Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

TOKIO.― Sin ciencia, las potencialidades de los deportistas no alcanzan para podio. En un mundo en que cada día se invierte más en tecnologías para ampliar la brecha entre ricos y pobres, o para aumentar las ganancias de los elegidos, los atletas cubanos disponen de un centro para la investigación cuyos buenos dividendos deben sentirse en estos Juegos Olímpicos.

Varios de los candidatos a medallas, y otros que pueden dar sorpresa, pasaron por la instalación, donde un equipo multidisciplinario ha contribuido a mejorar sus condiciones para optimizar resultados.

Héctor Ruiz es uno de los expertos que labora en el Centro de Investigación del Deporte Cubano. Conversó con JR sobre algunos aportes concretos en la delegación olímpica.

Elogió a los canoístas, en especial el trío integrado por Serguei Pérez, Fernando Dayán Jorge y José Ramón Pelier. Mejoraron técnicamente los movimientos, estaban demorando en sacar la pala del agua. Al corregir esa y otras deficiencias disponen de mejores condiciones para batirse por un buen lugar en Tokio. Ya han dado señales de progresos que los ubican en la élite.

A Yaimé Pérez, la discóbola, le detectaron que estaba soltando el implemento con un ángulo de salida por debajo del ideal y además perdía varios centímetros en el círculo. Hoy su nombre suena entre las favoritas al oro olímpico en su especialidad.

                                                                                         Cámara: Abel Rojas Barallobre

Todos los atletas de deportes de combate cuentan con un estudio de contrarios elaborado en el centro, algunos, como Rafael Alba, de taekwondo, tienen un archivo con todos los rivales.

Los boxeadores se han sometido a varios chequeos, entre ellos, uno cardiorespiratorio que ha confirmado la excelente forma de ellos para asumir el reto que tienen de empujar a la delegación en el medallero.

En el caso de Zulian Hechevarría ya pasa más rasante en las vallas y eso es tiempo que gana, fracciones de segundos que cuentan para su ubicación en la carrera.

No son los únicos ejemplos, pero bastan para confirmar que detrás de cada medalla o buen resultado de nuestros atletas está también la ciencia deportiva made in Cuba.

Una obra fraguada con el potencial científico genuinamente nacional, que estudia, aplica, innova y pone a los atletas al máximo nivel posible. Tokio también es una olimpiada para la ciencia, y la nuestra tiene, de antemano, una medalla ganada.