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No he podido dejar de contar historias

Coscia, Secretario de Cultura de la Nación Argentina, presentará este domingo, en la sala Nicolás Guillén de la fortaleza San Carlos de la Cabaña, a la 1:00 p.m., su libro Che Cuba y otros versos pintados

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

Sus ojos lo delatan, hablan por él, mas tras la insistencia de Juventud Rebelde, Jorge Coscia no esconde su satisfacción por estar nuevamente en la capital de esta Isla. «Para nosotros Cuba, La Habana, la Feria Internacional del Libro son lugares y circunstancias absolutamente ligados a nuestra más profunda pertenencia política, latinoamericana y cultural. Así que es todo un acontecimiento y un gusto», dice.

Solo que ahora este cineasta egresado del Centro de Experimentación y Realización Cinematográfica, no solo encabeza la importante delegación que representa a su país en la XXII Feria Internacional del Libro, como Secretario de Cultura de la Nación Argentina que es desde 2009, sino que también ha viajado para presentar este domingo, en la sala Nicolás Guillén de la fortaleza San Carlos de la Cabaña, a la 1:00 p.m., su libro Che Cuba y otros versos pintados, una magnífica edición que aparece con las ilustraciones del reconocido artista de la plástica Ariel Mlynarzewicz.

«En lo personal esta es la tercera vez que participo en la Feria. Y es curioso, porque como cineasta nunca pude estar en las premiaciones del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano (de hecho solo estuve una vez), donde dos de mis películas, Sentimientos. Mirtha de Liniers a Estambul y Cipayos (la tercera invasión), resultaron reconocidas con sendos Corales».

—Che Cuba... es su primer libro de poesía...

—En verdad es mi primer libro de poesía editado, pues he escrito poesía desde muy chico. Pero la mayor parte de mi obra, por suerte, se perdió (sonríe), lo cual me permitió empezar de nuevo ya más maduro. Y debo decir que le debo a Cuba, de cierta manera, esa oportunidad.

«Che Cuba y otros versos pintados recopila tanto el poema que lo nombra como otros que tienen que ver con el amor, la vida, mi hija, con muchas cosas. Pero el poema disparador fue este que escribí aquí hace dos años, y por eso para mí era fundamental venir a presentarlo en La Habana,  acompañado por el ilustrador, un amigo, un talentosísimo y muy conocido pintor argentino.

«Debo decir que este sábado, 5:00 p.m., quedará inaugurada la muestra pictórica de Ariel Mlynarzewicz, en la galería del cine 23 y 12; una exposición que incluye las 18 obras que ilustran el libro. Era linda la idea de juntar mi poesía con su pintura. Entonces, he venido no solo como Secretario de Cultura, sino además a devolverle a Cuba lo que le ha dado a mi generación: la inspiración que siempre hemos tenido de ser libres, justos, soberanos».

—Entonces, no son poemas escritos de un golpe...

—Son poemas de los últimos tres o cuatro años, no de los últimos 50, tiempo que hace que escribo. Las vicisitudes de la vida, sobre todo la profesión de cineasta, me llevaron a «abandonar» un poco la escritura. Después, como me convertí en funcionario, no seguí filmando, pero no he podido dejar de contar historias. Y de alguna manera lo he seguido haciendo ya sea a través de mi novela Juan y Eva, como de mi poesía que tiene algo de cuentos o de ensayo.

—¿Cuándo empezó a tomarse la literatura de una manera más seria como para decidirse a publicar un libro?

—Mis libros de ensayo, lo primero que publiqué, constituyen textos de combate, de debate. Son, fundamentalmente, recopilaciones de artículos sobre el debate ideológico que vivimos en mi país y en América Latina. Soy una persona identificada con el pensamiento latinoamericanista desde muy joven, con la idea de que somos una patria grande. También desde muy temprano he admirado la Revolución Cubana, por el heroísmo de este pueblo. Pero, te repito, escribí siempre.

«De hecho, pienso que por encima de director de cine he sido un guionista que ha filmado sus obras. De ahí que expresarme ha sido mi lenguaje más directo. A veces lo hago desde el ensayo que tanto tiene de literario, y otras desde el formato de una novela o la poesía, que tanto beben del ensayo. Si alguien lee mis poemas, verá que son reflexiones donde el campo de lo puramente conceptual no se anima. Más que dar una reflexión sociológica o histórica sobre mi admiración por Cuba, me interesó abordarla sobre todo desde lo emocional, que da cabida a un montón de sentimientos. Es el mejor modo de referirme a esa admiración por una Cuba que ha resistido de todas la maneras. Por eso me dije: No, esto es para contarlo con la cabeza, pero mucho más con el corazón, por donde pasa la poesía».

—Hacía referencia a que sus ensayos muchas veces analizan la importancia de la integración y de la unidad de América Latina. Debe estar de plácemes con lo que está viviendo nuestro continente en los últimos años.

—Absolutamente. Tanto es así que me pellizco. Soy de una generación que creyó que no iba a ver esto. Vivimos la ola de las dictaduras, y luego el profundo retroceso neoliberal de los 90, y de pronto somos testigos de un momento tan esperanzador... Del estallido a la esperanza se nombraba mi primer libro de ensayo, y diría que las dos palabras que marcan este tiempo son esperanza y recuperación.

«Esperanza en los dos sentidos. Primero porque la merecemos, la podemos sentir, la palpamos; segundo porque no están consumados plenamente nuestros sueños de integración y liberación plena. Recuperación porque es innumerable la cantidad de cosas que recuperamos en gran parte de nuestros países. Aquella Cuba aislada y solitaria que resistió durante el período especial, de pronto hoy se ve acompañada por estos procesos de transformación, que poseen sus particularidades, sus personalidades, pero que evidencian un entendimiento muy grande de sus líderes, quienes a veces se han colocado delante de sus pueblos. Liderazgos que se pusieron al frente. Me refiero, por supuesto, a Chávez, Lula, Evo Morales, Néstor Kirchner, Cristina Kirchner, a Mujica... Gracias a lo cual Cuba ha dejado de estar tan sola y vemos que empiezan a convertirse en realidad el sueño de Bolívar y San Martín. El sueño de Martí, quien fue un gran latinoamericanista también. Ese Martí que hizo un gran aporte al entender la razón del fracaso de Bolívar y San Martín, porque comprendió esas particularidades que nos diferencian, pero que se dan en el común denominador de lo que nos hermana. ¡Y es mucho lo que nos hermana!

«No se encuentra en el planeta una comunidad tan hermanada histórica y culturalmente como la nuestra. Cuando uno ve que un porteño (yo soy de Buenos Aires) es compatriota de un jujeño, quien a su vez está más próximo culturalmente a un boliviano, se percata de que estamos hablando de fronteras, no de articulaciones. Eso quiere decir que hay que poner en marcha esos nexos, una tarea ardua pero inevitable e imprescindible».

—Mencionaba a San Martín y tengo entendido que usted presentará este sábado, 10:00 a.m., en La Cabaña, el libro sobre el héroe, escrito por Pedro Pablo Rodríguez, uno de los dos grandes intelectuales a quienes se dedicada esta Feria.

—No conocía a Pedro Pablo y la verdad es que me sorprendió mucho, porque por lo general existe un enorme desconocimiento en la parte norte de América Latina sobre San Martín. Me siento halagado de que se haya pensado en mí para esta presentación, a partir de que soy un estudioso de la Historia y de San Martín —acá en Cuba se exhibió también mi película El general y la fiebre. Por eso me maravilló descubrir que, como Martí, Pedro Pablo es un conocedor de este gran hombre que brilló durante el primer período independentista, junto a Bolívar, Artigas, Morazán, Sucre, Monteagudo... El acercamiento a San Martín aproxima al sur de América Latina, y si seguimos tirando del hilo, esto nos lleva a comprender otros fenómenos como el peronismo, que también ha sido un poco desconocido, distorsionado y a veces hasta difamado.

—¿Ha valido la pena haber dejado a un lado la carrera de cineasta para asumir su responsabilidad como funcionario?

—Bueno, como cineasta valió la pena, porque primero yo dejé de filmar, y eso alguna ventaja debe haber tenido (sonríe), y, segundo, ayudé a que otros filmaran. No filmé durante mi paso por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) —lo presidió entre 2002 y 2005—, pero se rodaron por año, como promedio, 50, 60 películas, lo cual todavía se mantiene.

«Este cine se une al de América Latina conformando un polo de producción muy grande, muy alto. Nosotros, que vivíamos viendo la BBC o el History Channel, hoy podemos apreciar nuestros relatos. Y quienes cuentan sus relatos construyen sus futuros. Si nos lo cuentan otros, si perdemos el relato, perdemos la batalla cultural. Así que agradezco la oportunidad de haber contribuido a que haya tantos relatos, tantas películas, tantas historias. Claro, no he podido dejar de crear. Algunos me preguntan cuándo escribo, pero hay que seguir el ejemplo de hombres como Martí que no encontraron contradicción alguna entre el compromiso político y la creación».

—¿Le gustaría que su primera novela, Juan y Eva, se editara en Cuba? ¿Lo ha pensado?

—Me encantaría. Sobre todo porque ya se vio aquí Juan y Eva, la película. De modo que sería genial que se distribuyera la novela, la cual entra más en detalles muy interesantes relacionados con la génesis de un movimiento como el peronismo, que tuvo su punto de partida en una historia de amor entre Perón y Evita. Creo que con esta novela ayudaría a que nos conozcamos mejor. El gran triunfo de nuestros enemigos ha sido habernos fragmentado los relatos, las historias. Cuando se fragmenta la historia de América Latina, se está fragmentando la historia de nuestros pueblos.

«Nosotros, los argentinos, conocemos mejor, por ejemplo, la historia de Cuba que la de Brasil, y viceversa. ¡Pero si es una misma historia! ¿O es que olvidamos que nuestros Gobiernos crápulas del siglo XIX destruyeron  juntos al pueblo del Paraguay y a nuestra propia causa nacional, federal? Tenemos que adentrarnos en nuestra historia y recomponer el rompecabezas separado que nos han entregado, como una gran victoria cultural, nuestros enemigos».

—Evidentemente seguirá escribiendo. ¿El cine volverá otra vez?

—últimamente en el cine realicé documentales, trabajos en equipos que me han permitido dirigirlos con tiempo. Hice dos documentales: Historia de la nación latinoamericana, basado en el libro de Jorge Abelardo Ramos, una adaptación de cuatro horas que se vio en Casa de las Américas en el 2011 y se ha exhibido y se exhibe por Telesur, y Perón, apuntes para una biografía, porque el peronismo me apasiona como tema.

«Ahora escribo mi nueva novela, El bombardeo, en torno a un acontecimiento dramático: el bombardeo de la Plaza de Mayo de junio de 1955, por las fuerzas antiperonistas. Así que no me detengo, porque para mí la escritura no se separa de la militancia y el compromiso político».

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