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Las nubes nunca pueden ir contra el viento

Presentan La nube negra. Golpe petrolero en Venezuela, del escritor y analista Germán Sánchez Otero, embajador de Cuba en el país sudamericano entre 1994 y 2009

 

Autor:

René Tamayo León

CARACAS.— Venezuela transita hacia un original modelo político, económico, social, ético y cultural. ¿Pero, cuáles son las claves de esto que prefiero llamar «socialismo bolivariano» —término más exacto que el genérico «del Siglo XXI»?

Son varias las claves. Desde el liderazgo y práctica del presidente Hugo Chávez; el consenso sobre su proyecto y la participación consciente y creativa de las mayorías populares, hasta el acervo de sus intelectuales y líderes progresistas y del patrimonio revolucionario internacional.

Sin embargo, hay una cuarta variable ineludible: la historia. Claro que siempre esta lo determina todo. Pero perderla de vista por estos días sería un error fatal. Y vale para las fuerzas bolivarianas; pero sobre todo, para la derecha local e internacional cuando apenas faltan 12 días para las elecciones presidenciales del 7 de octubre.

Ese día y los que le seguirán serán cruciales para el futuro de este país, el continente y el mundo. Chávez es el favorito. Pero la reacción de la derecha ante los resultados podría conducir a una situación límite si las elecciones no se ganan con amplia ventaja, o los revolucionarios no se mantienen activos para defender la victoria, aunque no sea tan grande; o los bolivarianos no desarticulan con rapidez la desestabilización que intentará generar la ultraderecha local y transnacional.

La presentación del libro La nube negra. Golpe petrolero en Venezuela, del escritor y analista Germán Sánchez Otero, embajador de Cuba en Venezuela entre 1994 y 2009, viene a poner de nuevo sobre la mesa —desde la experiencia y sagacidad de un testigo excepcional del curso del proceso chavista—, el peso de la historia en el devenir de la Revolución Bolivariana.

El título del libro, La nube negra, refiere primero a una broma de Chávez que le hizo al Embajador en vísperas del boicot petrolero; pero es, sobre todo, señaló Germán a JR, una «metáfora sobre aquel proyecto malévolo y fascista».

El peso de la historia

En todas las revoluciones la historia es definitoria, pero es que aquí ha sido tan dinámica y aleccionadora en tan poco tiempo, que olvidarse de ella sería —reitero— un craso desliz, sobre todo en el escenario de una revolución pacífica, que en vez de la «violencia» ha utilizado la pauta del viejo sistema —la democracia burguesa en este caso— para construirse.

Con La nube negra ahora, y antes con Abril sin censura. Golpe de Estado en Venezuela, el autor entrega una serie de dos volúmenes de un solo hecho histórico (está en idea una trilogía, con un texto que tendría entre sus ejes el referendo revocatorio promovido por la oposición contra Chávez en 2004).

El golpe castrense del 11 de abril de 2002, vencido por las masas y los militares patriotas en menos de 48 horas, y el golpe de la oligarquía petrolera iniciado el 2 de diciembre de 2002 y derrotado de nuevo por el pueblo y su líder el 3 de febrero de 2003, fueron la ejecución de una planificada estrategia de la derecha local y los poderes hegemónicos globales para derrotar a Chávez y su revolución por la vía de la fuerza.

Sin embargo, las acciones desestabilizadoras solo condujeron a una mayor radicalización del proceso y a la depuración hacia el interior de dos ejes claves de la realidad venezolana: las fuerzas armadas primero, y el sistema petrolero después, el que estaba secuestrado por la llamada meritocracia local —la vieja gerencia de PDVSA—, que se embolsilló miles de millones de dólares y engordó a tutiplén las arcas de las grandes transnacionales petroleras, en especial de Estados Unidos.

El socialismo bolivariano es un proceso único e irrepetible. Para el próximo sexenio, se han planteado cinco ejes estratégicos que posicionarán y fortalecerán el proyecto.

La clave de su ideario es el poder comunal, pero nadie ha sido excluido. Ni siquiera la derecha. Mas, como demuestra la historia, en especial los golpes castrense y petrolero de 2002 y 2003 y su pronta derrota: la razón y la cordura son la mejor herramienta que tendrá la oposición para seguir adelante.

Como bien termina la parte principal del texto de Germán: La «nube, no importa su color, nunca puede ir contra el viento».

La nube negra

Con La nube negra, el autor busca, como él mismo dice en su Pórtico, «tejer las complejas dinámicas políticas y conspirativas que ocurren desde el despegue hasta el fracaso de la conjura fascista —el 3 de febrero de 2003—, cuyo nudo gordiano es el sabotaje petrolero».

También se cumple su propósito de «involucrar a los lectores en la trama real, ofreciéndoles testimonios, opiniones y la subjetividad de personas con disímiles conductas políticas, junto a narraciones, crónicas, memorias y análisis del autor».

De manera ágil, en ritmo cinematográfico, como ya nos tiene acostumbrado en sus libros, Germán Sánchez recoge en una especie de planos-secuencia, la arremetida contra la Revolución venezolana. Fue una historia dura; no obstante, logra incorporarle una gran amenidad al texto, que a pesar de sus más de 320 páginas puede leerse con frescura y pocos descansos.

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