Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

EE.UU. y su política del mal vecino

Autor:

LÁZARO FARIÑAS

«Habla suavemente y lleva un gran garrote, así llegarás lejos». Esa es la definición de la política del Gran Garrote implantada por el presidente Theodore Roosevelt a principios del siglo pasado. Lo que se llegó a conocer como el Corolario Roosevelt, estableció que «si un país europeo amenazaba o ponía en peligro los derechos o propiedades de ciudadanos o empresas estadounidenses, el Gobierno estadounidense estaba obligado a intervenir en los asuntos de ese país para “reordenarlo”».

Con la implantación de este Corolario, el Presidente norteamericano en realidad estaba poniendo en práctica la doctrina que en 1823 había proclamado ante el Congreso James Monroe, que fue el quinto presidente de este país. «América para los americanos», les dijo a los congresistas y al mundo el mandatario. Por supuesto, hay que entender que para los estadounidenses, los americanos son ellos. Roosevelt con su gran garrote le dio vía libre a las intervenciones de este país en América Latina. Hace muy pocas semanas, el ex secretario de Estado, Rex Tillerson, hizo unas declaraciones públicas en las que afirmaba que la vieja Doctrina Monroe seguía estando vigente.

Muchos han sido los países que se han visto invadidos por las fuerzas militares de Estados Unidos desde que Monroe proclamó su famosa doctrina, pero aún más han sido los que de forma oculta han sufrido el intervencionismo de este país en sus asuntos internos; muchos los gobiernos derrocados de una u otra forma, muchas fueron las dictaduras militares implantadas con su apoyo, muchas las presiones para doblegar a gobernantes democráticamente elegidos.

Afortunadamente, las intervenciones militares han desaparecido del hemisferio, pero han sido sustituidas por las conspiraciones, las presiones y las sanciones. Muchos han sido los países de América Latina que han recibido y siguen recibiendo esa forma de intromisión.

Venezuela y Cuba son los ejemplos clásicos de esta forma de actuar, pero no se pueden quedar atrás países como Honduras, Brasil, Paraguay, Bolivia, Nicaragua y otros.

Lo que está pasando con Venezuela es algo increíble. Estados Unidos y sus aliados en la región y en el mundo occidental han montado una campaña de desinformación sobre la patria de Simón Bolívar y sobre su Gobierno que ronda los límites de la infamia. Desde que el fallecido Comandante Hugo Chávez llegó a la presidencia de aquel país por medio de unas elecciones totalmente transparentes y democráticas, Estados Unidos y sus compinches de la derecha internacional comenzaron a montar una campaña desinformativa contra él y su Gobierno. En realidad, no se conformaron con la propaganda antichavista en los medios nacionales e internacionales, sino que de ahí, pasaron a la práctica, con golpe de Estado, paro petrolero, violencia desenfrenada en las calles, etc.

Al Gobierno venezolano lo acusan de todo en los organismos internacionales, en la desprestigiada OEA, en los foros de las Naciones Unidas, en Unasur, ahora la acaban de vetar en la Cumbre de las Américas y en el Congreso de Washington se toman medidas y se crean sanciones contra los gobernantes de esa nación.

Se acusa al país que ha impuesto un récord de celebrar elecciones democráticas de ser una dictadura infame. Un país que ha realizado 20 elecciones en menos de 20 años en el poder, elecciones limpias y transparentes, elecciones que han sido supervisadas y observadas por organizaciones extranjeras. Acusan al Gobierno de hacer fraude en las mismas, pero hay que preguntarse, ¿cómo es que haciendo fraude perdieron las elecciones que se llevaron a cabo hace unos años para elegir la Asamblea Nacional?

Según ellos, Nicolás Maduro es un férreo dictador, pero cómo es posible que un dictador de ese tipo acepte la libertad de prensa, desde donde se le hacen sucias campañas. La derecha siempre dice lo mismo y utiliza los mismos discursos. Cuando Donald Trump aspiraba a la presidencia de Estados Unidos se cansó de proclamar que el sistema electoral norteamericano era fraudulento pero, cuando ganó las elecciones, no mencionó más el tema.

Ahora que el 20 de mayo próximo se van a volver a realizar elecciones presidenciales en Venezuela, ya empezaron una campaña internacional para desacreditarlas, a pesar de que hay varios candidatos de la oposición que aspiran a la presidencia. Todas las encuestas están dando como vencedor a Maduro, pero ¿qué pasaría si algún candidato de la oposición le gana? ¿Harían como ha hecho Trump?

Yo no sé si llegará el día en que un Gobierno de  Estados Unidos deje de pensar en América Latina como su patio trasero y empiece a respetarla. Tengo la esperanza de que llegará el día en que se olviden de verdad de lo que hasta ahora han hecho y lleguen a la conclusión de que deben relacionarse con esa región con respeto, que olviden la Doctrina Monroe y el Gran Garrote y que borren la teoría del palo y la zanahoria. Porque quiero a este país en donde he vivido tantos años y porque quiero a la América Latina, región que me vio nacer, no pierdo las esperanzas. Quizá estoy soñando despierto.

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