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Recuperarán biblioteca de Morón

Se reconstruirá la Biblioteca Municipal Sergio Antuña, de Morón, asegura Medardo Jiménez Casas, director de Bibliotecas Públicas en la provincia de Ciego de Ávila, en carta de respuesta a la denuncia de Silvio M. Rodríguez, residente en aquella ciudad.

El pasado 12 de marzo Silvio había patentizado aquí su inquietud por el año y medio que ya llevaba cerrado ese centro cultural, deteriorado por la afectación de sus techos.

Al respecto explica el funcionario que, ante la depauperación del inmueble hace ya algún tiempo, se le habían practicado tres reparaciones parciales, pero en 2008 se evidenció que requiere una inversión constructiva más profunda.

Precisa que en los análisis sobre el empleo del financiamiento para inversiones constructivas, se han buscado variantes de solución al caso. Y ya desde los primeros días de febrero de 2009 se realizan las labores de proyecto de reconstrucción, que marchan satisfactoriamente con un cronograma real.

En cuanto a la preocupación del remitente acerca del posible deterioro de las colecciones, consigna Medardo que desde un inicio se tomaron medidas para evitar la pérdida por humedad o invasión de insectos, e incluso los posibles robos. Una comisión de especialistas en la provincia revisó y constató que los libros se encuentran enhuacalados, en perfecto estado de conservación. Y los locales donde están reservados, la Casa del Historiador de la Ciudad y el cine San Carlos, ofrecen las medidas de seguridad para los mismos.

Error fue en Europa

El pasado 3 de abril, esta columna reflejó la queja del santiaguero Luis Gerardo Bringas acerca de los obstáculos y dificultades confrontados por su esposa, titular de una tarjeta Telecash de FINCIMEX S.A., para cobrar una remesa transferida a ella desde Suiza por un familiar.

Bringas señalaba que el 9 de septiembre de 2008, el emisor hizo la transferencia y días después, al conocer que no había llegado el dinero a su destino, hizo la reclamación correspondiente. Y allí le informaron que, desde el 2 de octubre de 2008, el dinero estaba depositado en la tarjeta de la destinataria.

Sin embargo, en las consultas del saldo de la cuenta en Cuba, no aparecía el depósito, después de más de cinco meses de que, supuestamente, había sido transferido.

Al respecto, responde Rosario Cortina Polo, gerente general de FINCIMEX, quien reafirma que, por comprobaciones hechas en la oficina de esa entidad en Santiago de Cuba, estaba en cero la tarjeta Telecash de la titular Yolanda Epifania Corujo, esposa de Bringas.

En tales situaciones, aclara, el ordenante de la transferencia debe reclamar a Telecash en el exterior, donde se realizó la transferencia, pues FINCIMEX solo recibe un fichero con la orden de pago al cliente.

Precisa que FINCIMEX atiende a los titulares y sus reclamaciones ante cualquier problema que se presente con el uso de la tarjeta, y es la compañía remesadora la que debe resolver las situaciones que puedan presentarse por una transferencia no acreditada.

«Es por eso —argumenta— que siempre se le indica al titular que la reclamación debe ser hecha por el remitente a la agencia remesadora en el exterior. No obstante lo anterior, en caso de que el titular nos presente documentos de la transferencia, contactamos a la compañía para la reclamación de la misma».

Así, la copia de la transferencia que les fue presentada por Yolanda se envió al representante de Telecash en Italia, el que les informó que la transferencia no había sido acreditada a su compañía, y, por tanto, tampoco a la titular de la tarjeta. El motivo fue que la misma fue dirigida a una cuenta que ya no está en uso por esa entidad.

Refiere Rosario que Telecash les informó desde Italia que habían contactado al remitente de la transferencia, vía correo electrónico.

FINCIMEX se disculpa por no habérsele proporcionado una información adecuada a la titular de la tarjeta cuando se presentó en las oficinas centrales en La Habana. «Estamos conscientes de que nuestro trabajo es la atención al cliente de forma excelente, para lo cual hemos tomado las medidas pertinentes», asegura la Gerente general, aunque no las detalla.

No bajar la cabeza

Ojalá cada maltrato del consumidor cubano no quedara impune, y recibiera la pormenorizada atención que tuvo la queja de Francisco Gilbert, por parte de la Planta Alamar, de la Empresa Provincial de Elaboración de Alimentos de Ciudad de La Habana.

El pasado 31 de marzo, reflejé aquí la indignación de Gilbert cuando intentó comprar puré de tomate en la Planta Alamar, que tradicionalmente vende alimentos a la población y es conocida popularmente como la Cocina Gigante.

El cliente le solicitó litro y medio a la empleada, y le entregó un envase de 1 500 mililitros. Pero al venderle el puré, al pomo le faltaba más de un cuarto de litro. Cuando Gilbert reclamó, la empleada le respondió que si no le gustaba, no fuera más a comprar allí, y siguió atendiendo al siguiente en la cola. Nadie más protestó, a pesar de que la mujer les aplicaba «la multa» en la norma del puré a otros consumidores.

A propósito, responde Hirán Cepero Díaz, administrador de la Planta Alamar, que a raíz de lo publicado se realizó una reunión de la Empresa con los administradores de las plantas y centros de elaboración. Allí se analizó autocríticamente el suceso, que pudiera estar presente en otras unidades.

Así, una comisión creada al respecto realizó el proceso investigativo y, en consonancia con los resultados, se aplicaron medidas disciplinarias a los responsables de las violaciones cometidas, que Hirán no precisa, lamentablemente.

También se visitó al afectado, y se le informó las decisiones tomadas, al tiempo que se le invitó a la unidad, para que el colectivo le exprese su sentir y disculpas por lo sucedido.

Agrega Hirán que en las plantas productivas y los centros de elaboración de la Empresa se desarrollan reuniones con los colectivos, para que hechos como este no vuelvan a ocurrir.

Las lecciones de esta historia, además de para quienes brindan el servicio, son también para los clientes: no se puede bajar la cabeza y permitir que lo engañen y humillen a uno, por aquello de no buscarse problemas. Hay que ser como Francisco Gilbert.

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