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Resuelto después de publicado

EL pasado 19 de febrero, y desde el municipio habanero de San Miguel del Padrón, Mayté Elena Batista denunció el peligro de que a la escuela primaria Manuel Hernández de ese territorio, sita en Santa Francisca, entre San Mariano y Calzada de San Miguel del Padrón, le hicieran hace unos años un anexo al frente, calle por medio, donde están las aulas de 5to. y 6to. grados y otras áreas docentes.

Mayté Elena, cuya hija estudia allí, transmitía la inquietud de los padres, pues los niños tienen que cruzar la arteria en doble sentido, sumamente peligrosa, por la cual transitan vehículos a alta velocidad. Y reveló que la calle tenía pocas señalizaciones; las existentes apenas las situó por sus medios el delegado del Poder Popular.

Precisaba que se había planteado en reiteradas asambleas de rendición de cuenta, y siempre la respuesta era que se iba a resolver, pero no llegaba la solución, a pesar de que los padres habían ido con su queja a muchos sitios.

Al respecto, responde Yanira Gómez Delgado, jefa del departamento de Salud Escolar del Ministerio de Educación, que funcionarias de la Dirección Municipal de Educación, la primera oficial de Tránsito en San Miguel y el especialista de Ingeniería del Tránsito, visitaron la escuela a raíz de lo publicado, e intercambiaron con el Delegado de la circunscripción y con la propia Mayté Elena, entre otras personas. Y comprobaron los factores de riesgo.

Apunta que el anexo fue construido en 2002, y hay allí un grupo de 5to. grado y dos de 6to. Los alumnos del local principal solo van al anexo cuando utilizan el laboratorio de Ciencias Naturales; y quienes reciben clases en el anexo cruzan, con mayor frecuencia, al local principal.

Añade que luego de concluido un estudio por especialistas de Ingeniería del Tránsito, se creó un paso peatonal de doble línea para cruce de peatones, se realizó la reorientación del tránsito en cuanto a señalizaciones, se colocó una señal de prohibición de parqueo en esa zona y se ubicó otra de moderación de velocidad

También las señales de Zona Escolar que se habían colocado con anterioridad, se ubicaron donde les correspondía; y le fueron entregadas a la escuela dos raquetas de Pare, para detener el tránsito cuando los niños vayan a cruzar la calle.

Añade que se visitó la escuela y se comprobaron las precauciones adoptadas; al tiempo que Educación comenzó a hacer un análisis de otras instituciones docentes que puedan presentar una situación similar, para realizar el estudio correspondiente y tomar las medidas adecuadas.

Agradezco la respuesta del Mined y la solución. Solo lamento el silencio de Tránsito, porque una aclaración responsable de esta última daría luz al por qué el alerta de los padres no recibía la atención adecuada, y vino a solucionarse cuando se reveló la queja de Mayté Elena.

Las negras aguas de la impotencia

Desde el edificio sito en el número 304 de calle 11, entre H e I, en el municipio capitalino de Plaza, escriben los vecinos, encabezados por Asia Esponda, del apartamento 17, para denunciar «la indolencia e incapacidad de algunas entidades que ponen en peligro de epidemia a una importante zona de nuestra capital».

Cuenta que en noviembre de 2016 comenzaron las gestiones para erradicar una tupición de aguas negras que comenzó en la planta baja del inmueble y ya llega al primer piso. La primera la hicieron en la Dirección Municipal de Vivienda, donde les dijeron que si se trataba de una tupición interior la atendía la ECAL.

Los vecinos pagaron a unos particulares, y a los pocos días se tupió de nuevo la tubería. Reiniciaron los trámites, porque advirtieron que la tupición no es del edificio, sino de la tubería de la calle, que desemboca en el registro ubicado a unos diez metros del mismo.

Fue un especialista y les dijo que era necesario hacer un cambio de línea. No lo vieron más. La funcionaria de Atención a la Población de la ECAL los visitó y pudo apreciar la gravedad del asunto: la cocina del apto. 17 de la planta baja estaba llena de aguas negras, con gusanos y ratones en el agua empozada. Dijo que lo informaría de inmediato.

Otra funcionaria de Saneamiento Básico comprobó la tupición, y dijo que eran necesarios el camión de aguas negras y el de alta presión. Pero ni camión ni respuesta. Volvieron a la ECAL y allí les dijeron que lo reportaran en Vivienda, donde les darían un número de orden para así agilizar. Pero ya son cuatro meses de gestiones fallidas. «Nos cansamos, dicen, pues se han burlado de nosotros y siguen poniendo en peligro la salud de la población por negligencias. ¿Quién garantiza que no se destape una epidemia?», alertan los vecinos.

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