Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Una cruzada por el orden y el buen gusto

A quitarle siempre que se pueda un pedazo a la chapucería, y a trabajar con orden llamó este lunes, durante un recorrido por La Habana, el Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez

Autor:

Alina Perera Robbio

Tan importante como hacer las cosas, es hacerlas bien, con deseos, pensando en todos los detalles posibles. Ese pensamiento fue factor común durante el recorrido que el Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, realizó este lunes, en La Habana, por lugares de importancia económica y social.

El buen gusto y el sentido del orden son premisas que no pueden faltar entre cubanos si queremos que el bienestar forme parte, cada vez con mayor fuerza, de nuestra suerte cotidiana. En eso podía pensarse mientras se era parte de la visita que el Jefe de Estado hizo al complejo recreativo Marcelo Salado, ubicado en el municipio de Playa y que tras cinco meses y unos días de ser objeto de una restauración capital, luce como recién hecho, terminado con una decoración exquisita, en la cual no faltan hermosas obras de la plástica, y hasta vitrales.

Acompañado de las autoridades del Partido y del Gobierno en la capital, el mandatario pudo apreciar imágenes de cómo era el complejo recreativo antes de la importante inversión constructiva, y cómo han quedado mucho de sus espacios: donde antes todo era desalentador por el paso del tiempo y el implacable salitre —además de la devastación que allí provocó el paso del huracán Irma—, ahora los distintos recintos desde los cuales se puede disfrutar algún servicio ostentan una belleza que va desde los cristales de un ventanal, pasando por el brillo de los pisos, hasta los muebles y las lámparas.

La presencia de Díaz-Canel en el complejo recreativo, mientras bordeaba la piscina, también impecable, donde se formaron muchos de nuestros nadadores, fue oportunidad para el encuentro del Presidente con glorias del deporte de Cuba. Allí estaban María Caridad Colón, Ana Fidelia Quirot y Javier Sotomayor, entre otros, símbolos de lo logrado por la Revolución en el ámbito deportivo.

No faltaron los abrazos, ni las fotografías. En algún momento María Caridad Colón, primera atleta latinoamericana en coronarse campeona olímpica en el lanzamiento de la jabalina (en Moscú, 1980), pidió al mandatario retratarse con él. Y entonces fue él quien le preguntó a la gloria deportiva que si podía tomarse una fotografía con ella.

En poco tiempo hubo más de un momento emotivo: un joven cantinero le dijo al Jefe de Estado, quien ya le había preguntado, cuáles son los ingredientes que lleva el trago conocido como mojito. El dependiente, alegre y espontáneamente, le dio un abrazo. Y en medio de la visita, viendo cuánto pueden hacer la constancia y el respeto por la belleza, Díaz-Canel comentó: «Eso es lo que tenemos que hacer: arrancarle pedazos a la chapucería».

En el Club 500 José Antonio Echeverría, situado en el municipio Plaza de la Revolución se acometió una restauración seria, ejemplo de un excelente acabado y buen gusto.Foto: Estudios Revolución.

La frase también pudo haber sido dicha en el Club 500 José Antonio Echeverría, perteneciente al municipio de Plaza e igualmente cerca del mar. Allí, que fue el segundo punto en la agenda del recorrido por La Habana, cada rincón muestra que se acometió una restauración seria, ejemplo de excelente acabado y de buen gusto.

 


La Finca Las Piedras, liderada por el destacado productor Alexander Alfonso, es ejemplo de cuánto puede obtener un colectivo para el cual las prioridades están claras. Fotos: Estudios Revolución.

Para cerrar la jornada, el mandatario se dirigió a la cooperativa de créditos y servicios (CCS) Efraín Mayor, ubicada en el municipio de Guanabacoa, la cual cuenta con 66 socios y no muchas fincas, pero sí con un alto nivel de producción.

Muy interesante resultó el intercambio del Jefe de Estado con el productor destacado Alexander Alfonso, quien, al frente de la finca Las Piedras perteneciente a la CCS, está demostrando, con sus magníficos resultados en la producción de frutas y hortalizas, que cuando hay motivación y sentido de pertenencia la tierra sirve.

En la finca de dos caballerías, donde reinan la limpieza, el orden, e incluso la belleza, el Presidente pudo constatar cuánto puede obtener un colectivo con las prioridades claras y al cual lo que más le preocupa son las posibles trabas que puedan frenar el desarrollo de la comercialización de cuanto se hace y el pueblo necesita.

«Así tiene que ser la agricultura: ordenada», dijo el Presidente de la República; y ese llamado —¿por qué no?— es válido para la economía (una de las prioridades esenciales para 2020), y para la sociedad en pleno.

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