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El navío permanecerá en puerto cienfueguero, mientras los marineros realizarán una serie de actividades en el territorio. Autor: Juan Carlos Dorado Publicado: 21/09/2017 | 05:19 pm
CIENFUEGOS.— Con el mar recorriéndole todos los espacios, los cuerpos aún salobres y reflejadas en las pupilas las historias de las aguas, los guardiamarinas de la Academia Naval Granma, de la Marina de Guerra Revolucionaria, llegaron, a bordo de los buques de instrucción, a la bahía de Jagua. Después de siete días de navegación, en la terminal portuaria Olimpia Medina se les dio la bienvenida a la ciudad.
A pesar de la cercanía descrita en las cartas de navegación, el trayecto hasta Cienfuegos les pareció muy lejano en este bojeo a Cuba, que realizan como parte de sus prácticas de mando en los buques de instrucción Carlos Manuel de Céspedes, Tuxco y XIV Festival.
Según el director de la Academia, contralmirante Luis González Navarro, entraron a Cienfuegos aproximadamente a las 4 y 20 de la mañana. Aunque el canal de acceso resulta ser bastante estrecho, la precisión del sistema de aseguramiento hidrográfico y el equipamiento de la propia embarcación garantizaron la maniobra de ingreso con plena seguridad.
«Desde el sur de la Isla de la Juventud hasta el sur de Cayo Guano, estuvimos navegando con mar fuerza tres para cuatro y vientos entre ocho y nueve metros por segundo en la proa; eso nos dio bastantes marejadas, bastante movimiento y cabeceo del buque. Entre Cayo Guano y Cienfuegos la travesía se caracterizó también por el viento fuerte, nos abatió bastante, alcanzó cerca de 12 metros por segundo», aseguró González Navarro.
El navío permanecerá en puerto cienfueguero, mientras los guardiamarinas realizarán una serie de actividades en el territorio. La visita al cementerio Tomás Acea y al Museo Naval de la ciudad, les permitirá rendir homenaje a quienes, marinos igual que ellos, perdieran la vida durante los sucesos del 5 de septiembre de 1957.
El contralmirante Luis González informó que a pesar de ser este el quinto bojeo en composición de destacamento, «siempre se adquieren nuevas experiencias, sobre todo porque hemos incorporado técnicas modernas en los buques que garantizan la seguridad de la navegación, también una instrucción más precisa y el cumplimiento de todos los ejercicios previstos.
«La principal dificultad que hemos enfrentado es el mareo de los novatos, pero se rebasa, y cuando lleguemos otra vez a La Habana estarán listos para ser los futuros leones de mar», agregó el Director de la Academia Naval.
La guardiamarina Milibey Tudela Osorio confesó que sentir el azote de los vientos, la lluvia matutina y la entrega y resistencia del buque escuela al movimiento de las olas, la hizo buscar a su alrededor una frase de apoyo.
Conocía que en ese momento, cuando cruzaron el acantilado Archipiélago de los Canarreos, su puesto de combate ganaría mayor significación. A medida que se deterioraban las condiciones del tiempo, el radar que manipulaba se ratificaría como «los ojos de la embarcación».
La guardiamarina Yamilín Peña Almirall compartió que «aunque en la Academia controlamos el tráfico marítimo, mediante un sistema fijo, en el cual debemos simular objetivos con marcas y plotearlos, esto nos preparó para realizar en este viaje el seguimiento a medios en movimiento».
Para el teniente de fragata Yordan Alba González, «el mal tiempo constituyó una prueba certera para los subordinados, y permitió que pudieran practicar las habilidades y conocimientos teóricos adquiridos en las clases. Al mismo tiempo, son valorados como marinos en todos los sentidos».
Ahora, en Cienfuegos, tendrán también cerca el espíritu de aquellos compañeros de armas que protagonizaron el levantamiento en la ciudad.
