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Haití: el corto plazo de Jocelerme Privert

El nuevo primer mandatario acordó con la Cámara de Diputados los mecanismos para la formación de un Gobierno transitorio en la isla antillana

Autor:

Yailé Balloqui Bonzón

Poner fin a una crisis política que viene desestabilizando el país y que ha provocado el estallido social, es la promesa del recién estrenado presidente interino de Haití, quien debe —en solo 120 días de gobierno— buscar consenso entre todos los actores políticos para elegir al nuevo jefe de Estado.

Desde el pasado 14 de enero, Jocelerme Privert fue designado como presidente del Senado y desde este domingo cierra el vacío de poder de la nación caribeña al convertirse en el 57 presidente de un Haití convulso en el que, asegura, volcará sus 35 años de experiencia como servidor público.

Elegido luego de dos intensas jornadas de votación en la Cámara baja y el Senado, Privert, de 63 años y nacido en la sureña ciudad de Petit Trou de Nippes, pertenece a Inite (Unidad), plataforma política del expresidente René Preval.

De profesión economista, el nuevo mandatario afirmó que acordó con Michel Martelly —quien dejó la presidencia haitiana el pasado día 7 tras el fin de su mandato sin que hubiera un líder electo para reemplazarle—, y con el presidente de la Cámara de Diputados, Cholzer Chancy, los mecanismos para la formación de un Gobierno transitorio que debe preparar un nuevo proceso electoral y entregar el Gobierno el 14 de mayo venidero a un presidente electo en las urnas, luego de los comicios generales previstos para el 24 de abril.

Ministro del Interior durante el Gobierno de Jean Bertrand Aristide, así como secretario de Estado de Hacienda, asesor de Preval y director general de Impuestos, cuentan en el historial político de Privert, que se vio enturbiado en 2004 cuando fue a prisión por dos años,  acusado de asesinato.

En abril de ese año, durante las revueltas anti-Aristide, el hoy nuevo mandatario fue señalado como autor intelectual de una masacre en la ciudad de Saint Marc, al norte del país, en la que varias personas fueron asesinadas durante una operación de la policía y de civiles armados. Pero en junio de 2006 fue puesto en libertad después de que la Fiscalía indicara que no había pruebas de su culpabilidad.

Desde ahora y hasta el 24 de abril, Privert debe enfrentar y trabajar con una oposición reacia a todo lo que se planea realizar en la nación, pues de antemano lo tildan de antidemocrático y ya anunciaron nuevas acciones desestabilizadoras.

Esa oposición exige también un gabinete interino encabezado por el presidente de la Corte Suprema de Justicia, la anulación de la primera ronda electoral realizada el 25 de octubre pasado, una comisión independiente para evaluar ese sufragio y, luego de las investigaciones, la convocatoria a un nuevo proceso comicial.

Sin embargo, la elección del mandatario interino fue acogida con beneplácito por buena parte de la comunidad internacional, quienes vislumbran una salida a la crisis. Pero Privert tiene tres meses —tiempo limitado teniendo en cuenta lo atribulada de la situación— para reafirmar que, como dijo antes de la elección, está dispuesto a llevar el país hacia un camino de entendimiento, y reforzar la confianza.

«Hemos demostrado que podemos superar nuestros desacuerdos en aras del interés general», ha dicho Privert, que aboga por un Consejo Electoral Provisional (CEP) permanente, cambiar al actual responsable de la policía nacional y reformar la justicia.

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