrollado.

No Alineación significa hoy apoyar el derecho de los países del Sur a tomar las medidas necesarias para garantizar el control de sus recursos naturales en beneficio de sus pueblos.

Somos víctimas también de la creciente brecha en cuanto al conocimiento. Mediante el saqueo de cerebros nos extraen los recursos humanos calificados. Aproximadamente un tercio de todos los científicos formados en países del Tercer Mundo no trabajan en ellos, y más del 50% de los que viajan a hacer un Doctorado en Norteamérica y Europa no regresan a sus patrias.

El panorama social de nuestros pueblos es cada vez más aterrador. Un habitante de África Subsahariana vive como promedio 33 años menos que uno de los países más industrializados. Anualmente siguen muriendo 11 millones de niños, la mayoría por causas evitables con el gasto de pocos centavos; la pandemia del SIDA diezma naciones enteras del mundo subdesarrollado, donde se concentran casi totalmente los 852 millones de hambrientos, los 876 millones de adultos analfabetos y los 325 millones de niños que no asisten a la escuela.

La naturaleza es destrozada, el clima se deteriora, las aguas para el consumo humano se contaminan y escasean; los mares ven agotarse las fuentes de alimento para el hombre; los recursos vitales no renovables se derrochan en lujos y vanidades; la elevación del nivel del mar amenaza la existencia misma de muchos países insulares.

Los fondos necesarios para la solución de este problema no son grandes si se comparan con las riquezas y gastos de los países desarrollados. Sólo en financiar armas y soldados cuando ya no hay guerra fría, se invierte anualmente alrededor de un millón de millones de dólares y una cifra similar se derrocha en publicidad comercial.

Creer que un orden económico y social que ha demostrado ser insostenible pueda mantenerse por la fuerza es una idea sencillamente absurda. Como dijera el Presidente Fidel Castro en octubre de 1979 ante la Asamblea General de las Naciones Unidas: “El ruido de las armas, del lenguaje amenazante, de la prepotencia en la escena internacional debe cesar. Basta ya de la ilusión de que los problemas del mundo se puedan resolver con armas nucleares. Las bombas podrán matar a los hambrientos, a los enfermos, a los ignorantes, pero no pueden matar el hambre, las enfermedades, la ignorancia”.

Excelencias:

Estamos convencidos de que un mundo mejor y más equitativo es posible y la lucha por conquistarlo deber ser el objetivo prioritario de los No Alineados.

El pueblo y el Gobierno de Cuba brindarán, como de costumbre, su más sincera amistad y solidaridad a cada uno de ustedes, con quienes hemos compartido trincheras en el combate contra el colonialismo, el apartheid, las enfermedades y el analfabetismo, y de quienes hemos recibido también la solidaridad en el justo empeño de preservar la soberanía e independencia alcanzadas por nuestra patria tras largos años de cruenta y heroica lucha.

En la Sexta Conferencia Cumbre de nuestro Movimiento, en esta misma Sala, el Presidente Fidel Castro pronunció un llamado que quisiera repetir hoy, 27 años después, con más convicción y experiencia, y absolutamente seguro de que es nuestro único camino. Dijo entonces:

“La fuerza de nuestros países unidos es muy poderosa. Los aquí reunidos representamos la inmensa mayoría de los pueblos del mundo. ¡Unámonos todos estrechamente, concertemos las crecientes fuerzas de nuestro vigoroso Movimiento en las Naciones Unidas y en todos los foros internacionales para exigir justicia económica para nuestros pueblos, para que cese el dominio sobre nuestros recursos y el robo de nuestro sudor! ¡Unámonos para exigir nuestro derecho al desarrollo, nuestro derecho a la vida, nuestro derecho al porvenir!”

Muchas gracias.

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