Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

La gallina de los huevos de oro

Autor:

Nelson García Santos

Vivimos, apreciamos y hasta en cierta medida sorprendió esa expansión sostenida y kilométrica del negocio más rentable que, sin dudas, ojos humanos han  visto floreciente por acá en cualquier calle.

¿De qué se trata? Pienso que está a mano lo mismo en la geografía villaclareña que en otras de nuestra bella Cuba, porque estas avalanchas suelen ocurrir impulsadas por un razonamiento que conocen bien los pescadores de río revuelto: invierte donde más ganes y sin mucho sudor.

Reconozco el derecho de cada cual de sumarse a ese carro, tras cumplir los requisitos establecidos, pero es lastimoso que solo se haya ¿olvidado? refrendar el porciento autorizado de ganancias.

Ese detalle, ¡qué clase de detalle!, ha devenido en incentivo indudable de la expansión consistente y segura, de este u otro negocio.

Tampoco hace faltarecurrir a las estadísticas para demostrarlo, está a la vista por doquier ese enjambre de nuevos vendedores de alimentos ligeros, en mayor magnitud, en los sitios más céntricos.

Su nueva oleada, si cabe, comenzó el pasado año y todavía sigue viento en popa y a toda vela, como apreciamos en los arreglos que se ven en casas y garajes para abrir los mostradores de la gallina de los huevos de oro.

Lógico, el mejor negocio radica en invertir los pesos donde más fácil se multipliquen, en una operación y venta que admite abasto por la derecha, la izquierda, la curva abierta y cerrada y la recta.

Ese auge tampoco significa, como usted y yo podíamos imaginar, que a más vendedores variedad de precios. Casi todos los fijan, más o menos, idénticos  para iguales mercancías siempre hacia arriba, arriba y arriba.

¿Y de calidad y la cantidad por la que se paga, qué pudiéramos decir? Discúlpenme, pero no acostumbro a faltarle el respeto a nadie.

En realidad en medio de esta ¿inflación? se la han ingeniado, de una manera u otra, para mantener y aumentar un servicio de comestibles ligeros, refrescos, batidos, café, té… que genera, a pesar de la verdad, verdaderos problemas que aprietan los bolsillos ajenos sin mucha compasión.

¡Oiga!, por favor, si hasta los centros estatales encarecieron muchísimo las ventas que resultan, además, muy irregulares, porque no tienen. ¿Quién iba a imaginar ese escenario?

Les asiste la razón. Pero esa es otra historia que viene en camino.

 

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.