La tecla del duende
Los tecleros holguineros fueron sorprendidos para festejar el aniversario 15 de su Tertulia. Una ofrenda floral en el monumento a Calixto García, en el parque que lleva el nombre del General de las tres Guerras, fue seguida por el homenaje del Partido y el Gobierno a los entusiastas de la ciudad cubana de los Parques.
Manteniendo la distancia, pero estrechando los afectos, las «muchachitas» holguineras tuvieron también el agasajo de la Uneac, la Upec, la FMC y la Delegación Provincial del Icap en el Salón Solemne de la Periquera. Y es que al hablar de activismo en los años festejados, lo realizado por el grupo que comanda Caridad Martínez (Cary) ha ganado ese reconocimiento, del que nuestra columna se hace eco.
Si quieren encontrarlos, búsquenlos en la primera línea de combate. Si quieren sumarse, tienen que estar dispuestos a ser de vanguardia. Y cuando estén creadas las condiciones, tendrán su tertulia de aniversario como corresponde. Todo lo que sea entrega por el otro será también felicidad para el incombustible grupo de Holguín.
Había una chica que se odiaba por ser ciega. Odiaba a todos, excepto a su novio amoroso. Él siempre estaba allí para ella. Un día ella le dijo a su novio: «Si pudiera ver el mundo aunque solo fuera un día, me casaría contigo».
Un día, alguien donó un par de ojos para ella. Cuando por fin retiraron el vendaje de sus ojos, fue capaz de verlo todo, incluyendo a su novio. Él le preguntó: «¿Ahora que ya puedes ver el mundo, quieres casarte conmigo?» La niña miró a su novio y vio que era ciego. La idea de mirarlo el resto de su vida así, la llevó a negarse a casarse con él.
Su novio la dejó con lágrimas y días más tarde le escribió
una nota: «Cuida bien de tus ojos, mi amor, porque antes de ser tuyos, fueron míos». Así trabaja a menudo el cerebro humano, cuando nuestro estatus cambia. Pocos recuerdan la vida antes, y a quienes estuvieron a su lado en lo difícil.
Hoy, antes de decir una palabra no amable: piensa en alguien que no puede hablar. Antes de quejarte sobre el sabor de la comida: piensa en quien no tiene nada que comer. Antes de quejarte de la vida, piensa en alguien que se fue pronto al cielo. Pero antes de pensar en señalar con el dedo o condenar, recuerda que ninguno de nosotros está libre de cometer errores (Enviado por Randy Saborit).
Pably: Si el error fue mío, ¿por qué no vuelves? Letty
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