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Se convierte Ciego de Avila en tricampeón del baloncesto cubano

El partido transcurrió en la sala Giraldo Córdova Cardín, en Ciego de Avila

Autor:

Juventud Rebelde

En otro partido de vaivenes que estremeció los cimientos de la sala Giraldo Córdova Cardín, Ciego de Ávila venció anoche agónicamente a Capitalinos 96-90 en el quinto juego del play off, y se convirtió en tricampeón del baloncesto cubano.

Envalentonados ante un público delirante que los apoyó hasta el delirio, los «búfalos» arrollaron a sus rivales en la primera mitad del choque (51-36) y parecían dispuestos a rematarlos en el tercer período, pero Miguelito Calderón -—o San Miguel, como muchos le llaman—- al parecer «tocó» a sus muchachos con la varita mágica en el tiempo de descanso, y estos recuperaron el vigor en un abrir y cerrar de ojos.

Sucedió que, cual si fuesen víctimas de un hechizo, los locales fueron desinflándose y cayeron en el juego sucio —-si habláramos de fútbol a Haití seguramente le habrían mostrado la tarjeta roja por su grosera falta sobre Taylor García—, en tanto los visitantes rejuvenecieron y nivelaron el marcador, que desde entonces se convirtió en un verdadero «cachumbambé».

Así, con el juego bien «trabado» por las continuas faltas, Capitalinos fue perdiendo uno a uno a sus hombres altos por cinco faltas y los de la banca no pudieron llenar ese vacío. Cierto que Ciego dejó de contar con Michael Guerra por la misma causa, pero sus piezas de cambio demostraron ser más efectivas.

En cuanto a las individualidades, esta vez sí «el gato» Silvestre estuvo a gran altura y cargó sobre los hombros el peso de su equipo, mientras del otro lado el pequeño Taylor García se agigantaba sobre la cancha para remolcar una y otra vez a los guerreros del oeste.

En fin, que vivimos una final trepidante, la mejor de todas, aunque al inicio parecía que iba a ser lo contrario. Fue como un ciclón que se formó de repente y nos tomó desprevenidos. Resurgió el espectáculo y lo aplaudimos, de la misma forma en que siempre hemos señalado sus lagunas. Mas, ¿se curó el baloncesto? No lo creo. Debe seguir bajo tratamiento todavía.

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