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A Río revuelto, ¿ganancia de nuestros piragüistas?

El canotaje, deporte con rendimientos de primer nivel en Juegos Olímpicos, puede rendir buenos dividendos si se boga acorde a los pronósticos y a las aspiraciones de sus atletas

Autor:

Javier Rodríguez Perera

Llueve en la mañana, no a raudales, pero la lluvia se alterna entre tímida y pertinaz. Eso impide que un sexteto de piragüistas cubanos moje sus respectivas embarcaciones en la Pista Acuática José Smith Comas, conocida como La Coronela, al oeste de la capital. Pero ninguno de ellos cede un ápice en su preparación y el molesto ruido de un lánguido gimnasio advierte que se concentran en la fuerza física para encarar un reto inminente y mayúsculo: los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, en agosto venidero.

Alejandro Hamze Ruiz, presidente de la Federación Cubana de Canotaje y Comisionado Nacional de la disciplina, asegura a JR que está satisfecho con la preparación desarrollada, pues el Inder ha hecho un gran esfuerzo para garantizar las bases de entrenamiento de altura, previo a los dos eventos fundamentales del año, el Preolímpico del deporte celebrado en Estados Unidos el pasado mayo, y la próxima cita bajo los cinco aros en Brasil. Esta será antecedida por un campo de adiestramiento del 26 de junio al 22 de julio en la ciudad de México, donde se hará hincapié en el desarrollo de la capacidad aerobia y anaerobia, por el beneficio que en este sentido aporta la altitud de esa urbe.

Los pronósticos de Hamze para Río son ambiciosos. Explica que existe una tríada de embarcaciones con el nivel de la élite mundial que puede llegar a la instancia decisiva, como es el caso del K1 femenino a 200 metros, con la pinera Yusmari Mengana, a quien le vaticina una ubicación del tercero al sexto puestos. Mientras, al C2 a 1000 metros —integrado por el espirituano Serguey Torres y el cienfueguero Fernando Dayán Jorge Enríquez— y al K2 a igual distancia —tripulado por el capitalino Jorge García y el santiaguero Reinier Torres— les augura una ubicación del cuarto al sexto escaños.

Por su parte, las cábalas para el indómito Fidel Vargas, a bordo del K1 a 200 metros, están centradas en una actuación aceptable en la final B.

En el bello lago Rodrigo de Freitas, sede de las competiciones olímpicas de canotaje y remo, el piragüismo cubano embarcará con varias encomiendas, entre ellas tratar de rescatar los valiosos desempeños de la canoa. «Nos ha sido muy difícil recuperarnos, tuvimos muchos problemas con la base y aunque todo no está resuelto, sí hemos mejorado la calidad de la reserva y pensamos que podemos acercarnos a aquellos resultados», explica Alejandro.

Austeridad a bordo

Inolvidables, conmovedoras, llenas de humanidad eran aquellas imágenes que llegaban a fines de 2014 de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz. Recién coronado, el yayabero Serguey Torres Madrigal, entre llantos y emociones, dedicaba su título, el primero de la delegación cubana, a la memoria de su desaparecido amigo kayacista Maikel Zulueta, coterráneo por demás. Desde ese instante vi a Serguey como alguien austero, capaz de hacer de ese detalle un momento muy especial.

Conversar con él demuestra que las virtudes antes intuidas son verdades como un templo. Franco, noble, de hablar pausado y certero, y sobre todo un empedernido enamorado del canotaje. Me revela raudo que su vida gira alrededor de su deporte y siempre trata de apartar situaciones que puedan dificultar su preparación. Además, tiene otra inspiración fuera del agua, su hija de tres años, que vive en Sancti Spíritus, y a la que no le ha podido dedicar todo el tiempo que merece por la concreción de un sueño deportivo.

Tras una incursión infructuosa en el tiro deportivo, llegó al canotaje y con solo 16 años clasifica al Campeonato Mundial juvenil en Japón, donde alcanza medallas de plata y bronce con Ariel Bofil. Al año siguiente se celebrarían los Juegos Olímpicos de Atenas y durante una base de entrenamiento en México comenzó a montar una embarcación junto a Karel Aguilar, con la que alcanzaron muy buenos tiempos. Desde entonces surge una gran rivalidad con un bote muy avezado y con preseas mundiales, cuya tripulación estaba formada por Ledys Frank Balceiro e Ibrahim Rojas, quienes ganaron el control final y representaron a Cuba en el magno evento.

Serguey Torres ve una medalla olímpica como la coronación de su carrera deportiva.

En el 2005 se presenta con Karel en el Campeonato Mundial de Croacia, donde consiguen tres medallas: plata en 1 000 y bronce en 500 y 200 metros, pues el poderío de la embarcación alemana se hizo sentir, al dominar dos de esas tres finales, y en la otra quedó en el segundo puesto. Igualmente, Torres alcanzó dos títulos en la Copa del Mundo de Polonia y al año siguiente ganaron los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Cartagena de Indias y culminaron cuartos en la justa universal.

En 2007 triunfan en los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro y mantienen el ritmo de las medallas en Copas del Mundo y certámenes del orbe, con el subtítulo conquistado en los 1000 metros en Alemania, donde los anfitriones rindieron una actuación bastante similar a la de dos años antes.

En 2008 fueron octavos en los Juegos Olímpicos de Beijing, lo que significó su debut en un evento de esta magnitud. En la siguiente temporada ocurrió el retiro de su compañero Karel Aguilar y se ve obligado a montar una nueva embarcación, primero con José Carlos Bulnes, luego con Reydel Ramos, pero no lograban concretar una medalla en lides del orbe, hasta que probó con Rolexys Báez, con quien sí obtuvo un tercer escaño en el Campeonato Mundial de Moscú en 2014.

Melodía efectiva a ritmo de remadas

«En la cita continental de Toronto 2015 quedo en bronce con Bulnes y al no materializar el pronóstico de oro, ocurrieron algunos cambios que provocaron que a finales de noviembre hiciera dupla con el cienfueguero Fernando Dayán, hasta el presente. Hemos realizado muy buenos tiempos y el resultado más fresco llegó en mayo, cuando clasificamos para la cita estival de Río de Janeiro en el Preolímpico de Atlanta», precisa Torres.

Para el espirituano, en los botes de equipos la química es muy importante y la compara con una melodía, en la que mientras más se afine, mejor se escuchará. Eso se traduce en una entrada al agua pareja, el movimiento de la tracción, los ángulos de las remadas tienen que ser similares, y en este caso Dayán y él coinciden perfectamente.

Serguey apunta que junto al cienfueguero ha efectuado la preparación más fuerte en los 11 años de estadía en la selección nacional, sobre todo por la responsabilidad que tiene el equipo de canoa, con grandes resultados en Copas y Campeonatos Mundiales y en Juegos Olímpicos. «Estamos conscientes de la importancia que reviste eso y por ello haremos todo lo posible por mantener la canoa donde se merece. Mientras más difícil sea el reto, más dulce será el sabor de la victoria; por eso, que venga la presión, la rivalidad, que nosotros la superaremos», comenta entusiasmado bajo el leve goteo de la lluvia.

Viento en popa…

Lo provoco sobre si podremos contar con una medalla suya y del sureño en la Ciudad Maravillosa, e ipso facto me responde que sus expectativas siempre son altas. «Eso sí, el evento será extremadamente fuerte porque todos los rivales que estarán allí tienen un nivel bastante parejo. Lo principal es que el bote avance en la competición según lo planificado y para eso daremos el máximo e intentaremos mejorar el último tiempo que hicimos antes del clasificatorio. De conseguir eso, no creo que existan problemas para lograr nuestra meta, que es una medalla», acota.

Más centrado en una perspectiva particular, manifiesta que «es una obligación que tengo conmigo el hecho de regalarme ese resultado, pienso que me lo merezco porque han sido muchos años luchando por ese gran premio, con varias medallas mundiales, pero con la ausencia de un metal olímpico. Considero que encontrar este bote ahora con Dayán ha sido como ponerle la tapa al pomo. Aprovecharemos este campo de entrenamiento que tendremos en México para trabajar en base a los detalles que nos quedan. Te repito, que una medalla de cualquier color en Río será la coronación de mi carrera deportiva, y aun así, si alcanzamos bronce, estaré muy feliz, porque será a muy escasa distancia del titular».

Próximo a cumplir 30 años, Serguey no imagina su vida lejos del canotaje; no piensa retirarse, a no ser que la dirección técnica lo decida. Este año ha mejorado todos sus tiempos y estima que su tendencia es a continuar ascendiendo. Sin importar su resultado en Brasil, me confiesa que seguirá otros cuatro años, siempre con la mente centrada en el oro olímpico.

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