Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

El binomio Pompeo-Kosak desde la simulación y la intrusión

Hipocresía e injerencia, dos herramientas de la política exterior estadounidense para desacreditar internacionalmente a Cuba

Autor:

Juana Carrasco Martín

Hipocresía e injerencia, dos herramientas de la política exterior estadounidense, se dan la mano en la campaña con la cual se pretende desacreditar internacionalmente a Cuba y subvertir el ánimo de la población, creyendo que en una situación crítica mundial como la pandemia de la COVID-19, sus afectaciones internas —que no son pocas— pueden doblegar al pueblo cubano.

Twitter y otras redes sociales sirven de caja de resonancia a los mensajes del señor Pompeo, el secretario de Estado, reproducidos por el otro Mike, el Kosak que funge como su subalterno en el cargo de Subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, y remedados en copia al carbón y traducidos al castellano —como es su deber y les corresponde—, por la Embajada de Estados Unidos en La Habana.

Por estos días, la rutina ponzoñera y manipuladora se extrema y la claque interna goza en presentar «pruebas» de lo que afirman sus jefes sin el más mínimo pudor: «El régimen cubano utiliza cualquier excusa para silenciar a sus críticos, tratar a sus ciudadanos con crueldad, violar los derechos humanos, y negar la libertad de expresión y los juicios justos».

Por supuesto, la amenaza juega con la extraterritorialidad y advierten descaradamente: «Instamos a nuestros socios democráticos en todo el mundo a asegurar que el respeto de los derechos humanos sea una condición previa para cualquier tipo de tratativas con Cuba».

En el rejuego, la vasta experiencia de Kosak sobre Cuba. No olvidemos que fue jefe de misión en la
Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana entre 1996 y 1999; y en la década de los 80, estuvo involucrado en asuntos de Cuba en la Oficina de Asuntos Interamericanos del Departamento de Estado. Y ni que decir tiene sus prácticas injerencistas en toda América Latina y el Caribe desde los tiempos de Richard Nixon.

 ¿Qué hay detrás y qué hay delante?

Las protestas en la recientemente nombrada Black Lives Matters Plaza y en otras ciudades y estados norteamericanos evidencian las múltiples fisuras del sistema. Foto: Samuel Corum/Getty Images.

 Molesta en Washington, especialmente en el agresivo Departamento de Estado dirigido por el exjefe de la CIA Mike Pompeo, que el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas «ofrezca un asiento a Cuba» y que no lo tenga Estados Unidos.

Cuando, desvergonzadamente, intentan imponer sin grandes resultados que «Cuba trafica con sus médicos», les incomoda el reconocimiento a las misiones humanitarias de nuestro país en decenas de naciones del mundo, en especial la labor abnegada, solidaria y meritoria de las Brigadas Médicas Internacionales Henry Reeve, que colaboran en el enfrentamiento a una pandemia que hasta el lunes 7 de septiembre ha infectado a más de 27 270 000 de personas y el número de fallecidos es de 889 391.

Terribles cifras que algunos auguran pueden triplicarse para fin de año, y ya llevaron a que el director de la Organización Mundial de la Salud, el doctor Tedros
Adhanom Ghebreyesus, recién dijera que el mundo debe estar mejor preparado para la próxima pandemia y llamó a que las naciones inviertan en la salud pública.

El propósito maligno de ver una paja inexistente en el ojo ajeno, revienta contra la viga en su maltrecha visión del mundo. Sin embargo, perseveran y hasta asumen «la defensa» de nuestro personal de la Salud y supuestas «condiciones tristes», y se conduelen de las afectaciones del nuevo coronavirus en Cuba, al punto que hasta se toman el trabajo de «informar» de la situación en la página oficial de la Embajada.

Parece que Pompeo, Kosak y sus seguidores viven en el limbo en cuanto a lo que ocurre en Estados Unidos y tanto que tendrían que hacer allá para remediar el infausto primer lugar que les ha deparado el mal manejo de la crisis sanitaria, social y económica por parte de la administración Trump.

Una encuesta de Axios-Ipsos muestra que el 60 por ciento de los estadounidenses está diciendo que la respuesta del Gobierno federal está empeorando la pandemia de laCOVID-19.

El fracaso de Estados Unidos ha profundizado la tragedia, y hasta este lunes contaban con 6 481 244 de contagiados y 193 478 fallecidos. Informaciones actualizadas aseguran que en los últimos días está creciendo la pandemia en 22 de los 50 estados de la Unión.

Como afirmaba el tuit de un venezolano identificado como Bolívar, en respuesta a Kosak y esa sucia injerencia, el Congreso de EE. UU. debiera abrir una indagatoria sobre cómo la brutalmente deshonesta propaganda de política exterior contra Cuba y Venezuela está robando el dinero de los contribuyentes norteamericanos.

No me extenderé en lo que a violaciones de los derechos humanos y abuso contra su propio pueblo está dando muestras a diario Estados Unidos. Meses de manifestaciones y protestas en las calles contra el racismo y la brutalidad policial han desenmascarado su pretendida democracia y libertad de expresión.

Ha llegado la situación a tal punto que la nación se divide, el caos es auspiciado desde el propio Presidente y crece el temor de que esté propiciando una guerra civil que le facilite apropiarse otros cuatro años de la Casa Blanca. No pocos temen que su democracia se desmorone…

La cadena imperial contra Cuba tiene un cierre en la claque y he aquí un ejemplo de lo que se propone: «Hasta que Estados Unidos decida ayudar al pueblo cubano con acciones, con un bloqueo total de la marina, ataques aéreos quirúrgicos, los cubanos no serán libres y la amenaza del comunismo se quedará a solo 90 millas de Estados Unidos. Más acciones, menos palabras». ·

Si en los desvaríos casablanquinos se les ocurriera en algún momento pasar de la palabrería embustera, manipuladora y abusivamente entrometida a la
acción, una sola advertencia: Que se atrevan.

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