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Por el bien común de la humanidad

Así definió el teólogo y sociólogo belga Francois Houtart el nuevo paradigma que necesita el planeta, en la reunión que busca en La Habana los caminos para equilibrar el mundo

Autor:

Marina Menéndez Quintero

Como «intervención iluminadora» fueron calificados los análisis del teólogo y sociólogo belga Francois Houtart, quien apoyó los llamados formulados ya a los científicos por otros pensadores para elaborar la teoría de esta etapa de transición —en que, consideran, se encuentra el mundo—, hacia un nuevo paradigma que, llámese como se llame, está marcado por el bien común de la humanidad.

Para Houtart, las enseñanzas de José Martí, a quien está dedicada esta III Conferencia Internacional Por el Equilibrio del mundo, son fundamentales frente al desafío ético que significa el hecho de que el capitalismo esté llegando a sus límites, mientras los países emergentes siguen el mismo modelo.

Marx, recordó, dijo que la única solución es el socialismo porque será el que permita la reconstrucción del perdido equilibrio del planeta. La pregunta, entonces, que tenemos frente al futuro, es definir qué tipo de socialismo, reflexionó Houtart.

El problema político y social que se abre hoy ante nosotros es que, frente a la situación de límites en que se encuentra el capitalismo, su actuación es seguir concentrando las riquezas (el poder económico) y también el poder político, lo que constituye, señaló, el resultado de la lógica del sistema.

Se trata de una contradicción fundamental: la lógica de un sistema económico contra las necesidades de los seres humanos, conceptualizó.

Así, el 84 por ciento de las riquezas mundiales son absorbidas hoy por el 20 por ciento de la población.

Es el resultado de una geoestrategia que emana como respuesta del sistema, y que es siempre más represiva y violenta.

Por eso, insistió, debemos pensar en el nuevo paradigma.

Según Marx, se trata de un sistema de necesidad y capacidades. O podría denominársele también Socialismo del siglo XXI, no importan los nombres, señaló. Hablamos de un paradigma centrado en el bien común de la humanidad, lo que no solo significaría asegurar las condiciones de vida al hombre, sino para producir, reproducir y mejorar la vida de la madre tierra y de la humanidad —que, según los mayas de Chiapas, en México, es «la parte consciente de la naturaleza».

En opinión de Houtart, la elaboración de ese nuevo paradigma estaría definido por cuatro ejes que se corresponden con las necesidades de la sociedad, no importa el signo que tengan: la relación con la Naturaleza, la producción material para la vida, la organización colectiva y la cultura.

Ello se traduce en salir de la concepción de explotación de la naturaleza y llegar a la concepción de su respeto como fuente de toda la vida. Retomar el valor de uso sobre el valor de cambio, que es el origen del capitalismo. Garantizar la generalización de la democracia en todas las relaciones sociales, para que los seres humanos sean sujetos de su propia historia. Dar a cada cultura y a cada saber, la espiritualidad de poder construir ese modelo.

Según el prestigioso intelectual belga, ello podría parecer una utopía y lo es en el sentido positivo de que es una utopía necesaria; pero no se trata de una ilusión porque, anotó, ya existen en el orbe movimientos sociales y organizaciones que trabajan en esos cuatro ejes.

Sin embargo, dijo, aún faltarían dos elementos para hacer cristalizar tales esfuerzos: desarrollar una teoría y enriquecerla, partiendo de las bases aportadas por Marx, y contribuir a la convergencia de todas esas iniciativas y movimientos, que hasta son segmentarios, y no representan una fuerza suficiente para asegurar el equilibrio.

Houtart afirma que estamos en un proceso de transición hacia ese nuevo paradigma, que será el único que garantice el equilibrio. No se logrará con una simple adaptación del sistema decadente a las nuevas demandas.

Por eso, remarcó, debemos definir bien teóricamente, también, qué es la transición, para lo cual el pensador belga expuso tres propuestas, retomando algunas ya planteadas por otros pensadores: llegar a una V Internacional que permita reagrupar a todas las fuerzas contra el sistema para construir uno nuevo (una instancia que vaya mucho más allá del Foro Social Mundial que, advirtió, sigue siendo necesario); apoyar el llamado a los científicos del mundo sobre la urgencia de su pensamiento frente a la situación que vivimos, y respaldar la propuesta de una Declaración Universal del bien común de la humanidad, que sea paralela a la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Eso, dijo, no va a cambiar el mundo, pero sí la lucha revolucionaria. Y puede tener un papel pedagógico para avanzar más.

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