Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Martí siempre nos enseña

Con solo 12 años, George Hernández ubica entre sus mayores alegrías el orgullo de ser cubano, un gentilicio que para él lleva incluidas las raíces profundas del Hombre de La Edad de Oro

Autor:

Yoelvis Lázaro Moreno Fernández

SANTA CLARA, Villa Clara.— Con anterioridad alguien me había hecho la advertencia: «Periodista, si tienes que conversar con él no será fácil. El problema es que él es muy callado, muy tímido. Hay que sacarle prácticamente las palabras de la boca».

Pero como los niños siempre sorprenden, George Hernández Armenteros, alumno de séptimo grado y delegado villaclareño al V Congreso Pioneril, enfiló su verbo y su temperamento tranquilo, y me habló de historias de estudios y juegos con sus amigos, como si hubiera sido yo uno más entre ellos.

Por la franqueza de sus ideas y el equilibrio de sus respuestas, uno percibe que este pionero de la escuela especial Camilo Cienfuegos, en Placetas, sabe echar a un lado de vez en cuando a ese niño retraído que en ocasiones aparenta, para mostrarnos a un alumno «todoterreno», amante de las letras y los números, del boxeo y del fútbol, de la gente de su barrio y de su tierra.

Con solo 12 años, George ubica entre sus mayores alegrías el orgullo de ser cubano, un gentilicio que para él lleva incluidas las raíces profundas del Hombre de La Edad de Oro.

«A los niños, Martí siempre nos enseña», me dice entusiasmado y convencido de las lecciones del Apóstol, de uno de carne y hueso, culto, generoso, justiciero, al que ha logrado descubrir en su escuela, gracias a la constancia y la pasión de sus maestros.

Mientras el diálogo transcurre a un lado del céntrico Monumento a la Acción contra el Tren Blindado, de esta ciudad, George alude con recurrencia al Che y me ilustra a su manera por qué todos los niños deben ser como él: «El Che siempre defendió las causas justas, siempre ayudó a los más necesitados».

Al preguntarle por su escuela y sus compañeros, él baja la cabeza y echa una sonrisa pícara como si hubiese recordado algunas de sus travesuras pasadas: «A mí me gusta estar en el aula, junto a mis amigos. Lo que más disfruto son las tardes de viernes dedicadas a las actividades de exploración y campismo. Poco a poco he aprendido a orientarme en la naturaleza, a hacer varios tipos de nudos y  cómo se vive en campaña».

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