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Denuncia trabas dilatorias productor porcino

Allá en calle 3ra. No. 15, en el reparto Las Flores, del poblado santiaguero El Caney, anda muy disgustado con los frenos y dilaciones del papeleo Roberto Montes de Oca Savón, productor de carne de cerdo asociado a la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Julio Trigo.

Roberto cuenta que desde hace diez años es productor de carne de cerdo de forma conveniada con la Empresa Porcina de Santiago de Cuba, en la modalidad de ceba al destete. Y siempre ha sido consecuente en el buen cumplimiento y rendimiento de lo pactado. Pero en 2016 realizó el último convenio con esa entidad, pues las irregularidades que vivió con ella lo desmotivaron.

Tras cuatro años, dice, se decidió a conveniar de nuevo, atendiendo ante todo a su propia conciencia, y en respuesta a la petición de la máxima dirección del país ante la necesidad de producir alimentos para el pueblo, y que sea nuestra agricultura la base de nuestra alimentación. A mediados de 2019 reabrió el expediente para hacer un nuevo convenio.

«Dichos trámites, afirma, han estado plagados de trabas y burocracia por parte de la dirección de la Empresa Porcina de Santiago de Cuba: las mismas trabas que Díaz-Canel llama a eliminar o destrabar, pero que persisten en la realidad cotidiana de las estructuras intermedias administrativas.

A estas alturas, afirma, casi a un año de papeles van y vienen, de acudir una y otra vez a oficinas y más oficinas, se le canceló el crédito solicitado al Banco Popular de Ahorro por no haberse hecho las transacciones en el período previsto. Y al solicitar una explicación a la dirección de la Empresa Porcina en la provincia del porqué tanta demora, el funcionario le comunicó que debía cambiar algunos documentos, los cuales habían expirado por la propia demora de la empresa.

De nuevo al papeleo, mientras el pueblo sigue esperando por el acceso más expedito a la carne de cerdo. Una vez más tuvo que arreglar lo que se había «vencido» en el expediente. Y al hacer la entrega, le indicaron que debe cambiar otros papeles, que la semana anterior estaban bien.

«¿Cómo reaccionar entonces?, añade. ¿No cree usted que sea lógica la frustración e irritación por tanta ineficiencia, tanta burocracia, tanta indolencia y a la vez falta de sensibilidad, precisamente en tiempos de la COVID-19, cuando los cubanos y el mundo entero debemos acatar las medidas de aislamiento social, indicadas por la dirección de Salud? No sabemos cuánto durarán las condiciones epidemiológicas adversas, para cuando todo pase ya habrá alcanzado fecha de vencimiento el expediente completo».

Si la Empresa Porcina de Santiago de Cuba fuera eficiente en su gestión, asegura, en estos momentos ya él hubiera entregado más de 12 toneladas de carne de cerdo a la provincia, y estuvieran en proceso 18 más. Y lo más indignante para él es que el director de la Empresa Provincial de Porcino respondiera a su reclamo no de la mejor manera, cuando fue a presentar su inconformidad.

«Todavía espero por el día, lugar y hora de concretar el convenio, expresa. Situaciones como esta no se corresponden con lo que necesita el país en medio de la actual crisis sanitaria mundial y el bloqueo yanqui recrudecido.

«Ojalá en esta ocasión, una vez concretado el convenio, no se den las irregularidades de otros años: no siempre se garantiza una buena salud de los ejemplares y mucho menos el medicamento veterinario para combatir las enfermedades contraídas, ni una secuencia continua del alimento animal, así como su calidad adecuada en el momento que corresponde.

«Tampoco un horario adecuado para la recogida de animales a la hora de la entrega, ni un correcto pesaje de los ejemplares a entregar. No se tiene en cuenta la merma que ocasiona el traslado. No se discute el contrato pactado con las partes involucradas, ni se garantiza la transportación del alimento en el momento demandado por el productor.

«Se exige la entrega del ciento por ciento de las cabezas contratadas con el peso adecuado sin garantizar condiciones (antes mencionadas), las cuales influyen en las muertes y la conversión de la masa. ¿Y qué decir del  pago a tiempo?», concluye Roberto.

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