Y.Y.: Hace más de un año inicié una relación con un hombre casado que luego emigró. Cuento con él hasta para colegiar mis decisiones, pero me llama cuando puede. Hace ocho meses inicié otra relación. Cuando sentí que se fortalecía le conté sobre el anterior, esperando que aceptara las circunstancias. Lo tomó muy mal, pero seguimos y para todos somos novios. Sin embargo, cambió conmigo. Se distanció y ha dejado de ir a mi casa sin explicar nada. En sus ojos veo que me quiere y no sé por qué se comporta así. He tratado de evitarle molestias pero está haciendo de mí una basura con su trato. Lo quiero muchísimo pero sufro. Quisiera que me dijera qué quiere conmigo realmente, aunque me duela. Tengo 22 años.
Tal vez seas tú quien deba responder qué quieres realmente. Tus decisiones hacen suponer que evitas el lugar de la mujer elegida: primero te enlazas a uno casado y luego espantas al otro al proponer que acepte tu anterior compromiso. Posiblemente ese distanciamiento es la forma que encontró de continuar queriendo a «la amante» de otro. Si la relación se fortalecía debió ser doloroso enterarse de que no era único para ti.
Hoy aspiras a un amor comprometido enlazada a un tercero, y es difícil. Por eso quedas como opción distante para ambos. Son ellos los que deciden llamarte o visitarte y tú lo propicias y aceptas. Si quisieras algo diferente tendrías que tomar otras decisiones. Ahora, te conformas con muy poco. Es esencial comenzar por ubicarte tú misma en otro lugar.
Tal vez esperas que él te obligue a decidirte. No debes poner a otros a decidir por ti. Actuar por impulso puede llevarte a tristes consecuencias.
Mariela Rodríguez Méndez, máster en Psicología Clínica y psicoanalista
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