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Aislamiento no es desentendimiento

El aislamiento necesario para protegernos del coronavirus no implica que las instituciones se desentiendan de los reclamos urgentes de los ciudadanos acerca de serios peligros para su salud en medio de esta pandemia.

Tomás Alberto Ramírez Andujar (5ta. Avenida no. 1, entre Ignacio Sánchez y A, reparto Beneficencia, Camagüey) cuenta que reside a solo tres metros de un basurero público que parece ser una maldición inevitable.

Antes, afirma, había ahí un contenedor de basura que pasaba días y días sin vaciarse. Solicitaron que lo quitaran, pues personas de otros barrios y empresas tiraban la basura fuera de este cuando se llenaba. Y nadie controlaba ese desastre.

«Ahora la basura la tiran afuera, manifiesta, y sigo viviendo ahí. Hace poco amanecieron restos de las vísceras de animales en descomposición. También hay una tubería rota de los ferrocarriles que bota agua todo el día, y que crea un charco de residuales.

«Esa tubería rota está al lado de un poste de tendido eléctrico que ya tiene una inclinación considerable y peligrosa. Por favor, ¡ayuda! Vivo con mi esposa, dos niños y un señor mayor», insiste Tomás.

No chequearon físicamente la carga

Desde la ciudad de Sancti Spíritus, el pasado 25 de febrero Yagnoy Muñoz Sotelo contó aquí que en agosto de 2018 hizo un envío de equipaje no acompañado, desde la República Dominicana, el cual incluía un freezer y dos splits, de los cuales no recibió uno de ellos.

Reclamó a Aerovaradero S.A. y le dijeron que debía esperar hasta tres meses para recibir respuesta. El plazo concluyó, sin que recibiera respuesta. Tiempo después, en Aerovaradero le comunicaron que su daño sería resarcido. Y para ello se confeccionó el expediente.

A los seis meses, llamó por teléfono a Aerovaradero. Le informaron que debía esperar ser citada, para recibir un cheque con el monto del dinero. En diciembre de 2019,  comunicó de nuevo y le dijeron que no procedía la reclamación; y si no estaba de acuerdo debía presentar queja ante la oficina de Atención al Cliente de esa entidad. Ella llamó varias veces a esa oficina y nunca respondieron la llamada. Por ello preguntaba dónde estaba su split; y por qué, si aseguraron que sería resarcida, después su reclamación no procedía.

Al respecto, responde Eduardo Antonio Rivero Ojeda, director general de Aerovaradero, que ese split integraba un equipaje no acompañado de cinco bultos con guía aérea 1336 62268802, procedente de Santo Domingo, en el vuelo CU-9201 de Cubana de Aviación.

Precisa que una comisión investigadora verificó que, en el sistema automatizado para el control de las cargas de Aerovaradero, «esa carga se encuentra manifestada sin incidencia, por insuficiencia nuestra, porque no se chequeó la carga físicamente a la llegada del vuelo, lo que trajo consigo serias dificultades como estas».

Refiere que «se aplicaron varias medidas disciplinarias a los responsables directos de esos hechos, responsabilidades materiales por maltratos y pérdidas de cargas, así como fueron radicadas denuncias a los órganos competentes».

Del total de la carga, acota, le fueron entregados a Yagnoy tres bultos, con lo cual mostró su inconformidad, y reclamó por los otros dos. Y reconoce que no se le brindó respuesta a la cliente en el término establecido.

La comisión de análisis de Atención a la población del nivel central de la empresa, determinó que a Yagnoy le asiste la razón en su reclamación. Y será indemnizada según lo establecido en el procedimiento de reclamaciones vigentes en esa empresa.

Agradezco la respuesta, aunque deja imprecisiones. ¿Qué medidas disciplinarias se aplicaron a los responsables directos, y cuáles responsabilidades materiales, ante tan graves hechos que empañan el prestigio de una entidad? ¿Cuántos de ellos fueron denunciados a los órganos competentes?

No solo fue la falta de respuesta a Yagnoy en los términos establecidos. Además, la engañaron: primero le aseguraron que los daños le serían resarcidos, y en diciembre de 2019 se le comunicó que la reclamación no procedía. ¿Quién dijo una cosa y después lo contrario?

Al final, uno se pregunta cómo puede entrar una carga y  no chequearse físicamente a la llegada del vuelo. ¿No se siguió el caso desde la empresa? ¿Hubiera sucedido algo si Yagnoy aceptaba que la reclamación no procedía?

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