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El primer Partido Comunista de Cuba: relevo y continuidad

Su fundación el 16 de agosto de 1925 vino del encuentro y sucesión de distintas generaciones de revolucionarios cubanos: uno de sus forjadores fue el líder Julio Antonio Mella, de solo 22 años, y otro, el probado luchador socialista Carlos Baliño

Autor:

Marta Gómez Ferrals

La fundación del primer Partido Comunista de Cuba el 16 de agosto de 1925 vino del encuentro y sucesión de distintas generaciones de revolucionarios cubanos: uno de sus forjadores fue el líder Julio Antonio Mella, de solo 22 años, y otro, el probado luchador socialista Carlos Baliño, quien había cooperado con José Martí en los preparativos de la Guerra Necesaria.

Mella era un joven dirigente estudiantil, de profundo pensamiento político, enfático en el marxismo y antimperialismo. Estaba como predestinado a morir muy joven, a los 26 años, víctima de la saña del dictador Gerardo Machado, quien mandó a esbirros a matarlo en las calles de México, donde debió exiliarse.

Carlos Baliño, apodado cariñosamente el Viejo Roble, ya era un anciano venerable. En sus años mozos fundó junto al Apóstol el Partido Revolucionario Cubano, en 1892, y luego lo había apoyado en las labores movilizadoras de los tabaqueros cubanos de Tampa, entre los cuales era un fogueado dirigente.

Además de su valiosa contribución a la causa de la independencia en el siglo XIX, a esas alturas Baliño se había dedicado a difundir las ideas marxistas en la Isla en las primeras décadas del siglo XX.

Desde su juventud se afilió a las ideas marxistas y socialistas, y luego al leninismo. Cuando Martí lo conoció como obrero y líder sindical en Tampa, Cayo Hueso, ya militaba en esa corriente revolucionaria. El Maestro pronto quedó ganado por el patriotismo, la entrega y el amor por las causas justas de Baliño.

Volviendo al hecho fundacional, ocurrido en una vieja casona del entonces emergente barrio de El Vedado, en La Habana, allí se encontraban también Alejandro Barreiro, representante sindical de los trabajadores de la manufactura del cigarro; Yoshka Grinberg, Yunger Semiovich —el alias de Fabio Grobart—, entre otros.

Un enviado del Partido Comunista Mexicano, Enrique Flores Magón, acompañó a los marxistas cubanos y brindó su asesoría en aspectos técnicos.

El profesor canario José Miguel Pérez, residente en la isla, y el dirigente sindical José Peña Vilaboa, figuraron entre los invitados. José Miguel Pérez resultó electo secretario general de forma permanente, junto a Flores Magón, como secretario de actas, y Julio Antonio Mella al frente de la prensa y la publicidad.

Muchos de los que fundaron el primer Partido Comunista, aunque luchaban desde convicciones raigales para que la justicia llegara a la clase obrera y a toda la nación, no disponían de la formación política de sus líderes más preclaros, como Mella y Baliño.

Se creó entonces un proyecto de educación que iría más allá del sector de los obreros. Incluía también la organización y asesoría de los movimientos campesinos en reclamos de derechos, también los de la juventud y las mujeres.

Esa organización tuvo que esperar hasta el año 1938 para poder legalizarse, bajo el nombre de Unión Revolucionaria Comunista. Como era de esperarse, el dictador Gerardo Machado, impuesto en la presidencia de la república desde el 20 de mayo de 1925, enseguida desató sobre esos enemigos, para él mortales, la más despiadada cacería.

En 1944 la organización pasa a llamarse Partido Socialista Popular. Comenzó una etapa en la cual defendieron desde el parlamento de la época los derechos del pueblo.

Cuando finalmente en 1959 fue posible el triunfo de la Revolución, se hicieron cambios radicales en el país a favor de la justicia, la igualdad social y la soberanía de la nación, también en cuanto a la unidad de las fuerzas combativas del pueblo.

Como parte del devenir de la historia, en 1965 surge el nuevo Partido Comunista de Cuba, rector ideológico del proceso revolucionario cubano, igualmente integrado por la nueva hornada de combatientes y antiguos pilares de la lucha. La continuidad de la Revolución Cubana siempre ha sido innegable. (Tomado de ACN)

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