Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Secreto guardado en acetato

A los 92 años un hombre revela cómo participó de la grabación clandestina del Himno del 26 de Julio y conservó hasta hoy uno de aquellos inestimables originales

Autor:

Luis Hernández Serrano

Nació arriba de un disco y lo bautizaron con una aguja de fonógrafo. Orlando Nicoláu Fernández tiene 92 años y es la primera vez en su vida que cuenta cómo participó en la grabación clandestina del Himno del 26 de Julio, el 15 de febrero de 1957.

Entonces era el jefe del Departamento de Grabación de Radio Cadena Habana, donde varios miembros del movimiento revolucionario —unos músicos y otros cantantes— interpretaron la pieza musical compuesta por Agustín Díaz Cartaya, a petición de Fidel.

«Estuve allí, aunque no he buscado, ni busco, ni quiero el protagonismo que no tuve nunca en aquel hecho», explica, muy lúcido para su edad.

Fuimos a ver a Nicoláu y no quería dar una entrevista. Solo aclarar que dar a conocer su historia no se viera como una charlatanería o farsa suya.

Su familia —en presencia suya— nos dijo que él tiene las pruebas de que sí estuvo entre el grupo de personas que viabilizó, a riesgo de sus vidas, aquella peligrosa e importante grabación.

Su esposa, Yasodara Sardá Morales; dos hijos, Regla y Eduardo Nicoláu Valoría; y un nieto, Rafael Valdivia Nicoláu, en su casa de la Avenida 69 No. 1612, entre 16 y 18, en el Centro Cotorro, municipio homónimo, en La Habana, confirmaron el hecho.

El grabador olvidado

Antonio García —con quien tenía un negocio de grabaciones— le habló de grabar una pieza musical y le trajo a Carlos Faxas, el director del popular cuarteto, con el que tuvo dos cordiales conversaciones en días diferentes, en el Salón H, en la Manzana de Gómez, fuera de Cadena Habana, en la que se pusieron de acuerdo, recuerda ahora.

«Esto nunca se ha dicho con tantos detalles: había que grabar el himno después de las dos de la madrugada. La emisora trabajaba hasta esa hora precisamente. El operador de turno en ese momento era Francisco Vilalta, “Paco”, quien vive actualmente. Ambos teníamos una buena amistad y yo confiaba en él, le conté la misión que debíamos cumplir y acordamos cómo íbamos a realizarla».

Nicoláu le solicitó a Paco Vilalta que cuando se comenzara a grabar aquella música, había que poner para la calle, bien alto, discos de la orquesta Sonora Matancera, de muchas trompetas, para encubrir lo más posible el sonido del himno que grabaríamos.

Lo pensó así porque entonces había una reunión de Gobierno en el Palacio Presidencial, y la esposa de Batista, Marta Fernández, participaba en una fiesta con algunas amistades en el mismo edificio donde estaba Radio Cadena Habana, en el antiguo Centro Gallego, a solo dos o tres pisos de ellos.

Por ambas razones la policía y otros órganos represivos recorrían los alrededores, y ello entrañaba un serio peligro si descubrían lo que se estaba haciendo en la emisora a favor del 26 de Julio y en contra del régimen batistiano.

La grabación

Orlando Nicoláu nos muestra varias revistas Ellas y Bohemia, anteriores a 1959, con fotos suyas y pies de grabado que consignaban su cargo de Jefe del Departamento de Grabaciones de la antigua Cadena Habana.

«La primera grabación la hice en cinta magnetofónica y después la utilicé como matriz para sacar —en la máquina correspondiente de nuestro departamento— los acetatos.

«Carlos Faxas —que está vivo y no me dejará mentir— al terminar de grabar, me pidió aquella madrugada 11 placas y yo cumplí. Se hacían rápidamente, en el tiempo que duraba la pieza musical. Se empleaba como base una placa de aluminio, con un baño de laca por ambas caras, de un grueso mínimo.

«Ya en ese tiempo se matrizaba en cinta, porque así se podía borrar y no se echaba a perder ningún otro material. Grabamos el himno dos veces. Borré la grabación que no salió como debía, y al final nos quedamos con la mejor.

«Mantuve en la cinta solo una grabación, por si de pronto entraba alguien, borrarla enseguida, pues yo cambiaba la grabadora automáticamente, y la “borradura” la hacía en la mitad del tiempo en que se grababa.

«Tuve ese cuidado, porque se trataba de un material supersecreto, muy comprometedor, y más con los policías y la mujer de Batista tan cerca, ¿no?».

Nicoláu hizo las 11 placas, pero el pianista Faxas pidió cinco más. Por ironías de la vida, el grabador tuvo que destruirlas, porque el músico cayó preso.

«Recuerdo que al llegar en mi carro a Cadena Habana, el discotecario me dijo que ni me bajara, que fuera a ver a Vilalta al Circuito Nacional Cubano (CNC), que me estaba esperando.

«Lo fui a ver, me dio la llave de su casilla para que sacara las copias del disco, y al hacerlo me encontré que tenía muchos bonos del 26 de Julio, por lo que me enteré de que él pertenecía a esa organización.

«Se pensaba que Faxas estaba preso por lo de la grabación secreta del himno, pero fue por un sabotaje realizado en la Feria Agropecuaria de Rancho Boyeros, en La Habana, y pensaron que él tenía algo que ver con eso».

Argumenta nuestro entrevistado que no ha salido nunca en la prensa dando este testimonio, porque él no volvió a ver a Faxas, y jamás tuvo contacto con los demás participantes en aquella grabación.

«Ni yo con ellos, ni ellos conmigo; esa es la verdad. Yo no pertenecía al Movimiento 26 de Julio, aunque me mantuve todos esos años en Cadena Habana y conservo mi carné del Instituto Cubano de Radio de 1961. Tengo ocho hijos, tres varones y cinco hembras, numerosos nietos y ocho bisnietos. Soy el único de la familia que me he dedicado a las grabaciones».

Algo hasta hoy desconocido

El hombre que hasta ahora no había sido reconocido en el recuento de la grabación secreta del Himno del 26 de Julio, no solo tiene en su poder un disco de acetato original de la importante grabación. Posee igualmente otro disco de ese tipo, con la grabación de la primera vez que por la radio cubana —y precisamente por Radio Cadena Habana— un locutor mencionó quiénes habían participado en el acto clandestino en esa emisora, entre ellos el mismo Orlando Nicoláu Fernández.

«Eso fue porque a través del Canal 2 de la Televisión, en enero de 1959, en el programa Codazos, de Arturo Artalejo y Carlos D’mant, alguien o uno de ellos dos, mencionó que la grabación de tan importante himno se había hecho el 15 de febrero de 1957, en Radio Cadena Habana.

«Tal afirmación la escuchó, casualmente, el dueño de nuestra emisora, Modesto Vázquez, y se enteró así de que, efectivamente, a espaldas suyas, en forma clandestina, lo habíamos hecho en su emisora.

«Por supuesto, él enseguida me vino a ver y, en forma amable y correcta, me dijo: “Mira, Nicoláu, si el disco se grabó aquí y conservas alguna matriz de él o alguna placa de acetato con ese himno, debes ponerla al aire, pues no es lógico que sean otras personas, ajenas al hecho histórico, quienes hablen de ese hito. Radio Cadena Habana no debe permanecer silenciosa, cuando somos nosotros los que tenemos que decir dónde, cómo, cuándo, porqué se hizo y quiénes participaron, ¿no lo crees?”.

«De esa manera ese otro disco que yo he guardado hasta hoy —como el otro con el himno— son pruebas valiosas del acontecimiento de la grabación, de su anuncio radial por la misma emisora donde se realizó y de mi modesta participación.

«Aquello realmente fue un “palo periodístico”. Modesto Vázquez y yo hablamos con el locutor, José Luis González Quevedo, que estaba en el programa de la Sonora Matancera, y le sugerimos que hablara con su director, Rogelio Martínez, en un aparte, a la mitad del programa, interrumpiera unos minutos y recordara el hecho.

«Y así lo hizo, diciendo: “Señoras y señores, ahora voy a hablarles de algo muy interesante, algo de lo que nosotros no queríamos hablar, pero que se trató anoche en cierto programa de televisión, y es justo que nos hagamos eco de ello…”.

«Y se refirió a la grabación con algunos detalles, aclarando que fue hecha en el Estudio 2 de nuestra emisora. Dijo que habíamos participado en el suceso clandestino, entre otros, Carlos Faxas, Francisco Vilalta y yo; y de inmediato puso al aire el himno grabado, toda una revelación. El disco probatorio lo tengo aquí, y sirve hoy para darle un empujoncito a la verdad, ¿no lo creen ustedes?».

Letra original del Himno del 26 de Julio

Marchando, vamos hacia un ideal

sabiendo que hemos de triunfar

en aras de paz y prosperidad

lucharemos todos por la libertad.

Adelante cubanos

que Cuba premiará nuestro heroísmo

pues somos soldados

que vamos a la Patria liberar

limpiando con fuego

que arrase con esta plaga infernal

de gobernantes indeseables

y de tiranos insaciables

que a Cuba

han hundido en el Mal.

La sangre que en Oriente se derramó

nosotros no debemos olvidar

por eso unidos hemos de estar

recordando a aquellos que muertos están.

La muerte es victoria y gloria que al fin

la historia por siempre recordará

la antorcha que airosa alumbrando va

nuestros ideales por la Libertad.

El pueblo de Cuba...

sumido en su dolor se siente herido

y se ha decidido...

hallar sin tregua una solución

que sirva de ejemplo

a ésos que no tienen compasión

y arriesgaremos decididos

por esa causa hasta la vida

¡que viva la Revolución!

Letra que se cantaba en la cárcel de Boniato y en el juicio por los sucesos del 26 de Julio. Esa letra sufrió cambios, como el de sustituir Oriente por Cuba

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