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Regresar otra vez a Julián del Casal

El poeta Julián del Casal fue noticia durante el Festival de Cine Latinoamericano de La Habana y ahora vuelve a serlo gracias a un valioso libro de Leonardo Sarría Muzio, que se alzara con el Premio de la Crítica Literaria 2018

 

Autor:

Yunier Riquenes García

HAY lectores amantes de los epistolarios. Van a las cartas para descubrir aquellas relaciones ocultas que se cruzaron entre diferentes personajes literarios y políticos de una época determinada. ¿Qué dijo? ¿Qué le respondió? ¿Qué decisión y actitud tomó? ¿Cuánto demoran en ir y venir las cartas? ¿Cómo saluda, cómo se despide? ¿Quién es ese «misterioso» que se menciona? Así entra uno a esos intercambios de interesantes misivas, con deseos de descubrir, con ganas de encontrar la justificación de cada respuesta, las motivaciones de escritura.

Leonardo Sarría Muzio, profesor titular e investigador de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana (UH), quien había puesto en la palestra los volúmenes Golpes de agua. Antología de poesía cubana de tema religioso (Editorial Letras Cubanas, 2008), (Des)articulaciones. Premios de Poesía La Gaceta de Cuba (2000–2010) (Ediciones Unión, 2012), La palabra y la llama. Poesía cubana de tema religioso en la Colonia (Editorial UH, 2012), así como Raros y valiosos de la literatura cubana decimonónica (Editorial UH, 2019), nos recupera en un valioso libro el epistolario de Julián del Casal.

Las transcripciones, compilación y notas de Epistolario de Julián del Casal, que para mayor alegría acaba de recibir el Premio de la Crítica Literaria, corren a cargo de Sarría, mientras la publicación lleva la firma de Editorial UH (que, vale mencionar, celebra su primera década de existencia con excelentes títulos). Nadie lo dude, este libro, bien cuidado por compilador y editorial, debería estar, de todas todas, en nuestras bibliotecas.

Las coincidencias han querido que el cineasta Jorge Luis Sánchez (El Benny, Cuba libre) nos entregara la película Buscando a Casal, que estuvo en la competencia por el Coral en el pasado Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano y que deberá tener su premier justo en este febrero. Pero... ¿quién es este poeta que murió con 29 años y llamó la atención de grandes como José Martí y José Lezama Lima? ¿Por qué se considera uno de los iniciadores del modernismo hispanoamericano y entre las voces poéticas imprescindibles del siglo XIX cubano? ¿Por qué debemos leer sus libros Hojas al viento, Nieve y Bustos y rimas? Eso también se responde si leemos la correspondencia de Julián del Casal que nos acerca Sarría.

—¿Desde cuándo ese interés tuyo por figuras de este período?

—Desde mi tesis doctoral sobre la poesía cubana de tema religioso en la Colonia me he ido inclinando cada vez más hacia el trabajo con ese período de nuestra literatura (en particular con el siglo XIX) y a la búsqueda de materiales más o menos desatendidos u olvidados en nuestras bibliotecas y archivos.

—¿Y cómo supiste de este fondo?

—Gracias a un artículo publicado en Librínsula, supe que el Consejo Nacional de Patrimonio había donado, en 2008, un importantísimo fondo con originales y documentos diversos de y sobre Julián del Casal, y casi inmediatamente decidí dejar lo que entonces estaba haciendo para entregarme por entero a él, no solo por su tremenda importancia en el contexto literario cubano de finales del XIX, sino también por lo que este podía revelar en torno a las dinámicas, redes intelectuales, lecturas y actitudes del modernismo dentro y fuera de la Isla.

«De ese fondo, lo más sobresaliente, a mi juicio, y luego de haberlo explorado durante algún tiempo, era, junto con los dos libros de recortes hechos por el mismo Casal, su correspondencia, en la que intercambiaba, por ejemplo, con figuras latinoamericanas y europeas de primer orden como Rubén Darío o Joris Karl Huysmans. En las labores de transcripción, revisión, cotejo y anotación estuve prácticamente tres años; poco realmente en comparación con el valor y la significación de esas cartas, algunas de las cuales Lezama y Manuel Altolaguirre casi estuvieron a punto de publicar, pero que finalmente no llegaron a imprimirse».

—¿Pero había conocimiento de esas cartas?

—Son cartas de las que varios investigadores sabían, pero que muy pocos habían conseguido ver. Hay en ellas, por supuesto, confirmaciones de aspectos y datos conocidos, pero igualmente notables revelaciones, como la de la profunda amistad de Casal con Magdalena Peñarredonda y con Eduardo Rosell, quienes participarían luego de manera activa en la guerra del 95; o la de las circunstancias en las que se produjo la muerte del poeta, toda vez que, como parte de la estructura del libro, además de las misivas de las que fue destinatario y remitente, incluí una sección de otras escritas a raíz de su fallecimiento, donde se ofrecen detalles y perspectivas diversas del suceso».

—Entonces, ¿se abren nuevas interrogantes de y sobre Julián del Casal?

—Claro que toda esta información nos permite el acceso a una intrahistoria, a una intimidad viva que no figura, no siempre puede figurar, en ensayos e historias literarias, pero que nos es de suma utilidad a la hora de leer obra y época; o sea, que hablamos de una fuente extraordinaria para seguir preguntando e indagando y que, seguramente, nos conducirá por nuevos caminos, desde los que salir y regresar otra vez a Casal.

 

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