Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

La permanente violencia en EE. UU. (parte II)

Autor:

Lázaro Fariñas

La polémica sobre la tenencia de armas en Estados Unidos se ha estado poniendo al rojo vivo. Las numerosas y reiteradas masacres que durante largos años han estado ocurriendo están dejando sin argumentos y contra la pared a los millones de ciudadanos que, en este país, apoyan la Segunda Enmienda de la Constitución, esa que le da el derecho a todas las personas que aquí habitan a poseer un arma de fuego.

La Asociación Nacional del Rifle, que es una poderosísima organización con cientos de miles de miembros y con una inmensa cantidad de recursos económicos, es la principal defensora de la famosa enmienda. La asociación es la que le aporta millones de dólares a los políticos de este país para que mantengan firme apoyo al respaldo de ese derecho constitucional. Por medios directos o indirectos canalizan todo ese dinero a los miembros del Congreso para evitar cualquier tipo de cambio legal con respecto a las armas de fuego.

Hasta el momento, ningún tipo de proyecto de ley encaminado a controlar, cambiar o eliminar la Segunda Enmienda ha podido prosperar. Algunos presidentes han intentado presionar a los senadores y representantes, pero ninguno ha tenido éxito, a pesar de que algunos congresistas han sido víctimas de atentados. Varios han sido los presidentes asesinados en el transcurso de la historia de este país. Nueve han sobrevivido a atentados, pero cuatro no corrieron con la misma suerte.  Estos fueron: Lincoln, Garfield, McKinley y Kennedy.

En estos momentos, en Estados Unidos se ha ido creando un estado de opinión favorable a que se haga algo con respecto a la manera fácil que tienen los ciudadanos de adquirir tan mortíferos equipos. Es probable que logren algún tipo de modificación, pero dudo que puedan conseguir que la enmienda que protege su tenencia se elimine completamente.

Se calcula que, actualmente, hay más de 300 millones de armas de fuego en posesión de la población, lo que nos indica que, aunque mañana por la mañana se promulgue una ley que prohíba la venta de las mismas en todos los estados de la Unión, sería totalmente imposible retirar todo ese arsenal de manos de los habitantes de esta nación. Pensar que eso fuera posible sería como soñar despierto, más bien, como una misión imposible.

 Pero parece que no basta la cantidad de armas que hay en las calles y en los campos. Ahora, al presidente Donald Trump se le ocurre la brillante idea de que, para evitar que sigan ocurriendo las matanzas en los colegios, habría que armar del diez al 20 por ciento de los maestros de escuela. Si calculamos que deben de haber alrededor de siete millones de estos en los niveles primarios y secundarios, con solo un diez por ciento que se armen serían más o menos 700 000, y casi un millón y medio más si fuera un 20%. ¿Qué les parece? Mr. Trump quiere crear todo un ejército de maestros armados. Es para decir «éramos pocos y parió Catana».

El problema de esta sociedad es, cada día que pasa, más complicado. Como dije en un comentario anterior, no creo que solamente con la eliminación de la mencionada enmienda se resuelva el problema de la violencia en este país.  Hay que tratar de revertir toda una forma de pensar y de actuar de esta sociedad, hay que crearle a los ciudadanos una conciencia social diferente a la que, hasta ahora, ha prevalecido y eso no es nada fácil de hacer.  Está tan arraigada la violencia en la vida de los habitantes de Estados Unidos, que veo casi imposible que, con los años, se logre, no eliminarla, sino tan siquiera atenuarla.

Ese estado de opinión del que hablaba en párrafos anteriores, poco a poco lo han estado creando ciudadanos que tienen conciencia de que algo hay que hacer. Diferentes organizaciones y grupos se han estado formando, pero así y todo, son muchos los caminos por los cuales hay que caminar y poco el tiempo para poder evitar nuevas masacres.

Miles de milicias fuertemente armadas y entrenadas están regadas por todo el país, cientos de miles de desquiciados y trastornados andan por las calles de las ciudades sin tratamiento médico, miles de lobos solitarios están encerrados en sus casas esperando dar el zarpazo, decenas de miles de veteranos de las guerras deambulan traumatizados por las clínicas, alcoholizados y destruidos sicológicamente, los drogadictos, los asesinos, los ladrones profesionales y los rateros se multiplican.

Sé que estoy dejando ver un panorama oscuro y terrible en este comentario, pero no es pesimismo de mi parte, es la realidad que nos rodea. Por el bien de este país, donde he vivido casi toda mi vida, donde he creado una familia y al que sinceramente le deseo lo mejor, ojalá que las cosas no fueran como las estoy pintando.

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