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La comunidad El Comodoro urge atención

 

María Isabel Reinoso Muñoz, trabajadora del Centro de Neurociencias de Cuba, denuncia en nombre del resto de los vecinos de la comunidad de tránsito El Comodoro, la difícil situación que se vive allí, aun cuando siempre agradecerá el tener un techo y un espacio, como otras personas sin vivienda.

Según ella, en El Comodoro, sito en Calzada de San Agustín, entre Guinera y Ocho Vías, en el municipio capitalino de Arroyo Naranjo, vivir y convivir allí se ha vuelto muy difícil por múltiples razones.

Una es que esa comunidad no tiene un administrador que asuma las dificultades que allí se viven y ponga orden en tal sentido. Solo una funcionaria de la Dirección Municipal de la Vivienda aparece de vez en vez. Cada persona asume a su manera estar allí, y se desatan las indisciplinas.

A ello se le suma que, aun cuando se han entregado viviendas, el «tránsito» en la comunidad es muy prolongado por lo general. Todavía quedan vecinos que están allí desde 1998, y María Isabel lleva solo nueve años.

Lo otro es una tupición muy grande de aguas albañales que data de hace más de un año y cada vez empeora más, aunque la destupan.

«Es que hay algo más profundo, señala. Se necesita una revisión de la tubería de forma general, porque viene el carro, destupe y uno o dos días, todo bien, pasado ese lapso todo vuelve a lo mismo. En estos momentos la comunidad está tupida. Para entrar a las casas hay que cruzar por encima de las aguas albañales. Estamos hace más de un mes rodeados de aguas de fosa, sin saber cuándo se le dará solución al problema.

«Hace unos meses hubo un impulso y se trabajó de forma manual. Se presentaron los carros. El delegado de la circunscripción asume con responsabilidad las tareas, pero él solo no puede. Quedaron en que hay que cambiar las tuberías, y todo se ha estancado de tal manera, que no hay solución. La zanja la dejaron abierta y el mal olor en la calle es inmenso», concluye.

Sería oportuno que las autoridades implicadas realizaran un diagnóstico en esta y otras comunidades de tránsito, de las principales dificultades que tienen, para darles la atención que corresponda.

Resuelto, después de publicado

El pasado 23 de agosto, y desde el reparto Nuevo Miraflores, en el municipio capitalino de Boyeros, Alina Borges Cleger denunció aquí que parte de su cuadra estaba intransitable por una tupición de los registros de aguas albañales.

Señalaba que cuando las aguas sucias retornaban iban rompiendo las tuberías de casa en casa. El manto freático estaba saturado. Las casas se iban hundiendo y los cimientos cedían. Las tuberías de agua potable ya cohabitaban con las aguas negras. Y justo por esa cuadra debían transitar los niños que en septiembre comenzarían sus clases en la escuela Vicente Chávez, en la misma esquina, afirmaba.

«Ante las quejas de los vecinos y dirigentes de organizaciones políticas y de masas del barrio, y a partir de la visita que hiciera a la escuela el secretario del Partido de Boyeros, Aguas de La Habana se personó allí. Pero no hizo nada, porque el registro que da salida al río estaba lleno de escombros. Posteriormente, los vecinos limpiaron el registro, pero Aguas de La Habana no ha aparecido aún», concluía Alina.

Y responde Eddy Betancourt Escobar, presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular de Boyeros, que revisó en el lugar la situación planteada, y comprobó que se ajustaba a la realidad.

«Los compañeros de Aguas de La Habana, afirma, tuvieron una rápida reacción. El sábado 24 de agosto se presentó allí una pequeña brigada de jóvenes dirigida por Alberto Castillo, y con gran disposición trabajaron hasta el martes 27, incluso de noche, hasta que dejaron resuelto el problema».

 Precisa Betancourt que los vecinos agradecen a JR la rapidez en publicar su queja, y a Aguas de La Habana por la celeridad en darle solución.

«Sabemos que falta mucho por mejorar en este sentido, pero esta es una buena señal», concluye.

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