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Un caso de humanidad

¿Quién dudaría que es excepcionalmente delicada la situación que enfrenta María Elena Moscoso (calle 223, No. 23604, entre 236 y 246, Fontanar, Boyeros, La Habana) en medio de la COVID-19? Es asmática, con Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), diabética, hipertensa y con neuropatía. Y convive con una familiar de 75 años, cuadripléjica y con esclerosis múltiple hace 53 años, con muchas complicaciones, incluida la utilización de un respirador artificial.

Gracias a la ayuda de los vecinos, ellas lograron en estos meses de pandemia tener cierta prioridad en la compra de los productos que se venden en el punto de Tiendas Caribe allí, cuando las muchachas cuidadoras que tienen contratadas para atenderlas no podían llegar hasta allí por el aislamiento. Y ya cuando se abrió el transporte en la capital, acordaron que una de las cuidadoras saliera a comprar lo necesario para ellas y para una vecina que vive sola con una niña autista, y no tiene quien le ayude.

En estos días, refiere, al llegar el pollo, una de las personas que ayuda en la organización de la cola del punto de venta le dijo a la cuidadora que eso se acabó, que el que quiera comer pollo tiene que hacer la cola...  Esto, en medio de la ofensiva contra coleros, acaparadores y revendedores.

María Elena ha llamado varias veces al presidente del consejo popular, quien siempre la manda a ver a la delegada  de la circunscripción que, por cierto, no está activa, pues está cuidando a su padre enfermo en otro municipio.

Ella cuenta que el presidente del consejo le informó que fue la Cadena de Tiendas Caribe la que decidió eso que ahora les afecta a ellas. Que él habló con el jefe de Sector de la PNR, y ellas deben hablar con el gerente del punto de venta, a ver si considera ese caso.

A su vez, señala, la trabajadora social Virgen Montes se ha esforzado por resolver asunto tan humanitario. Fue a ver al jefe de Sector, quien le dijo que había «bajado» un documento que dice que se acabaron los casos sociales y los mensajeros, pues eso incentiva la actividad de los coleros.

«Es un relato un poco largo, ojalá puedan resolverse nuestros problemas y estar en ese grupo de personas vulnerables que se dice que hay que atender», concluye María Elena.

¿Por qué, al amparo del justo enfrentamiento contra los coleros y revendedores, se puede decidir cerrarles la posibilidad a quienes ayudan al prójimo?

Incierta espera

Ahora que el país reitera una vez más la prioridad del programa de la vivienda y de la entrega de materiales de construcción a núcleos familiares con subsidios otorgados, Mariely Hernández Rodríguez revela su situación desde calle 1ra., No. 54, entre Lagueruela y Gertrudis, en el consejo popular Acosta del municipio capitalino de Diez de Octubre.

Cuenta la remitente que en 2018 le fue otorgado un subsidio para el cambio de cubierta de su casa. Y todo iba bien: pudo adquirir un grupo de materiales de construcción, que fue almacenando en su hogar. Y cuando se produjo el tornado que azotó la capital, en enero de 2019, ella, como muchos otros subsidiados, comprendió la prioridad de atención a los damnificados.

Pero, según sus palabras, a los casos como el de ella, que ya habían tenido un respaldo, se les cayó el alma. Tal es así que desde entonces, al igual que otras personas, está afectada seriamente con el acero que debe adquirir en el rastro que le corresponde, en Pocito, entre Armas y C, en Lawton.

«Ya va a ser casi dos años que de acero no hay nada, y hay usuarios a quienes se les han echado a perder materiales de construcción a la espera del preciado recurso, afirma. Y para colmo, hicieron una nueva oferta hace poco para subsidios nuevos. No han acabado con nosotros y ya viene otra carga al machete. El rastro no está cerrado; sigue funcionando con lo poco que entra. Pero en muchos casos no es lo que necesitamos. En mi caso me faltan el acero y el mosaico».

Mairelys sugiere que, entre lo poco que haya, cuando vuelva a haber, se prioricen los casos subsidiados que ya tienen algunos recursos comprados, para que no haya más gastos por pérdidas y puedan estas personas concluir la obra. Y este redactor pregunta: ¿Se le echarán a perder los materiales a la espera del acero a ella y a otros beneficiados con el subsidio? ¿Qué puede informar al respecto Comercio Interior?

 

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