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Los granos no crecen con magia

Aunque responde al nombre de La Favorita, la UBPC santiaguera a la que pertenece José Ruiz Gómez (Bloque 3, No. 13, reparto López Peña, San Luis), a juzgar por lo que él cuenta, no parece ser muy favorita, al menos en la asignación de ciertos recursos.

José Luis es usufructuario, hace dos años, de 6,27 hectáreas de tierra, dedicadas a la producción de cultivos varios, específicamente granos. Según narra, produce maíz en primavera y frijol en la campaña de frío. Pero debe sortear disímiles dificultades pues no recibe atención técnica, dispone de muy pocos recursos para la producción y «en el caso de los energéticos (diésel): nulo».

Buscando solución a este asunto, contactó el campesino con el Jefe de granos del municipio, en busca de diésel para la preparación de la tierra. «La respuesta que obtuve fue que el combustible es asignado a la EMA (no aclara el significado de las siglas), porque la Empresa Provincial de Granos no asigna combustible a las entidades. Acudí al Jefe de Cultivos varios de la EMA que atiende granos, quien me plantea que dicho recurso no estaba en sus manos, sino en las del Director, a quien me dirigí y me explicó que no puede asignarme (...), puesto que solo lo recibe para las actividades de café y forestal».

Se presentó entonces el labrador ante el Delegado Municipal de la Agricultura, quien le aseveró que se analizaría la situación con la EMA y con la Empresa Provincial de Granos. Al momento de escribirnos, el 19 de octubre, aún José Luis no contaba con una respuesta, ni mucho menos con el combustible.

Por si esto fuera poco, también señala el remitente la demora en el pago a las producciones entregadas. En ocasiones, afirma, tardan hasta dos meses, y mientras tanto quienes producen necesitan esos fondos para seguir sacando provecho a la tierra.

Y se pregunta el campesino cómo es posible que el cultivo de granos, que sustituye importaciones y se prioriza en el país, reciba en su municipio tan poco apoyo.

¿Dónde está mi TRD?

Todo cuanto facilite la vida de las comunidades, especialmente los servicios que día a día necesitan, ha de defenderse al máximo. Por ello preocupan misivas como la de Neyda Suárez López (calle Principal No. 55, Boca de Camarioca, Cárdenas, Matanzas), quien alerta sobre una «desaparición» que afecta a su barrio.

«En nuestra cuadra existía una pequeña tienda TRD Caribe, donde se ofertaban productos de aseo y limpieza, perfumería, además de confituras, bebidas, refrescos, cervezas, productos cárnicos... en fin, una buena oferta y al alcance de la mano», evoca la matancera.

Hace unos meses —refiere— se construyó al lado de la mencionada TRD, un puesto donde se vende comida y, a la vez, la TRD comenzó a ofrecer solamente bebidas alcohólicas y música a altos decibeles.

El resultado es que ahora los residentes de la localidad para «comprar productos de aseo, limpieza, perfumería y alguna que otra conserva, tenemos que ir a la entrada del poblado», se lamenta la lectora.

Encima de eso, las personas ebrias que salen del nuevo expendio de bebidas en ocasiones vomitan en el portal de Neyda y dejan allí y en la calle, como regalos no solicitados por nadie, botellas y latas vacías.

La remitente se ha acercado al delegado del Poder Popular en la circunscripción y la jefatura del Sector de la PNR, y ha conversado con los trabajadores del establecimiento; pero hasta ahora, sus esfuerzos han sido infructuosos.

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