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Poniendo al trabajo en su lugar

El movimiento sindical está en el deber de exigir los derechos de los trabajadores, pero también la responsabilidad de educarlos en el cumplimiento de sus deberes

Autor:

Juventud Rebelde

Debemos preguntarnos y respondernos: ¿Qué es lo que debemos hacer para que nuestra libertad no pueda ser jamás pisoteada, para que todas las maquinaciones de Bush y su camarilla neonazi se rompan los dientes contra este bastión indoblegable, y para que nuestro pueblo, a pesar de todos esos obstáculos, pueda labrarse una vida material y espiritual cada vez más plena, que solo es posible concebirla en la solidaridad con los pueblos hermanos de nuestra América?

Fue esta interrogante del secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba, Pedro Ross Leal, en los inicios de la jornada de este martes, la que suscitó más de 40 reflexiones centradas en lo fundamental en cuatro temas: la participación de los obreros en los Programas priorizados de la Revolución; la lucha contra las ilegalidades, el delito, la corrupción; la cultura económica, el ahorro, la eficiencia y el perfeccionamiento empresarial, y el ingreso salarial de los trabajadores, el sistema de pago por los resultados, y la disciplina laboral y administrativa.

Que la Revolución no busca únicamente su invulnerabilidad militar, sino también económica, lo reafirmó Marlene Hernández, dirigente sindical en Guamá, Santiago de Cuba, al afirmar que «es muy difícil que nosotros pensemos que vamos a tener mayores resultados, más productividad y eficiencia, incremento en los salarios, mayor bienestar material, si no le pedimos a las administraciones que organicen el trabajo, que lo controlen, y si nosotros no cumplimos con el deber de aprovechar la jornada laboral, ser disciplinados y trabajar con calidad, en nuestra condición de obreros y, a la vez, exigirle a los propios administradores que se ocupen de ejercer bien sus funciones y compulsar a la masa obrera a que también haga lo suyo.

«No podemos pensar que porque el trabajador llegue temprano al centro y se mantenga en él, eso significa que está haciendo lo que le corresponde, ocupado en su contenido de trabajo. Eso hay que controlarlo sistemáticamente. El movimiento sindical tiene que ocuparse de esa tarea. Exigirle a la administración que el trabajo esté bien organizado, y que haya disciplina, y que el resultado sea el que se espera. Que nadie vaya a pensar que las resoluciones por sí solas resuelven el problema de la indisciplina, del no aprovechamiento de la jornada laboral, del poco rendimiento. Ellas son solo un instrumento. La actuación sistemática del hombre es lo que decide», sostuvo.

En otro momento de su intervención, Marlene trasladó al plenario un comentario «de la calle». Hay mucha expectativa —expresó— con este congreso, sobre lo que sucederá en su recta final. La gente se pregunta una y otra vez: ¿Qué nos van a dar? Lo sé por una persona que conozco y aprecio mucho, que me la hizo a mí misma y yo le respondí con otra pregunta: ¿Qué más puedes aportar tú? ¿Qué más puedes hacer tú desde tu puesto de trabajo? Pregúntate ¿qué es lo que necesita el país?».

Hay que hacerse todos los días esas preguntas, con madurez, con convicción, y con la certeza de que la máxima dirección de la Revolución no alberga duda alguna de que no puede haber «una fórmula más justa y funcional para la eficiencia y la creación de la conciencia socialista, que la planteada hace más de un siglo por Carlos Marx: “de cada cual, según su capacidad; a cada cual, según su trabajo”. Pero con trabajo».

LA PRIORIDAD SOMOS NOSOTROS MISMOS

Otro asunto en la agenda de los delegados este martes fue la participación de los trabajadores en los Programas priorizados de la Revolución, con especial énfasis en la Revolución Energética.

El debate giró en torno a la necesidad de que la CTC no solo compulse la participación de sus afiliados en la ejecución de las diferentes obras e inversiones que demandan los nuevos programas de la Batalla de Ideas que, de hecho, se da, y lo corroboró Agustín Hinojosa, de Guantánamo, cuando dijo que el aporte de los trabajadores de esta provincia ha sido decisivo en las más de 90 obras que se han edificado, fundamentalmente en la Salud y la Educación.

Nadie duda del poder de convocatoria de los sindicatos para fines tan nobles, lo que no está todavía claramente entendido es que los programas priorizados también necesitan de la fiscalización del movimiento obrero en el control de los recursos, en la disciplina del trabajo, en que las obras se hagan con la calidad requerida.

En el caso particular de la Revolución Energética, todo el mundo se identifica con la utilidad de los programas para garantizar mayor disponibilidad y estabilidad del servicio eléctrico, con los que tienen que ver con la mejora de la calidad de vida del pueblo y la entrega de equipos menos consumidores y eficientes, pero no es igual el entendimiento cuando se trata del ahorro de portadores energéticos en los centros laborales, más que en las casas. Ahorro de combustible, de electricidad y de agua.

Xiomara Arias, dirigente sindical en la Empresa Conformadora de Guanajay, en la provincia de La Habana, compartió con los delegados la experiencia de su centro en este sentido. «Entre las primeras acciones que realizamos estuvo identificar los puestos de trabajo altamente consumidores, que son dieciséis. Allí nos reunimos con los trabajadores y les explicamos lo que consume cada uno de los equipos, tanto en moneda nacional como en pesos convertibles cubanos (CUC); les planteamos la necesidad del ahorro, de aprovechar al máximo la jornada de trabajo, y de las medidas que ellos mismos podían poner en práctica para reducir los consumos de portadores energéticos.

«A la par, realizamos matutinos, talleres y asambleas de afiliados para informar cuáles son los consumos del día, del mes y del año, y elaboramos folletos con los datos del gasto de cada uno de los equipos.

«También cambiamos las luminarias de los talleres y de los patios exteriores; en los horarios de almuerzo y merienda se apagan los equipos; si alguien va a salir de su oficina o puesto, le pedimos que apague la luz, desconecte el aire o el ventilador si lo tiene, porque estas sencillas medidas, reportan ahorro de electricidad», concluyó Xiomara.

Fue entonces cuando el joven Raúl Jordán Olivera, trabajador social, que representa a la provincia de Villa Clara en el cónclave, usó la palabra para «en nombre de otro programa de la Batalla de Ideas, el de los Trabajadores Sociales, ratificarle al plenario el compromiso de continuar enfrascados en el trabajo social y el restablecimiento de la economía, tareas que los jóvenes hemos asumido con responsabilidad y con dedicación porque atender a los muchachos que están desvinculados del estudio y el trabajo, a los ancianos que viven solos, a los niños con delicados problemas de salud, entregar a la familia los diferentes equipos electrodomésticos o controlar el consumo del combustible, en todo el país, son programas que priorizan en primer lugar al ser humano».

HAGAMOS LAS COSAS CON AMOR

Ya lo dijo Juana María Blanco, Heroína del Trabajo de la República de Cuba, con ese hablar desenfadado y sin remiendo, de la mujer de campo, digna, sincera, cuando expresó que con amor, con dedicación, con entrega total, con sentido de pertenencia, con trabajo, se pueden lograr muchas cosas. Porque a nadie se le ha dicho que trabaje tres horas, cuando todo el mundo sabe aquí que la jornada laboral es de ocho horas. Para que la tierra produzca lo que de ella esperamos hace falta el trabajo de todos los días. Si queremos mayores ingresos, solo es posible por obra del espíritu del trabajo.

MENSAJE A FIDEL Y A LOS CINCO

El Secretario General de la CTC envió un mensaje al Comandante en Jefe Fidel Castro, en nombre de los 1 457 delegados al XIX Congreso de la organización, quienes «en representación de los más de tres millones de trabajadores y trabajadoras afiliados a nuestros sindicatos le enviamos un fervoroso saludo y los más ardientes votos por su rápido restablecimiento.

«Los trabajadores cubanos, como siempre, seremos fieles a sus ideas, a su obra y al magisterio que usted nos ha inculcado», expresó el máximo dirigente sindical, al iniciar la lectura del Informe Central al cónclave.

El escenario fue propicio también para que los trabajadores enviaran su reconocimiento, su saludo, y el testimonio del respeto y la admiración del Congreso —delegados e invitados— a los cinco luchadores antiterroristas presos injustamente en cárceles de Estados Unidos.

OTRO ACUERDO ESPECIAL

Ante la tarea de librar batalla contra los vectores, en particular contra el mosquito Aedes aegypti, en todo el país, Pedro Ross Leal, miembro del Buró Político y secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), convidó a los más de mil delegados al XIX Congreso de la organización a que se multiplicaran en sus centros laborales, municipios y provincias, de manera que todos los trabajadores cubanos hagan suyo este combate.

En su exhortación, Ross solicitó a los presentes que, como en otros momentos decisivos de la Patria, la CTC contara con los jubilados y pensionados, para realizar con eficiencia y creatividad la misión de identificar, eliminar y controlar la existencia de vectores en la comunidad y los propios centros laborales.

«Tomemos todos el primer acuerdo especial de este congreso, consistente en convertir al movimiento de jubilados y pensionados en una fuerza permanente de choque en esta tarea, para la cual se cuenta con todos los recursos que hagan falta. Esa es la decisión del Caguairán», señaló y, de inmediato, contó con la aprobación unánime de todo el auditorio.

La propuesta tuvo lugar tras las intervenciones de varios delegados referidas a la necesidad de que el movimiento sindical contribuyera con su liderazgo y autoridad a elevar en los colectivos el nivel de compromiso de los trabajadores con las tareas de saneamiento e higienización que demanda el momento.

Otras opiniones reclamaron una atención especial de los ministerios, organismos, instituciones, de la sociedad en su conjunto, y en especial de las administraciones y los sindicatos para que se les dé una atención priorizada a los trabajadores que, tras una vida consagrada al trabajo, les llega la jubilación.

La petición fue mucho más abarcadora, pues los dirigentes sindicales se preocuparon por las acciones que a nivel social se pondrán en práctica para enfrentar el envejecimiento poblacional, de manera que a los adultos mayores, sean jubilados o no, pensionados o no, se les garantice una longevidad satisfactoria, en la que prime el respeto, la admiración y la atención permanente de todos.

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