Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Cuando la semilla germina

Este joven de 29 años, graduado de Informática en la Universidad de Isla de la Juventud, cambió por vocación la oficina por el surco

Autor:

Roberto Díaz Martorell

MELLA VAQUERO, Isla de la Juventud.— La capacidad de la familia cubana para despertar vocación, motivaciones y desarrollar aptitudes hacia determinadas áreas de acción en el futuro de los hijos, no solo es notable, sino también garantiza la continuidad del legado y formación correcta de las nuevas generaciones.

Tal es el caso de la familia Del Toro-Piñero en Isla de la Juventud, quienes inculcaron en sus retoños la necesidad de estudiar y ser hombres y mujeres de bien. JR acerca al lector a la historia de Ricardo del Toro Piñero, el mayor de los hermanos, quien dejó, literalmente, la oficina por el surco.

«Mi papá y mi mamá construyeron esta finca y en esta está sembrado el futuro de la familia. Eso, sumado a la vocación natural que siento por el campo —desde que nací es lo que veía— la semilla campesina germinó y eso fue lo que pasó», dice este joven de 30 años, licenciado en Informática de la Universidad Jesús Montané Oropesa, en el territorio.

Junto a su papá en la siembra de la finca. Roberto Díaz Martorell

 «Ellos querían y me exigieron un título y ahí se los entregué. Cumplí y no fue fácil, lo hice por la modalidad de curso para trabajadores y estudiar y trabajar al mismo tiempo fue complejo y hasta perdí un poco de pelo», sonríe.

 «La mayoría de los jóvenes de hoy prefieren trabajos menos “duros”, pero el campo precisa, además de amor y vocación, mucho sacrificio. No hay sábados ni domingos libres. Cuando hay cosecha ¡hay cosecha!; si hay que ordeñar ¡hay que ordeñar!, no se puede dejar para otro día, llueve, truene o relampaguee. En la agricultura, tiempo que se pierde no se recupera.

 «Lo que tenemos que entender e interiorizar es que con el trabajo duro y diario en el campo se defiende, en primer lugar, a la Revolución, el cumplimiento de los planes que se pactan con la cooperativa y con el territorio; y en segundo, el orgullo de la familia y de los campesinos.

 «No ha sido fácil; he renunciado a las salidas a fiestas, como antes; ahora me divierto muy ocasionalmente, mi tiempo lo divido entre el trabajo en la finca y la atención a mi familia, la que estoy formando ahora con el nacimiento de un nuevo Ricardo del Toro, para que siga la tradición si así lo decide en el futuro.

 «El consejo que les puedo dar a otros jóvenes cubanos es que hagan lo que les guste, donde se sientan bien, que la vocación decida. Hoy se busca mucho lo material y mejores beneficios económicos, y hacen falta, eso no es secreto, pero no hay cosa más linda que hacer lo que te gusta; entonces llegan juntas las mejoras materiales y las espirituales.

 «Aunque las decisiones finales las toma uno mismo, la familia es muy influyente en ese sentido: según las enseñanzas en casa, será entonces el futuro de la casa. Pero cuando ves a tus padres sacrificados, trabajadores, incansables… esa imagen queda y se prende; a mí me pasó.

 «A mi hijo le exigiré lo mismo: tendrá que estudiar y, como yo lo hice con mi papá, regalarme un título, pero también le enseñaré que el trabajo en el campo es la herencia que le dejo. Él decidirá, como yo lo hice, porque amar el campo no se enseña, eso nace.

 «Manejar una finca es muy complejo en la actualidad, pero no me arrepiento, solo seguí el llamado de la tierra que me vio nacer y me alimentó; entonces cuando los resultados llegan, se sabe que todo el sacrificio no fue en vano y eso es lo más importante», acota.

Aunque el joven afirma y confirma que la finca le roba la mayor parte del tiempo, no deja de disfrutar de la música romántica de Marco Antonio Solís y Chayanne, y adora los corridos mexicanos y el reguetón. «Solo escucho las canciones, porque bailar no es lo mío», dice risueño Ricardo, hijo de Ricardo del Toro Cardet, uno de los mejores productores de arroz del Municipio Especial, de quien, asegura, aprendió todo lo que sabe del trabajo en la agricultura y de su mamá el amor a los animales.

 

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