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Para un joven del presente cubano sigue siendo un honor y un enorme privilegio participar en el Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas. Un congreso de cualquier organización es un encuentro importante. Sin embargo, en este confluye la vanguardia de la juventud cubana, razón por la cual el joven que ha llegado hasta este punto, necesariamente siente sobre sí una enorme responsabilidad.
Se ha adquirido un compromiso no solo con la militancia que se representa y que depositó su confianza en él, sino también con Cuba y con la construcción de nuestro socialismo.
Esta décima edición impone los retos de los nuevos tiempos: las dificultades económicas que atraviesan la nación y el mundo, la complejidad y riqueza que da la propia heterogeneidad de la juventud cubana, el enfrentamiento a las nuevas formas de subversión ideológica, la fuerte y necesaria presencia de las modernas tecnologías de la información y las comunicaciones, el mantenimiento de los logros históricos de la Revolución y la necesidad de frescas formas de hacer.
Para algunos delegados es la primera vez en un evento como este; otros han participado también en congresos de los pioneros, la FEEM, la FEU...; mas a todos nunca deja de sorprendernos el apoyo y la preocupación de la máxima dirección del país por el modo en que piensa la juventud. Y es que «quien se alimenta de ideas jóvenes vive siempre joven…», por lo que la Revolución Cubana nunca dejará de serlo.
De algo está segura hoy ciento por ciento esta generación de cubanos: cada día que pasa somos más libres porque nos preparamos, capacitamos y trabajamos más. Ya hemos articulado la columna vertebral de nuestra libertad; lo que nos falte, lo crearemos, y de aquí al próximo congreso tendremos una Cuba que sin perder sus esencias socialistas será más próspera y un digno lugar que legaremos a nuestros hijos.
*Delegado de La Habana y Presidente de la FEU en el Instituto Superior de Tecnologías y Ciencias Aplicadas
