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«Móvilnauta» sin salida

Desde calle 15 No. 1061, apto. 9, entre 12 y 14, en el municipio capitalino de Plaza de la Revolución, Alicia Barreras denuncia lo sufrido con el servicio de correo electrónico Nauta para celulares, tras haber firmado contrato con Etecsa el pasado 26 de abril.

Precisa que tres días después de firmar el contrato y pagar, fue a la Oficina Comercial de la empresa, radicada en 17 y A, Vedado, donde le configuraron el servicio. Pero como no lograba ni enviar ni recibir mensajes con el paso de los días, volvió. Le revisaron el equipo y le dijeron que estaba correcto. Pero luego todo seguía igual.

El 12 de mayo fue a la Oficina Comercial de Etecsa en el Focsa, y tampoco resolvió. Tras estampar su inconformidad en el libro de quejas, al siguiente día fue citada para que volviera. Fue entonces su esposo, le revisaron el equipo y certificaron su funcionamiento como correcto. Pero siguió sin solución.

Alicia se quejó en Atención al Cliente, y le orientaron que volviera a 17 y A. Cuando llegó allí, el 16 de mayo, le informaron que ese día no atendían el servicio de reclamación. Y Alicia me escribió.

«No obstante marcar en su pantalla la señal “E”, que significa conexión —explica—, mi móvil no logra conectarse y permitir el envío y recepción de mensajes. Los empleados de Etecsa dicen que debo esperar a que el móvil se conecte; que hay muchos clientes con ese problema, y congestión. Que su personal no está debidamente capacitado para todos los tipos de móviles; que a veces, aunque el móvil marque la “E”, no hay señal; que no está el técnico u hoy no es día de configuración, y así etcéteras y etcéteras.

«Todo parece indicar que Etecsa no es capaz de brindar ese servicio a todos los clientes, que aumentan por día. Y que ni hay infraestructura suficiente ni personal técnicamente capacitado», concluye.

La empresa ha reconocido públicamente este problema, que no ha solucionado. ¿No será hora de evaluar qué otro tratamiento dar a clientes con esta queja?

A tiempo, y bien

Delia Rita Díaz (Calle 122 No. 7106, Marianao, La Habana) es una anciana de 81 años que adquirió un teléfono en CUP en la oficina comercial de Etecsa en ese municipio capitalino. Pero después le resultó defectuoso. Entonces escribió a esa oficina, y confiesa que recibió una atención ágil y esmerada, en la reparación de su equipo.

«Quiero agradecer a Etecsa su gestión, y muy especialmente a Norma Martínez, jefa del departamento Comercial Oeste de la empresa, así como a Abilio Álvarez, quienes se personaron en mi domicilio y resolvieron la situación. Quiero que se conozca el buen trabajo de quienes tienen una responsabilidad, y de ese modo ayudan a los ancianos, quienes tenemos dificultades en nuestra movilidad», concluye.

¿Dónde están los 60 pesos?

El pasado 21 de abril, Michel Johnson (calle Martí No. 312, entre Tte. Peiso y 5ta., Las Tunas) pagó la factura del teléfono de su madre, que vive en Manatí, en el Telepunto de Etecsa en la capital provincial. Y cuenta que le exigió a la cajera el comprobante, mas ella no se lo dio.

El 6 de mayo, la hermana de Michel intentó adquirir un teléfono en la Oficina Comercial de Etecsa en Manatí. Y le dijeron que no podían venderle el equipo, porque la factura de esa familia no aparecía pagada. En ese momento ella pagó la factura y se lo comunicó al hermano.

Michel fue entonces a reclamar su dinero en el Telepunto de Las Tunas, y el empleado a cargo del Departamento Comercial le dijo que no se podía hacer nada, pues el cliente no tenía el comprobante. Asegura el remitente que en las oficinas provinciales de Etecsa le dijeron lo mismo.

«¿Por qué no buscar en las copias del pago de factura que la empresa guarda para ella?, pregunta. ¿Cómo saber si el sistema computarizado de su base de datos no emitió un fallo en su red y no marcó la factura como pagada? ¿Tengo que resignarme a perder mis 60 pesos?

«Lo que más me molesta es la inconciencia de los trabajadores y responsables. Todos responden que debí de reclamar mucho más el comprobante. Consciente estoy de mi error pero, al contabilizar los ingresos del día, ¿no debió haber una diferencia de 60 pesos?», cuestiona Michel.

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