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Falleció la Vedette Negra de Cuba

A sus 99 años de edad, Candita Batista murió tal como lo predijo: entre su gente, su pueblo, su música, en Cuba, su patria amada

Autor:

Yahily Hernández Porto

CAMAGÜEY.— Candita Batista, la Vedette Negra de Cuba, falleció al atardecer de este viernes a los 99 años de edad, en esta ciudad.

Luego de ser internada en el hospital provincial universitario Manuel Ascunce, durante varios días, Candita, reconocida internacionalmente, dijo adiós a su pueblo cubano y, muy especialmente a su natal Camagüey.

Próxima a cumplir un siglo de vida, el venidero 3 de octubre, defendió un estilo muy marcado por lo afrocubano, en el que se mezclaban géneros como el son, la guaracha, el filin, la rumba y el guaguancó.

Comenzó su carrera a los 16 años de edad y su excelente talento la llevó a compartir escenario con figuras de la talla de Rosita Fornés, Ernesto Lecuona, Lola Flores, Charles Aznavour, Josephine Baker, Nat King Cole y Bola de Nieve, entre muchos otros.

La «señora—negra», como también se le conocía en los escenarios, fue una mujer que defendido la música cubana por más de ocho décadas ininterrumpidas, y en más de una veintena de países de América, Europa y África.

En una de sus últimas apariciones en público, justamente al cumplir 99 años de existencia, mientras se lo celebraban en la Casa del Joven Creador de esta ciudad, dijo sentirse contenta con su pueblo y con su vida artística.

Su desbordante alegría, optimismo, energía formidable y vigor vocal excepcional le permitieron interpretar en esa ocasión estrofas del tema Veinte años, inmortalizado por las trovadoras María Teresa Vera y Guillermina Aramburu, así como el bolero Angelitos negros, del mexicano Manuel Álvarez, que la inmortalizo.

Un año antes, la Negra afrocubana —otro de sus apelativos— dijo a los artistas presentes en la UNEAC de Camagüey, que nunca dejaran morir la música cubana, y más adelante expresaría a JR que mientras tuviera aliento nunca dejaría su tesoro preferido: «la alegría de mi ser, mi personalidad, mi música, mi canto. Cuando esto ocurra —aseveró— será porque estoy muerta».

Esta mujer se impuso a los prejuicios discriminatorios de la época anterior a la Revolución cubana, y en 1932 fue la primera camagüeyana en cantar en una orquesta integrada por hombres.

Tal cual lo predijo, Candita murió entre su gente, su pueblo, su música, en su patria amada, Cuba. La artista camagüeyana ostentaba los reconocimientos Hija Ilustre de la Ciudad de Camagüey, la medalla Alejo Carpentier y la Distinción por la Cultura Nacional, entre otros reconocimiento que la enaltecieron hacia la posteridad.

Sus restos se encuentran expuestos en la funeraria La Caridad, en calle de igual nombre, de esta ciudad, y el entierro será este sábado.

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