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Maestra californiana protagonista obligada de un cruel absurdo

Una maestra de la Primaria Glen Park, afectada por el cáncer, tendrá que cubrir los salarios de su sustituta por el resto del año escolar mientras esté de baja por enfermedad

Autor:

Juana Carrasco Martín

The San Francisco Chronicle publicó el martes un reporte sobre la indignación de un grupo de padres en esa ciudad californiana. Descubrieron que una maestra de la Primaria Glen Park, afectada por el cáncer, tendrá que cubrir los salarios de su sustituta por el resto del año escolar mientras esté de baja por enfermedad. De acuerdo con la publicación, la ley estatal requiere que la maestra de segundo grado, quien desea permanecer en el anonimato, cumpla esa obligación.

Amanda Fried, quien tiene dos hijos que asisten a la escuela, le dijo al periódico que «los padres estaban indignados e incrédulos» al escuchar la noticia. «Debe haber algún error», dijo Fried, citada también por The Hill. Pero, lamentablemente la medida atroz e inhumana, no es un «error», es una regla.

Laura Dudnick, representante del distrito escolar de San Francisco, dijo al diario que el acuerdo salarial «no es exclusivo de San Francisco», y agregó: «Esta no es una regla exclusiva del distrito».

En 1976 se agregó al código de educación del estado de California esa cláusula. Los distritos escolares pueden deducir los salarios de los maestros que están ausentes de sus «deberes por enfermedad o accidente por un período de cinco meses o menos» para cubrir los costos del empleado sustituto durante la ausencia.

Susan Solomon, la jefa del sindicato de maestros de la ciudad, le dijo al Chronicle que su organizacion tiene un banco para los días de enfermedad, que actualmente tiene un límite de 500 días aportados por otros maestros en el distrito; sin embargo, agregó que los maestros enfermos están restringidos a un máximo de 85 días a partir del fondo.

«Oficialmente, no tenemos nada en el contrato más allá de eso», dijo Solomon. «Creo que siempre podríamos hacerlo mejor. En un sentido más amplio, creo que la atención de salud de un solo pagador es la respuesta».

Solomon se refería a lo que es un reclamo para buena parte de los trabajadores estadounidenses, quienes consideran que los cuidados de salud son un derecho humano y un seguro nacional de salud de pago único, también conocido como «Medicare para todos», sería un sistema ideal mediante el cual una sola agencia pública o cuasi pública organizaría el financiamiento de la atención médica. Sin embargo, la prestación de esa atención, en buena parte, seguiría estando en manos privadas.

Todos los residentes en EE. UU. podrían estar cubiertos por todos los servicios médicamente necesarios, incluidos los costos de suministros médicos, hospitalarios, preventivos, a largo plazo, salud mental, salud reproductiva, dental, de la vista, medicamentos recetados y suministros médicos, detalló The Hill.

Sin embargo, el proyecto de ley no ha podido caminar ni en el Senado ni en la Cámara. Se trata de la Ley de Medicare para Todos de 2019 (Ley 1384), un proyecto auspiciado por Médicos por un Programa Nacional de Salud (PNHP, por sus siglas en inglés), una organización con más de 20 000 miembros y capítulos a todo lo largo y ancho de Estados Unidos, que desde 1987 abogan por una reforma del sistema de cuidados de salud, y asegura que le garantizaría ese beneficio a los 30 millones de personas que hoy no cuentan con seguro médico.

El senador por Vermont, Bernie Sanders, reintrodujo el plan a mediados de abril pasado para que los estadounidenses no tengan que pagar de su bolsillo cuando visiten un médico, y fue respaldado por 14 de sus colegas, que incluyen a los aspirantes a ser candidatos a la presidencia Elizabeth Warren (Massachusetts), Cory Booker (New Jersey), Kamala Harris (California) y Kirsten Gillibrand (Nueva York).

En Estados Unidos existen cientos, quizá miles, de aseguradoras que negocian con cada hospital y doctor. El irracional sistema puede llevar a que una apendicetomía puede costarle a una persona 1 529 dólares o hasta 186 955 dólares, dependiendo del acuerdo entre las aseguradoras y los hospitales.

Si EE. UU. adoptara el plan de Sanders —algo bien lejos de la realidad y los intereses de los negocios relacionados con la salud—, los hospitales y el personal sanitario solo tendrían que presentarle la cuenta al Gobierno federal.

Por supuesto, en un país donde la ganancia es la base del modo de vida, un seguro de salud para todos y de total cobertura entra en el campo de la utopía; sin embargo, la realidad golpea a la maestra de la Primaria Glen Park, quien verá multiplicado sus sufrimientos. Una se pregunta ¿quién tiene cáncer, ella o el sistema?

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